El pasado domingo el periódico La Razón se marcaba una portada con una enorme foto de un perro, y el titular “No al maltrato animal”. Lo hacía precisamente destacando que este jueves se aprobará previsiblemente en el Congreso el Convenio europeo de protección de los animales de compañía. Podría pensarse que el hecho de que un medio tan descaradamente progubernamental lance esta campaña puede responder a que por fin se abre hueco en la agenda del Gobierno la protección animal, pero nada más lejos de la realidad. Y es que en esto, como en todo, la política juega un papel muy importante; pero el PP que gobierna es el que rebaja el IVA a la tauromaquia o pretende mantener como legal la amputación del rabo de los perros.
Vaya por delante que el Convenio europeo, que por fin se aprobará el jueves, es del año 1987. Es decir, nuestro país va a tardar nada menos que 30 años en ratificarlo para que entre en vigor. Este retraso además viene acompañado de una reserva que ha traído una enorme lucha en el Congreso: la reserva española a la prohibición de la amputación de la cola de los perros, recogida en el artículo 10 del Convenio.
Efectivamente, no solo se han tardado 30 años en ratificar el Convenio, sino que desde el Gobierno quiere hacerse de forma incompleta, eliminando un aspecto clave. Desde Unidos Podemos presentamos una enmienda contra esta reserva española, pero nos hemos encontrado con una oposición feroz a que se elimine. Nuestra petición de que, tal como establece el Convenio, se prohíba la amputación del rabo de los perros está siendo combatida con uñas y dientes por el lobby cazador, apoyado por el Partido Popular.
En realidad, ningún argumento científico sostiene que sea necesario amputar el rabo a los perros cazadores: ¿acaso no cazan los lobos con su cola? Un estudio más amplio realizado sobre la cuestión demostró que, de 138.212 perros estudiados a lo largo de dos años, sólo el 0, 23 % acabó teniendo alguna lesión en la cola; y de las 281 lesiones registradas solo el 17% se produjo en el exterior.
El lobby de la caza campa a sus anchas por el Congreso, y ejerce una presión indudable sobre los grupos políticos; yo mismo soy testigo de las llamadas y presiones que están ejerciendo para que se mantenga la prohibición. Lo que en una primera votación contra la reserva fue casi unánime –con la excepción del PP– luego se transformó en otra enmienda –apoyada por PP, ERC y PNV– que volvió a poner en su sitio la prohibición. El voto favorable de Ciudadanos en primera instancia, se convirtió en abstención posteriormente, y Unidos Podemos y PSOE nos quedamos solos en su defensa. ¿Qué ha cambiado? Llamadas y presiones por parte de ese lobby. Esperamos que la rectificación de ERC se mantenga y en el pleno podamos acabar con esta barbaridad.
En teoría, todo el mundo está de acuerdo en la afirmación genérica de que el maltrato animal es inaceptable. Pero en esto, como en tantas cosas, luego los hechos deben corroborar las afirmaciones. Y aquí está la diferencia.
La defensa del bienestar animal requiere de voluntad y de decisiones políticas. Desde Unidos Podemos, con el impulso de EQUO, estamos avanzando y plantando cara en una cuestión tan seria, como marginal hasta ahora en la acción política. El jueves nos jugamos mucho en una votación que pudiera parecer anecdótica, pero que no lo es. Basta con ver el juego de fuerzas que se está movilizando para evitar la prohibición para comprenderlo.