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Los “sea el que sea”

Desconozco las presiones de los dirigentes de Podemos contra periodistas, porque la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) no las ha concretado. No sé en qué consiste esa “campaña sistematizada”, porque no hay muchos detalles, más allá de que digan que son “personales y en redes”. Entiendo que, si hubiera afectados, se quiera proteger su privacidad, pero creo que la denuncia, sin más datos, pierde credibilidad y puede tener un efecto bumerán para la APM. Puede resultar menos fiable para un sector de la sociedad, como así parece que está ocurriendo. Si ese acoso existiera, eso sí, yo seré el primero en condenarlo. Sea obra de Pablito, Juanito o Perico el de los Palotes.

Desconozco también el criterio que tiene esta asociación de periodistas para sacar un comunicado así denunciando una supuesta actuación de Podemos y no de otros partidos. ¿Solo la formación de Pablo Iglesias hace “reproches en entrevistas, foros, actos públicos y Twitter”? Puede resultar también menos creíble que la APM publique una nota de este calado contra un partido y del resto solo diga textualmente “sea el que sea”. ¿En España solo tenemos a Podemos y a los “sea el que sea”?

Me resulta también chocante hacer la siguiente comparación. Cuando murió Rita Barberá, un portavoz del partido del Gobierno, sin esperar ni siquiera a la autopsia, comenzó a insultar públicamente a los periodistas y a relacionarlos con este fallecimiento. La APM sacó una nota que titulaba: “Comunicado de la APM sobre las críticas del PP al tratamiento informativo sobre Rita Barberá”, y hablaba del derecho a la información y la presunción de inocencia. Sin duda, la nota no fue tan directa como esta que titula: “Comunicado de APM ante el acoso de Podemos a periodistas”. Animo a comparar el tono y los términos de una y otra.

Resulta también especialmente llamativo que no hubiera comunicados de condena de este tipo cuando hemos vivido amenazas a periodistas en directo, en privado, despidos, ruedas de prensa aberrantes… Estas y otras muchas actuaciones que son graves ataques a la libertad de prensa y que han situado al periodismo en general, y particularmente en España, en una crisis no solo económica, sino también de credibilidad.

No hay mayor “campaña de acoso” que el paro y, en España, por desgracia, hemos vivido en los últimos tiempos despidos muy significativos en los medios. Claro que, en muchos de estos casos, son cabezas que se piden en los despachos. No hay mensajes en Telegram o en Twitter de los “sea el que sea”. Se echan en falta más denuncias sobre asuntos de este tipo y sobre otros de más calado, más directos, sobre la chicha del negocio: el reparto de la tarta publicitaria institucional, los criterios para conceder licencias de televisión y radio, la concentración de medios, la politización de los canales públicos, la selección de sus directivos, la precarización. Daría para un comunicado diario.

Hay otro aspecto que observo en esta polémica que me duele especialmente. Veo que cada vez más seguidores de la información ven al periodista como a un enemigo. Pues hay de todo, como en botica. Ni todos son vendidos, ni manipuladores, ni casta, ni intoxicadores… Hay una inmensa cantidad de profesionales que se dedican a esto con vocación y respeto a la verdad. Y no todos, por cierto, salen en la tele o tienen un nombre conocido. Os animo a proteger al periodista, aunque solo sea porque lo consideréis una especie en extinción y a ser civilizadamente críticos con lo que haga mal quien ataque al periodismo. Sea el que sea.