Rehabilitar más y mejor por nuestra seguridad
El derrumbe del edificio en Badalona y el incendio de Valencia han dejado una profunda impresión en la sociedad. No estamos acostumbrados a ver cosas así. Han sido unos incidentes que todos hemos podido seguir casi en directo y en los que ha habido que lamentar la pérdida de vidas humanas. Una tragedia, porque la seguridad de nuestras viviendas es una necesidad básica que damos por descontada, y es el primer objetivo de los que trabajamos en edificación.
Hay expertos que ya están evaluando las causas de los siniestros, y debemos ser pacientes para esperar el resultado de su peritaje. En estos momentos debemos reaccionar con calma y con responsabilidad, y analizar bien la situación para dar la respuesta adecuada. Antes que nada, socorrer las necesidades de los afectados. También, evaluar si las causas de esos incidentes han sido específicas de los edificios donde se han producido o bien podemos encontrarlas en otros inmuebles del parque, como parece ser la cuestión. Si así fuera, desde mi punto de vista debemos considerar estas dos cuestiones clave:
1.– A partir de los resultados de las investigaciones de los accidentes, las arquitectas y arquitectos debemos trabajar junto con las administraciones públicas y el resto de agentes del sector para que estos siniestros no vuelvan a ocurrir en otros edificios del parque que puedan ser susceptibles de ello.
2.– Aumentar el conocimiento del parque para prevenir los accidentes. Las Inspecciones Técnicas de los Edificios son más importantes que nunca y deben ser reforzadas.
Las actuales Inspecciones Técnicas de los Edificios son un procedimiento regulado fundamental para tener información sobre el estado de un edificio, que recurre en primera instancia a la inspección visual. Hay muchos síntomas que una mirada experta puede detectar para vislumbrar patologías, pero otras resultan ocultas, invisibles al ojo clínico. Únicamente cuando la inspección ocular permite intuir una patología, o cuando un edificio pertenece a algún conjunto con riesgo -como la aluminosis- se realizan inspecciones más profundas. Hay que trabajar para mejorar las ITE y hacerlas todavía más eficaces.
Por otro lado, es imprescindible que los arquitectos y las arquitectas trabajemos mano a mano con las administraciones públicas para garantizar la seguridad de los residentes en los edificios. En este sentido, la rápida respuesta de la Generalitat de Catalunya al incendio de Valencia con la propuesta de crear un grupo de trabajo con arquitectos para revisar los inmuebles previos a 2006 que puedan contar con el mismo revestimiento exterior, con el objetivo de definir las medidas y acciones a llevar a cabo en los posibles edificios en riesgo por esta patología en Catalunya, es muy buena noticia. Debería extenderse a los edificios con el tipo de forjado que falló en Badalona.
También ha habido ya unos primeros contactos del Colegio de Arquitectos de Catalunya con el Ayuntamiento de Barcelona y otros muchos municipios para empezar a trabajar. Hay una experiencia previa que nos debería servir de referencia, como buena práctica. A finales de los ochenta y principios de los noventa, el problema de la aluminosis creó una gran alarma social y se consiguió superar mediante mucho trabajo e inversión, con una muy buena colaboración entre técnicos y administración. Esta es la línea a seguir.
Desde la experiencia, conocimientos y solvencia técnica del colectivo de arquitectos y arquitectas, tenemos que impulsar la rehabilitación y la regeneración urbana, poniendo recursos materiales y humanos, y es muy importante que la sociedad en general entienda que el mantenimiento y la rehabilitación son responsabilidades clave de los propietarios, también para la mejorar la seguridad. Una propuesta en la que estamos trabajando con los administradores de fincas es que detrás de cada edificio siempre haya un arquitecto o arquitecta de cabecera: que lo conozca bien y que obre en consecuencia a sus necesidades de mantenimiento y seguridad. Las normas cambian y adaptan las experiencias y las nuevas exigencias de la sociedad. En estos momentos, tenemos un marco normativo que nos da plenas garantías en cuanto a la seguridad estructural y la protección al fuego como es el Código Técnico de la Edificación, pero los edificios construidos antes de esos cambios no tienen por qué poseerlas. Nuestras viviendas son bienes durables y es responsabilidad de sus propietarios y gestores adecuar el parque existente en todo lo posible a las nuevas exigencias de seguridad y de servicio.
Hay que apostar fuertemente por la rehabilitación de los edificios como una actividad imprescindible, ya que es una cuestión clave para el futuro de nuestra sociedad.
2