Lo grande y lo pequeño expresan la misma realidad. Lo pequeño está en nuestra dimensión particular, esa persona que va a ir presa por ejercer su libertad y la democracia, esas otras que ya lo están y otras que están dispuestas a ir presas y esperan un papel con su nombre que llegará de un juzgado un día, o que puede que no llegue, pero también puede que sí. Lo pequeño es la constatación de que este estado está contra las personas.
Lo grande es lo que hemos intentado ir contando aquí estos años: la crisis de estado. La crisis del estado franquista reformado por un pacto con las principales corrientes de entonces. Reformado, pues no hubo ruptura alguna.
Sin embargo, el estado está en crisis precisamente por sus fundamentos mismos, es el componente franquista y nada democrático de los poderes del estado. No es una anécdota fuera de lugar que generales amenacen directamente con el Ejército, en otro país causaría estupor, pero aquí no porque entra en nuestra normalidad histórica, al fin y al cabo, el presidente del Gobierno de acuerdo con el rey amenazó castigar a una parte de la población con el uso de toda la fuerza armada del estado. Y la usaron y la usan.
Este estado es una alianza intrincada entre los poderes económicos, la corona y tres de los cuatro principales partidos estatales. Una corte de poder concentrado, localizada en Madrid, que ahoga al conjunto de la sociedad porque vive de exprimir el estado y por eso necesita reinar sobre una población desinformada y temerosa.
Lo que ha ocurrido en estos últimos años de gobierno de M.Rajoy es un acelerón, aprovechando la crisis, en un proceso permanente de recentralización y concentración de todo tipo de poderes en ese nudo inextricable: monarquía+principales partidos estatales+IBEX+medios de comunicación. Nos falta un mapa que dibuje el interior de esa máquina, el entrelazamiento de esos poderes.
El estado franquista simplemente vuelve a su origen y a su naturaleza más íntima. González y Guerra, el PSOE recreado desde Suresnes y patrocinado por la socialdemocracia alemana para mantener España dentro de la OTAN e integrarla en el proyecto europeo, era visto como una situación irregular, unos advenedizos que habían ocupado el estado, por parte de miles de funcionarios en la corte, magistrados, jueces, gobernadores y ex gobernadores civiles, todo el corazón del estado concentrado en Madrid. Zapatero ya fue anatema, el rechazo que sintió en la corte era helador. Aznar representa un viraje y un regreso a “la normalidad”, al gobierno de la gente “de buena familia” o, como diría M.Rajoy, “de buena estirpe”.
Una población modelada en generaciones por el franquismo y que nunca conoció una verdadera libertad sin miedo fue fácil de conducir y mantener dentro de un proyecto nacional continuista. La prohibición de mirar hacia atrás para enjuiciar el franquismo y romper con él fue la base sobre la que se levantó la Transición: significa el aceptamiento del franquismo como antecedente legítimo. Y sobre esa piedra angular envenenada, el proyecto nacional español fundado por Franco cultura pública autoritaria, valoración de la imposición por la fuerza sobre el diálogo y el acuerdo, miedo a un Ejército tutelar íntimamente relacionado con la figura del rey, un rey armado.
Naturalmente, siguiendo la continuidad jurídico-política que parte del Fuero de los Españoles, las Leyes Fundamentales del Movimiento, la Ley de Sucesión y la Ley para la Reforma Política aprobada por las cortes franquistas, se acepta el dictado de Franco de la Monarquía. Monarquía, españolismo y centralismo. Da igual que la Casa Real sea un espectáculo lamentable y absurdo y que el actual rey haya desmentido todas las invocaciones a que este reino es un régimen democrático en el que el rey reina y no gobiernan. Cuando habló en nombre del estado amenazando a la población catalana demostró que, si gobierna, y de qué manera.
En consecuencia, las reglas del juego tan controladas y asfixiantes han creado un espacio público donde “el que se mueve no sale en la foto”, de eso se encargan los medios de comunicación de ese sistema político corrupto y policía, fiscales y jueces. Pero la podredumbre de un sistema político basado en ese bipartidismo que se abraza en las escaleras de la Moncloa, M.Rajoy y Sánchez Castejón, y nadie sabe qué nueva corruptela aflorará mañana o pasado, pero cuanta más mierda sale más fuerte es el abrazo de Sánchez para que Rajoy no se caiga. Ellos son el sistema, Rivera es una pieza de recambio por si hace falta.
Lo de Podemos. “Podemos” juega en ese mismo espacio público que los otros y se disputa los mismos votos, así pues, no se salió del juego y ante el desafío democrático catalán se puso de perfil y entendió que era algo inoportuno que sólo le creaba problemas. Sobre el funcionamiento interno y su cultura política que estos días muestran el penoso episodio de la compra de una casa por los dos máximos dirigentes no opino, pero es a constatar que si sus dirigentes invocaban la moralización de la política y un modo democrático de ejercerla numerosos episodios hicieron que fuese perdiendo esa bandera y decepcionase al electorado. Y políticamente representan el “voto útil” del progresismo, pero no representan una ruptura con el sistema político y de poderes existente.
En resumen, el sistema de poderes establecido está tan podrido que corrompe a la misma sociedad que lo acepta y tolera, la crisis de estado es un hecho, pero las organizaciones políticas estatales no ofrecen una alternativa. Los catalanes ya han empezado a hacer su ruptura propia y el PNV, tras la despedida de ETA y ante esta ruina de corrupción y autoritarismo, se encuentra en un dilema de dimensiones históricas.
Un día habría que hacer un relato de todo ese proceso de regresión del estado reformado a sus orígenes. Dejémoslo para otro día.