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Venezuela y la ponderación

El excandidato opositor a la presidencia de Venezuela Enrique Márquez muestra un documento durante una rueda de prensa este viernes, en Caracas (Venezuela).

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En días como hoy con miles de muertos en el Congo, Sudán, Nigeria, Bangladesh, Ucrania, Palestina y tantos otros lugares del planeta, discursos xenófobos como estamos viendo estos días en las calles del Reino Unido y en muchos países europeos con población migrante, obviamos muchas de estas realidades para centrarnos en aquellas que canalizan ciertos medios de comunicación o que interesan a sectores concretos. Sí, nos preocupa y ocupa Venezuela, pero porque siempre lo ha hecho. No porque la derecha de nuestro país se dedique a convocar manifestaciones con la bandera venezolana y porque mande una delegación de diputados y senadores del Partido Popular a las elecciones del pasado 28 de julio, que habían sido informados de que no contaban con invitación expresa del Consejo Nacional Electoral, para declarar una guerra particular en nuestro país.

Venezuela merece la atención y el respeto, contribuir a la paz, a la democracia y ayudar a la ciudadanía. Esta debe ser la política a realizar desde España y la Unión Europea. El gobierno de España, como bien ha reiterado el ministro de Asuntos Exteriores, en más de una ocasión, implementó medidas específicas concediendo la residencia a los venezolanos que habían solicitado Protección Internacional desde el 2019 hasta la actualidad. Algo que no se había hecho con anterioridad. 

El PSOE mantiene unas relaciones privilegiadas con la oposición venezolana, y, además, partidos de la oposición se encuentran con nuestro partido en plataformas internacionales conjuntas como la Internacional Socialista. 

El gobierno de España siempre ha mantenido el diálogo, algo que se ha demostrado con el apoyo a los acuerdos de Barbados entre el Gobierno venezolano y la oposición, que se iniciaron en 2021 y que culminaba con el acuerdo a finales del 2023 para celebrar comicios en Venezuela en el segundo semestre de 2024.

En el desarrollo de estos acontecimientos tendemos a olvidar que hay ciertas regiones que quieren hablar desde sus latitudes, por ello es importante resaltar que la crisis en Venezuela debe tener una sustanciación regional, y de aquí nuestra simpatía por la iniciativa de Brasil, México y Colombia que toda la Comunidad Internacional debe apoyar y que busca una salida pacífica y democrática que legitime el futuro institucional de Venezuela y que a buen seguro exigirá discreción y tiempo. Mientras, estos países han exigido a Nicolás Maduro que presente las actas de las pasadas elecciones lo antes posible, como así han hecho en un comunicado oficial España, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal y Alemania. Y también el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell. Es fundamental una verificación exhaustiva de los resultados electorales para asegurar que reflejan de manera concisa la voluntad del pueblo venezolano, que salió de forma pacífica y en gran número a votar, del mismo modo que es imperativo evitar cualquier forma de violencia, instando a que las fuerzas de seguridad aseguren el respeto a los derechos humanos y la reunión pacífica. Existe un consenso claro con esta postura. Y es que la legitimidad es siempre pareja a los procesos electorales transparentes.

Lo que no es útil para Venezuela y su futuro es utilizar la difícil situación de ese país hermano con fines partidistas y mal intencionados. De mis muchas conversaciones con la oposición he constatado el respeto por la tarea de acompañamiento que el presidente Zapatero ha desarrollado en Venezuela como puente, como facilitador de diálogo. Entre otros esfuerzos ha contribuido a la libertad de políticos venezolanos, en torno al centenar, como Leopoldo López, Manuel Rosales, destacados líderes y un largo etcétera, como bien apuntaba con acierto Antonio Ecarri, ex-embajador de Juan Guaidó en España, en un artículo a principios de año. Estoy segura de que algún día deberá tener el merecido reconocimiento.

Mi sorpresa es como opositores venezolanos desean contar con alguien que tenga esa capacidad de diálogo con todos, a la vez que la derecha con ignorancia y poca buena fe interpela de forma insolente al presidente Zapatero.

No podemos comprar la narrativa de un partido político que ha hecho poco por los venezolanos en nuestro país pero que se erige como el adalid del término “libertad” para todos y todas, poco hicieron por ellos cuando estaban en el gobierno de nuestro país. Poco se hizo en Madrid por la libertad de aquellos ancianos que no tenían voz y no fueron trasladados a hospitales durante el COVID 19. La libertad es aquella que nos da derechos, no la que nos los quita.

El PSOE quiere paz y democracia, libertades cívicas y convivencia para Venezuela, ayudar a los venezolanos que viven con nosotros desde el respeto a la soberanía de ese país y a la relevancia de la Política en el ámbito regional para encontrar un camino de plena democracia, de legitimidad institucional y de convivencia.

Con responsabilidad, trabajaremos muy de cerca con la oposición democrática sin renunciar al dialogo con todos. Y sin miedo a decir lo que pensamos, porque somos un partido de principios, transparente y con nada que ocultar. Porque como bien dice un dicho oriental “Tu amigo es el que te dice siempre la verdad, no el que te cree”.

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