Durante estos días de contacto directo con mucha gente, uno percibe en Castilla y León, con mayor intensidad, el valor de la autenticidad, la sinceridad de las personas cuyas palabras, miradas y saludos transmiten verdad, sin tapujos ni intereses, la confianza de quienes, con ilusión, confían sus problemas y aspiraciones. Encontrarse así con la gente, exige también una mirada introspectiva que ayuda a reconocerse en los otros. Miradas y palabras de autenticidad que invitan al consenso social y político, frente a la lucha por el poder disfrazada de ideología o al bochorno de estos días en el Congreso. Gestos que ponen en claro lo que de verdad importa: los valores de la democracia inclusiva y la solidaridad del estado del bienestar, una sanidad pública garante de la salud de todos, nuestra obligación de trabajar por los derechos y libertades de todos y para crear empleo de calidad así como condiciones que permitan a las personas vivir donde quieran vivir, la obligación de cuidar nuestros pueblos, ciudades y territorios para que todos tengan sus oportunidades, sin quedar al servicio de intereses ni de otros territorios.
Por ello fue emocionante poder compartir el día de la Repoblación con los vecinos de Belorado y con Joserra González de Burgos, con el volteo de campanas en el campanario. El repique se extendía por los Montes de Oca, al igual que desde decenas de campanarios en tantos pueblos, llamando a trabajar por la repoblación. Los sonidos de antaño se hacían actuales invitándonos a sumar fuerzas para defender los derechos de la población rural, para gritar que hay muchos pueblos que siguen vivos, para exigir que la lucha contra la despoblación y corregir los desequilibrios territoriales sean, desde ahora, un compromiso permanente.
Quizá han sido estos repiques de campanas por la despoblación en los tres últimos años, quizá la manifestación de la Revuelta de la España Vaciada del 31 de marzo de 2019, quizá también el trabajo continuo de Teruel Existe en el Congreso y Senado, o quizá los estudios de instituciones que alertan sobre la gravedad de los problemas y efectos de la despoblación. Lo cierto es que casi todos los partidos se han apresurado a incluir medidas para el medio rural y contra la despoblación en sus programas electorales. Algunos incluso han visitado granjas y grabado vídeos, en un ejercicio de propaganda electoral que, ahora, solo pretende aprovecharse de los problemas de la despoblación.
La opinión pública y los ciudadanos saben muy bien que Castilla y León necesita una oportunidad. Que todas esas medidas de programas electorales oportunistas sólo tendrán una oportunidad auténtica en pueblos y ciudades y la posibilidad de ser realidad, si los candidatos de España Vaciada son elegidos procuradores en las urnas. Entonces sí, en ese momento, habrá un grupo parlamentario en las Cortes de Castilla y León con el objetivo de trabajar cada día por corregir los desequilibrios territoriales, para conseguir que la gente cuente, que los consultorios se abran y los servicios lleguen a los pueblos, para implantar el mecanismo de garantía rural, y para conseguir que ser pocos no reste derechos.