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La niña, la red y los Reyes

Cayetana Álvarez de Toledo ha puesto en marcha esta semana una voladura incontrolada de sí misma en las redes sociales y después ha pretendido articular un ejercicio similar contra Twitter desde un periódico de papel, El Mundo, con un éxito ínfimo comparado con el tweet inicial. Esta segunda incursión pretendía salvar algo del primer derrumbe.

Obvio que el Ayuntamiento es susceptible de críticas y una de ellas podría centrarse en, justamente, el tratamiento dado a la cabalgata de Reyes. Convengamos que más que una fiesta religiosa –la Epifanía ante los Reyes Magos–es una convención social y como tal debe ser respetada al margen del acto de fe que cada cual quiera proyectar en ella. Pero también pueden objetarse formas, costes y trascendencia de la misma. Al igual que las procesiones y las escenificaciones de Semana Santa, podría preguntarse cuál es el alcance del hecho cultural, la proyección popular, el contexto religioso y, obviamente, el contorno del negocio turístico y el uso político que se deduce de la suma de los anteriores perfiles. En este sentido se podría interrogar a Manuela Carmena por su participación activa en esta 'performance' a la que se le cuestiona más la forma que el contenido. En esto recuerda a la iluminación navideña que en su día presentó el alcalde Ruíz Gallardón, cuyo diseño fue encargado a Ágatha Ruiz de la Prada, Ben Busche y Eva Lootz, entre otros artistas, y que fueron criticados duramente –también en aquella ocasión por el sector más duro del Partido Popular– por desviarse de la tradición pero no por el coste desorbitado de aquella instalación, el gasto desmedido de energía eléctrica y, finalmente, en la necesidad de alimentar aún más la contaminación lumínica de Madrid –sumada a los argumentos anteriores– en función de motivos también comerciales y políticos. El interés cultural y social no es razón para no plantear el debate. No se hizo en los ochenta cuando la ola progresista del socialismo emergente ponía en un mismo baremo cultural a las hermandades y cofradías de Semana Santa con las saetas interpretadas por Camarón de la Isla. La presencia de Carmena junto a los tres Reyes Magos en el escenario es un vínculo, en ese sentido, que también merece, al menos, una reflexión.

En este contexto, el tweet de Álvarez de Toledo contiene un relato político a pesar de que su significante es emocional. Las lágrimas de Obama al recordar las matanzas perpetradas en Estados Unidos tienen un significado simbólico esencial a la hora de buscar consenso para alcanzar un control del mercado de armas. Las que vertió la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, ante el drama de los desahucios pretendían desligar responsabilidades frente quienes se quedaban sin techo y en muchos casos sin la posibilidad de acogerse a la dación en pago.

Álvarez de Toledo en su artículo de El Mundo resalta que le han preguntado “con toda seriedad, que tal está mi hija y si algún día lograré perdonar a Carmena [sic]”. En realidad, Álvarez de Toledo está continuando el relato del presidente de su partido, Mariano Rajoy. Cuando Rajoy, en el final del debate electoral con José Luis Rodríguez Zapatero, se dirigió a una niña, ¿recuerdan?, le estaba hablando a esta niña cuya madre no quiere perdonar a Manuela Carmena por ser alcaldesa de Madrid. Jamás.