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Caballeros, no empecemos a chuparnos las pollas todavía

En la reciente cumbre entre Mariano Rajoy y el Consejo Empresarial para la Competitividad, la alegre pandilla que agrupa a las grandes corporaciones españolas, solo faltó el Mister Wolf de Pulp Fiction soltando su mítica llamada a la prudencia y a no chupetear antes de tiempo. “Voy a felicitar a Rajoy por lo bien que lo está haciendo todo. Es la verdad” anunció un exultante Emilio Botín. Les sobran razones para el entusiasmo. Entre 2012 y 2013, los directivos y consejeros de las empresas del IBEX han ingresado, que sepamos, más 1.250 millones de euros en sueldos y primas. La austeridad y la devaluación interna bien entendidas siempreempiezan por los demás.

En la reunión participaron diecisiete caballeros. No hay damas, comentará alguno de ustedes contaminado por esa perniciosa moda de la igualdad. No es machismo, es el mercado. Si hubiera mujeres preparadas, el mercado las habría colocado allí porque el mercado nunca se equivoca y los mercados somos todos. Entre tantos hombretones solo hablaron seis y todos para decirle a Rajoy lo mismo que Mister Wolf espetaba a Travolta y Samuel L. Jackson, pero en fino porque además de ricos son bien hablados. La cosa va bien pero hay que seguir reformando.

Primero Zapatero y después Rajoy están dejando España tan limpia y niquelada como aquel coche de Pulp Fiction. Bajo la eficaz supervisión de Harvey Keitel, con unas mantas y mucha lejía no quedaba ni rastro de sangre o vísceras en la tapicería. En la España oficial, con un poco de propaganda y dos previsiones bien hechas se borra el rastro de esos dos millones y medio de parados sin cobertura alguna, de los dependientes, inmigrantes o enfermos que esperan y desesperan por ayuda, o los pensionistas que pagan sus medicinas y los libros de los nietos con su menguante pensión.

“No voy a pedirle nada porque lo está haciendo todo bien”, anunció también Botín. Además del dinero, les sobra la razón. Hay que reconocerlo. El mercado laboral se ha convertido en un todo a cien donde pueden despedir barato a los padres para contratar en precario a los hijos y además con jugosas subvenciones públicas. En el resto de los mercados, nosotros, los ciudadanos, trabajamos cada día por salarios más pequeños para pagarles puntualmente la energía, el dinero, los transportes o las telecomunicaciones más caras de Europa. Ya nadie recuerda que fueron las enormes deudas y descubiertos de grandes empresas y bancos quienes provocaron esta crisis. Todo vuelve a ser culpa del gasto público y los funcionarios, de los viejos por no ser más jóvenes, de los jóvenes por no ser más viejos y de las mujeres por no ser hombres. Siguen los recortes y ajustes para que España continúe siendo un paraíso fiscal donde esas mismas grandes empresas que en 2011 ganaron 90 mil millones apenas pagaron 3.500 en impuestos.

Hasta ahora la cosa va bien y les está saliendo barata. Pero tienen razón. Queda mucho por hacer. Aún hay mucho trabajador protegido por un convenio colectivo y los sindicatos continúan siendo legales. Hay mucho “parado señorito” que puede ponerse “exquisito” en materia de trabajo, como denunció el Vicepresidente de la CEOE. O mucho joven que no vale para nada y vive en el limbo, como destapó la Presidenta del Círculo de Empresarios. Queda mucha gente con derecho a una sanidad que no se ha ganado porque no la ha pagado antes, muchos hijos de clase media y baja con derecho a una beca que no se merecen porque no son lo suficientemente listos. Queda mucho por reformar y aún puede salir algo mal y tener que pagar impuestos o algo peor porque, como avisa sabiamente Jules, el matón en la película, “la pasma suele fijarse en los coches que circulan bañados en sangre”.