En 1878 el fotógrafo Eadweard Muybridge realizó la conocida serie de fotografías de un caballo al galope para resolver una apuesta. La cuestión que estaba en juego era si en algún momento de la carrera el animal tenía las cuatro patas en el aire o siempre mantenía alguna en contacto con el suelo. Hoy las veinticuatro imágenes que tomó con una mínima separación de tiempo y espacio conforman “El caballo en movimiento”, que se conoce como una de las primeras películas del mundo. Sin embargo esa concepción cinematográfica del conjunto de capturas es posterior a Muybridge, serían los hermanos Lumiere, diez años después, quienes ostentaran el título de inventores del cine.
Cuando el otro día alguien recordó esta circunstancia no pude evitar llevarla al terreno político, en el que me parece que prestamos atención alternativamente a varias fotografías/noticias pero pocas veces las unimos todas para obtener una visión de conjunto en movimiento. Por ejemplo algunas instantáneas de estos últimos días:
Foto 1. La catedral y la Giralda de Sevilla. Ambos inmuebles fueron inmatriculados por la Iglesia católica en 2010 por treinta euros. Gracias a su explotación turística obtienen más de nueve millones de euros al año. Se mantienen con dinero público, pero los beneficios que reportan van únicamente a la iglesia.
Foto 2. Conversación entre Eduardo Zaplana e Ignacio González. Salen a la luz más grabaciones que evidencian la corrupción de las élites políticas y económicas, las avenencias y tejemanejes entre ciertos políticos y empresarios que utilizan la política como negocio. La caja B del Partido Popular.
Foto 3. El aumento de la pobreza, el paro y la precariedad laboral son ya una foto fija. Casi parece algo asumido sobre lo que no se espera grandes cambios. Un estado de bienestar que se deteriora es la triste imagen a la que nos vamos acostumbrando.
Foto 4. Manifestación masiva en Catalunya. Protestas ciudadanas contra la inusitada represión y el encarcelamiento de sus gobernantes. Sobre la mesa está replantear el modelo de Estado. Contra esa demanda de adaptar la Constitución a los nuevos tiempos la reacción conservadora no se ha hecho esperar.
La secuencia en movimiento de estos fotogramas podría dar lugar a una escena desoladora. ¿Qué película resultaría de combinar estas tomas? ¿La de un empresario-político corrupto que tras abandonar la iglesia después de que dios absuelva sus pecados pateara (violara, asesinara) a una indigente que al quejarse fuera de inmediato detenida por las fuerzas del orden? Una película deprimente. Quizás exagero. ¿Exagero?
Cuando en Inglaterra el propio Partido Laborista filtró el manifiesto de Jeremy Corbyn pensando que, por radical, le destruiría, resultó que casi le hizo ganar. A la gente le gustó porque era una propuesta, porque vieron la película entera.
La semana pasada, en Barcelona, Naomi Klein habló de la necesidad de construir un proyecto. Si a cada una de estas instantáneas que he enumerado se le contrapone una propuesta y todas se pusieran una detrás de otra quizás obtendríamos un programa atractivo de sociedad futura. Sin embargo a menudo las vemos como piezas sueltas, desgajadas del todo y sin conexión entre sí. Nos volcamos a hablar del tema de la semana y luego este se olvida, o no se pone en relación con el de la semana anterior.
Atascarnos en cada uno de los fotogramas es pensar a corto plazo y perder el sentido de conjunto, la posibilidad de ver el movimiento. En ese parón de polémicas que no se resuelven, como si fueran rollos de película enredados, me parece que llevamos ya mucho tiempo. A ver si descubrimos de una vez el cine.