¿Cinema Paradiso?
La industria del cine lleva tres años resistiendo las estocadas del Gobierno del PP, que ha echado a los espectadores de las salas con el IVA más alto de Europa, que ha dejado poblaciones de 250.000 habitantes sin cine, que ha impulsado la bajada de un 28% la producción, que ha provocado la pérdida de miles de empleos y que ha conseguido que España no sea un plató atractivo porque las desgravaciones son muy inferiores a las de otros muchos países de nuestro entorno.
Y, a pesar de ello, sigue sin rectificar cuando queda poco más de un año de su Gobierno, el que subió el IVA del cine al 21 por ciento cuando Francia lo bajó al 5 por ciento. La subida del IVA ha sido, sin duda, un daño determinante porque afectó directamente a los espectadores y a la pérdida del hábito de ir al cine, impulsando incluso las bajadas ilegales por la red así como las copias piratas de estrenos.
Una medida incomprensible porque lo que se recauda en IVA no compensa todo lo que se pierde por la huida de espectadores. Ni compensa la pérdida de empleo ni la de producción. Pero es la ilógica Montoro-Rajoy, que sí ven un sistema de utilizar esta industria para financiar al Estado a través del IVA, pero sin pagar lo comprometido en fórmulas de estímulo.
Dinero obtenido de forma rápida y ahorro por no pagar las ayudas concedidas desde 2011. Ese doble rasero sólo está perjudicando que se pueda hacer más cine. Por si no fuera bastante, en estos tres años de Gobierno de Mariano Rajoy, las desgravaciones fiscales han sido del 18 por ciento frente al 30-45 por ciento de otros países. Y ahora sólo se subirán al 20 por ciento y sólo para películas de un presupuesto mayor a un millón de euros.
Así se ha bajado la producción y se ha condenado a películas de presupuesto medio. Se ha limitado la producción a quienes tienen más medios de partida.
Tampoco se obliga a las cadenas privadas a cumplir con la obligación de invertir en cine lo que obtuvieron a cambio de quitar la publicidad en TVE. Ese oxígeno es imprescindible en la medida en que el Ministerio no cumple con lo concedido y las empresas de producción corren con todos los gastos de demora.
No sólo asistimos a un plan de destrucción masivo del cine español, sino de destrucción de todo el cine que se hace en nuestro país. España, histórico plató de producciones internacionales desde los años cincuenta, ahora desgrava la mitad que Inglaterra a quienes vienen a rodar. Y es que así, los señores Montoro, Wert y Rajoy saben que es imposible que esta industria crezca.
Como carece de explicación destruir una de las pocas industrias que es fácil impulsar en momentos tan difíciles para el crecimiento productivo de España, sólo cabe pensar que el PP esta toreando al cine. Pero nadie les gritará un bravo porque con su muerte habremos perdido todos.