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¿Es la confluencia la respuesta?

Aunque sea una frase manida la de que estamos viviendo un momento histórico, lo cierto es que nunca desde el año 78 el bipartidismo había dado tantas muestras de debilidad. Esa caída del bipartidismo abre un espacio político de cambio sin precedentes. Algo que en 2011 era una pequeña rendija, puede ahora ser la puerta por la que entrar a cambiar este sistema obsoleto. Un cambio que tiene sus raíces en aquel 15M que tantas veces evocamos, y que ha traído una ciudadanía más movilizada, en personas comprometidas con otras personas y no en su propio interés, una marea de cambio que reclama la unidad popular. Las personas y organizaciones comprometidas con el cambio tenemos por ello una gran responsabilidad. Ante este momento histórico ¿Cuál debe ser la respuesta?

Para nosotros en Equo la respuesta es clara. Aquella coalición Primavera Europea con la que nos presentamos a las elecciones europeas fue el inicio de otra forma de entender la política. A nosotras nos gustaba llamarla “cooperativa política” porque aunque su composición era diversa, todos nos sentíamos dueños de ella. La apuesta por la confluencia alcanzó una madurez mayor en las elecciones municipales en espacios como Ahora Madrid, Barcelona en común o la Marea Atlántica. Ya en la campaña electoral era muy visible que la ciudadanía premiaría con su voto el esfuerzo por la unidad; la afluencia en los actos, la presencia en los mítines e incluso el interés de los medios estaba allí dónde había un mayor mestizaje. La respuesta en las urnas confirmó que la suma desde la diversidad era la mejor opción, porque las candidaturas de confluencia han demostrado que 1+1 es mucho más que 2.

La respuesta no es una sopa de siglas, como dicen algunos, sino un proceso construido conjuntamente por actores sociales y políticos. Una suma entre los que compartimos un objetivo común y la ilusión del cambio, entre los que pensamos que otra política no solo es posible, sino necesaria. Si existen siglas, es porque hay organizaciones que trabajan cada día por el cambio. No hay nada malo en ello. Al contrario, la diversidad es enriquecedora en todos los ámbitos. La clave es aprender a sumar.

Comienza un proceso y hay que dar los primeros pasos si queremos caminar juntos en el futuro. Un proceso abierto cuyas señas de identidad sean la participación, la ética, la transparencia… Un programa que haga frente a la pobreza y la desigualdad, que apueste por el empleo, que recupere los servicios públicos, que luche contra el cambio climático y trabaje por un modelo económico sostenible. En definitiva, construyamos un proyecto que cuide de las personas y del planeta. Esa es la respuesta.