Empiezo admitiendo un sesgo, al menos uno: mi tendencia al 'madridcentrismo'. Quienes habitamos Madrid solemos vivir -y transmitir- lo que aquí sucede como una generalidad extendida al resto de lugares o bien con una sensación de importancia que no concedemos en otros casos. Admitido el sesgo, que avance la columna.
Porque este viernes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunciaba las medidas que su gobierno ha tomado para tratar de doblegar la curva de coronavirus en la región. Los datos son preocupantes y la expectación por la comparecencia era enorme. ¿Qué hacer con Madrid?
Las políticas anunciadas por Ayuso nos dejan una evidencia: en esta pandemia -en general, pero en unos lugares de forma más acentuada que en otros- la economía ha ganado a la salud, la inercia ha ganado al punto de inflexión, y el enfoque productivista, adultocéntrico y lleno de sesgos ha ganado a la oportunidad de ganar derechos y transformar.
Es incomprensible, y así lo han expresado ya muchas voces expertas, que se cierren los parques y jardines pero vayamos a ver las casas de apuestas abiertas. Sabemos que el aire libre, los espacios abiertos y la ventilación son factores que contienen la propagación del virus. Sabemos que es mejor tener lugares amplios y abiertos donde la gente pueda pasear, hacer deporte y airear la cabeza que favorecer el hacinamiento, las reuniones privadas en espacios cerrados, y que mantener en funcionamiento algunos negocios de los que dependen muchas familias, sin duda, pero en los que el riesgo es mayor.
Los datos que muestran esa curva preocupante no señalan a los jardines ni a los parques ni a los columpios. Pero la economía manda y en los parques no se paga, no se vende, no se produce. La inercia del sistema manda y es más fácil cerrar un parque, aunque el impacto en los contagios vaya a ser reducido, que abordar cómo un gobierno -más bien todos a la vez, central, autonómico y local- va a reducir la precariedad o el miedo a perder un empleo que hacen que muchas personas no puedan permitirse levantarse un día con fiebre.
Cómo vamos a hacer para que quienes no puedan llevar a sus hijos al parque y compartan una casa de 50 metros cuadrados pongan en práctica medidas de prevención y aislamiento. Qué medidas van a tomarse para acompañar a la población, a los barrios, a las comunidades. Cuánto dinero hay encima de la mesa para evitar la pérdida de ingresos que puedan conllevar algunas políticas. Qué alternativas de ocio estamos ofreciendo a los adolescentes que tanto señalamos. Cómo va Ayuso a bajar impuestos y a reforzar la sanidad pública y el rastreo al mismo tiempo.
Después de las siete horas de cole con termómetros, mascarillas, geles y recreos 'black mirror' habrá que llevar a las niñas y a los niños al Codere del barrio a que echen la tarde o el fin de semana. Como mi hijo de cuatro años me preguntó un día de confinamiento en el que los dos mirábamos por el balcón para matar el tiempo: “¿Por qué esa gente que pasa sí puede salir a la calle y yo no?”.