Décalogo para Europa

La propuesta de Economistas Frente a la Crisis para Europa se articula en torno a tres ejes:

En primer lugar, hay que cambiar aspectos fundamentales de la política económica europea, al tiempo que se hace frente a las consecuencias sociales y económicas de la crisis. Las políticas de austeridad impuestas desde la mayoría conservadora que gobierna las instituciones de la Unión Europea se han demostrado contraproducentes pues han deprimido aún más la actividad económica sin alcanzar sus objetivos primarios: reducciones significativas de déficit y deuda pública. Debemos recuperar la política económica Europea como medio para recuperar Europa para los ciudadanos. No podemos abandonar en el camino a los damnificados, porque la recuperación incipiente quedaría mutilada y carecería de legitimidad. Las fuerzas progresistas deben abanderar las propuestas que mitiguen el desempleo sin renunciar a los derechos de los trabajadores. Ha de exigirse un esfuerzo simétrico en el necesario ajuste de los desequilibrios y encontrar una solución al problema de la deuda para que ésta no actúe como freno al crecimiento.

En segundo lugar, consideramos que la salida de la crisis en Europa debe pasar por la apuesta decidida en pro de un nuevo modelo de crecimiento equilibrado, medioambientalmente sostenible y garantizado por la estabilidad financiera, que se asiente sobre las bases del Estado de Bienestar europeo. Alcanzar este modelo de crecimiento exige la culminación del mercado único europeo, en sectores como la energía, las telecomunicaciones, los servicios, o la creación de un verdadero mercado europeo de trabajo. Creemos que una mayor integración de los mercados en la UE y una mayor apuesta por estrategias de innovación y de fomento de una educación pública de calidad, facilitaría la mejora de la productividad y de la capacidad de crecimiento. La política industrial activa debe jugar un papel determinante en el cambio de modelo productivo. Al mismo tiempo aseguramos que la reducción de las desigualdades sociales actúa como un factor que contribuye positivamente al crecimiento sostenible y equilibrado.

Finalmente, la UE debe avanzar de manera firme en la consolidación de la gobernanza económica europea, en particular en la culminación de la Unión Monetaria, para evitar crisis futuras. Así, para afianzar el impulso integrador hay que avanzar en las reformas estructurales que favorezcan el crecimiento y que no pasan ni por la desregulación ni por la pérdida de derechos de los ciudadanos, víctimas de políticas de austeridad a ultranza. Reforma estructural es modificar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para incentivar la inversión pública, especialmente en sectores de alto valor añadido, evitando también la sobreinversión no productiva que caracterizó en muchos aspectos los años de bonanza. Reforma estructural es mutualizar los riesgos financieros y afianzar los mecanismos de solidaridad interpersonal. Reforma estructural es también liberar la política monetaria de las restricciones impuestas por algunos miembros de la Unión Monetaria que impiden de facto que el BCE adopte una política monetaria más expansiva en cuanto a su tono y moderna en cuanto a sus instrumentos, que aleje los riesgos de deflación, impida que la apreciación del euro suponga una dificultad añadida a la recuperación y contribuya a la cohesión económica y social. Esta nueva gobernanza económica debe completarse con avances hacia la Unión Política, que reequilibre los poderes dentro de la UE, que reduzca el déficit democrático y que impulse la cooperación entre ciudadanos con características sociales y dificultades económicas similares. Se trata de otra gran reforma institucional imprescindible para recuperar Europa para sus ciudadanos.

El tiempo se acaba para Europa, porque aferrarse a políticas que destruyen la solidaridad entre países y entre los ciudadanos apunta directamente contra la base fundacional de Europa: el Estado del Bienestar, la propuesta de la Unión Europea para el mundo.

Economistas Frente a la Crisis hace un llamamiento para recuperar la política económica y ponerla al servicio del progreso y de los ciudadanos. Sólo así conseguiremos recuperar Europa.

Decálogo para Europa[1]

1. Reducir el desempleo debe ser la prioridad de la política económica [Más información]

Aunque la recesión en la Unión Europea parece que ha tocado suelo, la tasa de paro de alrededor del 12 por ciento sigue siendo absolutamente inaceptable especialmente entre los jóvenes. Europa no puede permanecer impasible ante un drama que amenaza con llevarse por delante a una generación entera de jóvenes a los que se les niega un futuro y que dificulta la reincorporación de los desempleados de larga duración. La política económica europea debe tener en cuenta la fuerte disparidad en las tasas de desempleo y el fuerte impacto que, a través de los estabilizadores automáticos, tienen sobre las cuentas públicas.

¿Qué objetivo debe tener la política económica sino, al menos, crear las condiciones para disponer un empleo digno y suficientemente remunerado para tener una vida digna? La salida de la crisis no puede pasar por la pérdida de derechos y la precarización de las condiciones laborales. Las fuerzas progresistas deben abanderar las propuestas que combatan el paro y mitiguen las consecuencias sociales y económicas del desempleo sin renunciar a los derechos de los trabajadores. Con el objetivo de potenciar la creación de empleo consideramos fundamental (i) completar el mercado interior europeo, y actuar sobre la competencia en los mercados, reduciendo el poder oligopolístico en determinados sectores que limita muy intensamente la creación de empleo y (ii) legislar a favor de la estabilidad del empleo, limitando las contrataciones temporales a las de carácter causal.

En este contexto proponemos la creación de un seguro de desempleo a nivel de la Zona Euro, que complemente los subsidios nacionales y actué como estabilizador del ciclo ante shocks asimétricos. Unido a un presupuesto europeo con mayor capacidad de actuación, proponemos la implantación de una tasa de cobertura mínima para cada país que se sitúe en el 80%. Las políticas activas de empleo deben ser fortalecidas, sobre todo en aquellas economías con altas tasas de paro, potenciando el Fondo Social Europeo dirigido preferentemente a los jóvenes pero también a aquellos trabajadores de mayor edad que hayan perdido su empleo de tal manera que se evite que se conviertan en parados de larga duración. Además consideramos fundamental culminar la puesta en marcha de un verdadero mercado europeo de trabajo, facilitando que los trabajadores puedan instalarse en cualquier punto de Europa sin perder derechos laborales. Por ello es necesario permitir la portabilidad de las cotizaciones y derechos de pensiones en toda la Unión Europea, así como la modificación de la Directiva sobre Trabajadores Desplazados reforzando las salvaguardas y controles para evitar el dumping social y los abusos sobre los trabajadores desplazados.

2. Para conseguir un crecimiento equilibrado el esfuerzo debe ser simétrico. [Más información]

El estallido de la crisis económica y financiera global evidenció la insostenibilidad de los desequilibrios acumulados en el área euro desde su concepción, resultando en la paralización de los flujos de capital intra-europeos y con ello, en la necesidad de los Estados Miembros de ajustar su demanda interna al ahorro nacional.

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[1] Pinchando en el link contiguo a cada punto, se redireccionará a un documento más extenso en el que se desarrolla cada propuesta.

Acuerdo con Economistas Frente a la Crisis

eldiario.es ha llegado a un acuerdo de colaboración con Economistas Frente a la Crisis. A través de Zona Crítica, enlazaremos algunos de los artículos más interesantes de su blog.