Ir al grano

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La frecuencia de elecciones, unas tras otras, me ha llevado a desarrollar un sentido práctico: a las 20.00 horas atiendo los sondeos y, a continuación, desconecto no menos de hora y media, incluso dos. En ese tiempo los medios suelen ofrecernos apasionados debates sobre puras especulaciones. A veces, los resultados son tan complicados como en los comicios catalanes del domingo y las teorías sobre lo que va a suceder se alargan interminablemente. Nadie sabe nada con seguridad, son días de manejar variables y negociar. Dado que en menos de un mes volveremos a lo mismo con las europeas, creo llegada la hora de usar una buena brújula para navegar e ir al grano. Desechando cuanto distraiga de lo esencial al punto de hacernos errar el rumbo.

Las elecciones del domingo en Catalunya certifican sin duda el acierto de Pedro Sánchez –que sea por necesidad o por convicción– cuando se encuentra en una encrucijada apuesta fuerte y suele caer de pie. No se ha roto España, sino todo lo contrario. Los perdedores del envite, aunque ganen parcelas, rabian. De lo ocurrido sí puede deducirse que se recompone el inmenso daño que causó el PP de Rajoy a la convivencia de España y Catalunya tratando de sacar provecho electoral. Porque fue él, Rajoy, el presidente del mismo Partido Popular que perenemente siembra discordia.

También, el cansancio de una gente sensata como pocas en este país como son los catalanes, que se han agotado de dar vueltas al mismo molino sin llegar a término. No merecen el duro trance por el que han atravesado hasta ahora y que ha dejado jirones terribles en algunos de sus políticos destacados.

En el lado más preocupante constatamos que Catalunya –en la tendencia general– gira a la derecha, a la peor de ellas, a la extrema. Ciertamente, el PP recupera lo que perdió o no tuvo hasta quedar en tres diputados en el Parlament; ahora ha absorbido al electorado de Cs. El dato que aportaba el director de elDiario.es, Ignacio Escolar, contextualiza el espectacular aumento obtenido ahora: “En las generales del verano pasado, el PP solo se llevó en Catalunya el 13,3% de los votos, que en gran medida explican por qué Feijóo no gobernó. Este domingo lograron un 11%, menos aún”. Pero la representación es notable, se suma Vox, y la otra ultraderecha xenófoba.

El capitán del equipo es este señor y no se entiende:

No se entiende la apuesta por un partido que en realidad no busca para nada el bien de la ciudadanía, hace trampas y es un motor de crispación insoportable. Y así va a continuar hasta la extenuación (nuestra). La de especulaciones fallidas que han tenido que comerse hasta ahora, y siguen, impertérritos, como si la sociedad que los escucha tuviera memoria instantánea y olvidara al momento lo que dicen.

Es interesante el dato de quiénes eligen prioritariamente al PP en Catalunya porque igual no es tan obvio: los ricos. Un tipo determinado de ricos, no parece imprescindible ser rico y tener una moral laxa. En el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, Alejandro Fernández ha llegado a cosechar más del 50% de las papeletas, concentrando el voto conservador que en anteriores comicios se había dividido entre Junts, Ciudadanos y Vox. Por cierto, interesante el sopapo recibido por la derecha –muy derecha– del PSOE, que hasta lanzó un manifiesto para pedir que no se votara a Salvador Illa.

Sobre los órdagos de Puigdemont, pocos observadores tienen en cuenta lo que apuntó aquí Pere Rusiñol: no tiene la sartén por el mango. “La amnistía ni siquiera está aprobada todavía (…) el propio Puigdemont se quedará pronto sin el fuero que tenía en la Eurocámara y, cuando el texto obtenga el visto bueno definitivo en Las Cortes, empezará la batalla de verdad: la que impulsa el poder judicial”.

Muy crudo tiene la democracia española el tema del Poder Judicial, sí. El llamado Partido Judicial actuó de inmediato el mismo lunes postelectoral. De la mano de García Castellón, para citar a supuestos implicados en el delirante caso de querer ver terrorismo en el caso del Tsunami. Y el presidente del Consejo dejó muy claro que no les van a echar del cargo si no es por jubilación o con los pies por delante. El atrincheramiento del PP no les incomoda. Presidente Sánchez, ¿cómo llevamos el tema del “punto y aparte” prometido? Éste sí es un tema esencial, de los que precisan “ir al grano” sin darle vueltas y vueltas.

Y así amanecemos en los días, a la espera de acuerdos que probablemente se dilatarán hasta después de las elecciones europeas. Y todo sigue igual: el ayusato madrileño certifica que en el piso donde vive su presidenta con su pareja hicieron obras ilegales, a lo grande: tirando tabiques y lo que les vino en gana. Y no pasa nada.

Y la famosa fiscal de Madrid que nunca ve ni asomo de delito en la gestión de Ayuso en las residencias (con su terrible balance de 7.291 ancianos muertos sin siquiera asistencia médica) persiste: se niega a investigar. Contra la Fiscalía General –a la que por algo tiene la derecha corrupta en el punto de mira–. Ha debido de tirar por la taza del váter el Informe de la Comisión de la Verdad. Para no escuchar sus conclusiones y, sobre todo, para no oír los testimonios de las víctimas.

La bulosfera también sigue impertérrita. Varios fabricantes de ese material dicen que Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados, “se escuda” en que es víctima de bulos precisamente. Airean a Puigdemont a pesar de que pesos pesados de la derecha mediática se han permitido hasta elogiar el éxito de Sánchez con Illa –Carlos Alsina, Arcadi Espada–. Y algunos ya preparan a toda portada el siguiente “Duelo mortal el 9J entre Sánchez y Feijóo”.

Lo de esta derecha española no es ni siquiera el sentimiento trágico de la vida que definió Unamuno, es un morbo casi necrofílico. Tanto morir y matar y gozar con ello. También sigue imparable e impune el genocidio de los palestinos. Bombardeos hasta con saña. Y va para largo porque los asesinos instruyen a sus alevines en el odio y las criaturitas, aplicadas, disfrutan al machacar la ayuda humanitaria destinada a sus víctimas.

Yendo verdaderamente a lo esencial, la próxima parada es elegir el 9 de junio a quienes van a regir Europa. Se están preparando todos con lo que mejor les funciona con sus electores: trampas o concordia, por ejemplo. Ahora es el tiempo de meditarlo. A fondo. No ya ese domingo primaveral a partir de las 20.00 de la tarde. La hora de esta España nuestra para resolver los problemas es ya. Ya.