Hay políticos de otra pasta. Como Celia Villalobos. No por lo cobrado y lo que sigue cobrando en la política, que también, sino porque parece que se la trae al pairo. Celia mirando ropa en la tablet en el Congreso, durante la sesión de control al Gobierno. Después de la polémica del Candy Crush y de tantas otras. Duele ver a Villalobos a lo suyo, con lo que le pagamos, pero muestra, una vez más, que hay quien sigue en la poltrona pase lo que pase. Y le da igual.
Ya lo dijo Celia: “La jubilación puede ser con 70 años o con 82. Yo me quiero jubilar con 80 años. Tengo 68 y estoy divina de la muerte”. Está claro que podría. Celia Villalobos no suda la gota gorda. Y no es que la actividad parlamentaria debiera exigirle doblar los riñones. No. Simplemente que su actitud es de continuas faltas de respeto. Para estar así, mejor estaría en su casa.
En la misma jornada, informe de Cáritas sobre la pobreza, la desigualdad, la exclusión social y actitudes como la de Villalobos. La diputada que decía: “Debemos hacer una reflexión sobre el tipo de dirigentes que queremos. A lo mejor queremos que salgan de una clausura y sean pobres de solemnidad”. No pedimos voto de pobreza. Bastaría con que se ganara el voto quien se comporte estando a la altura.
“Llevo muchos años en esto y tengo una mochila importante, perfectamente presentable. Los políticos estamos en la realidad y tocamos tierra todos los días”, afirmaba la sufrida parlamentaria, conocida por ser tan realista, que tiene los pies en el suelo y las manos en el ordenador, a lo suyo, cuando no toca. Al ser preguntada por los periodistas de La Sexta, Villalobos respondía: “Yo he hecho lo que me ha dado la gana”. Considera que ya no es “nadie” y que está “muy tranquilita y muy a gustito”.
Ese contacto con la realidad permitía a Celia Villalobos afirmar que “vamos a seguir avanzando en los buenos salarios y el trabajo de calidad”. Recordamos que nos dirigía hacia la jubilación resuelta “ahorrando dos euros al mes”, trabajando “hasta los 82 años”. A su ritmo, no me extraña. Eso sí, nos recomendaba que ahorrásemos el par de eurillos al mes “desde los 25 años”. Si has alcanzado la edad, has de saber que, cuando naciste, Villalobos ya estaba en política. Quizás por eso se aburre y mata el rato con la tableta.
Así es Celia Villalobos. Lo mismo te mira un modelito durante la sesión de control, que te planifica las pensiones. Con el ahorro de “menos de una cerveza o una cajetilla de tabaco al mes”, porque “en España nunca hemos tenido el concepto de ahorrar para la pensión. Hemos ahorrado para una casa”. Así son los mundos de Celia. Esa “España que va hacia delante, porque quieres reservar en un restaurante y no puedes. Está todo lleno”.
Celia Villalobos, la diputada que exigió parlamentarios “que lleven el pelo limpio y no le peguen los piojos”. Es mejor jugar a los videojuegos o entretenerse mirando ropa, mientras interviene el presidente del Gobierno, la ministra o el chófer Manolo prepara el coche oficial. Eso sí, en lugar de pedir perdón, vuelve a las andadas. En el fondo, es como si Celia Villalobos nos dijera a todos aquello que le gritaba al chófer: “Vamos, venga, coño… No son más tontos porque no se entrenan”.