No lo olvides en tus compras de Navidad
El mensaje es continuo, todo aboca a: “tus compras de Navidad”. Así, en técnica de marketing que implique a cada consumidor personalmente. Y vuelven las bolsas, los ganchos publicitarios y las colas para comprar lotería de todos los años. Pero 2020 no es un año como los demás. Se informa, de hecho, que aumenta el consumo de marca blanca en alimentación y que muchos habrán de limitarse a los paquetes de ayuda. Se sabe que en algunas casas no hay alma para celebraciones al uso. La mayoría, sin embargo, se apunta o se deja arrastrar. Una parte sustancial de la sociedad funciona con una madurez emocional de unos 5 años. Parece creer que había una fórmula milagrosa para afrontar la pandemia sin daños. Muchos se cansan del coronavirus y precisan “recompensas” por lo que han padecido. Por cierto, puedes hacer tus compras de Navidad o no hacerlas, no hay obligación alguna. En numerosos hogares, como decía, ni medios.
La pandemia es la misma, el virus no ha experimentado mengua alguna, las prevenciones que funcionan para evitar el contagio son idénticas. Se ha llevado ya a más de 1.600.00 personas, ha dejado enfermas con secuelas complicadas a muchos más de los casi 73 millones de afectados, cada día siguen muriendo e ingresando en hospitales pero hay que gastar, hay que comprar, es imperioso ir a bares y restaurantes, se impone llevar la misma vida de antes. Es precisamente lo que lo que no va a ocurrir y los más infantiles habrán de irse haciendo a la idea porque más vale saber el terreno que se pisa. Han cambiado necesidades, objetivos, costumbres. Al mismo lugar será difícil que regresemos y no tiene por qué ser peor.
Alemania, ante el aumento de casos y la ya escasa disponibilidad de camas de cuidados intensivos, ha cerrado todo lo no esencial. Además Angela Merkel -aun siendo tan alemana ella, según se asombran- ha hecho un discurso muy emotivo. Para ver de lejos, sin implicarse. Países Bajos lo mismo, y Francia, Bélgica o Chequia fuertes restricciones también. En Reino Unido cierran hasta los pubs que habían abierto hace dos semanas. Aquí, hay que comprar. En Madrid, Barcelona, Sevilla o Málaga, principalmente por lo que vemos en las aglomeraciones de los telediarios. Es lamentable y comprensible la preocupación de los negocios afectados pero es que hay una pandemia. En Italia también presionan al primer ministro. Autoridades locales y empresarios. Para que relaje las restricciones y permita los desplazamientos. Con una media de entre 600 y 990 muertos diarios en las últimas semanas. A quien le toca, le tocó es la norma de esa facción.
El 21 de junio, cuando se levantó el estado de alarma, la incidencia acumulada de contagios en España era de 8 casos por cada 100.000 habitantes. Un solo muerto. Hoy, tras las compras del BlackFriday y todas las demás compras y la relajación de las restricciones, los casos de coronavirus repuntan. Se han anotado 21.309 nuevos contagios y 389 muertos en el fin de semana. La incidencia acumulada vuelve a estar cerca de los 200 casos por 100.000, de media. Hay lugares con más y con menos.
Pero había que salvar el verano... y tampoco se salvó. Es que con tanto difunto alrededor, cuesta. Y con los Dráculas (sector maligno) que no descansan en sus tumbas políticas y mediáticas y salen a chuparnos la sangre. Eso sí que no ha cambiado e influye grandemente en el ánimo.
Cada vez es más rotunda y evidente la desvergüenza de quienes se aprovechan de su posición de poder para saquear todo cajón que vean abierto y las conciencias de los más débiles. Sonroja ver la defensa de quien desde la jefatura del Estado, asignada, no electa, se ha permitido tales desmanes. Hasta la Iglesia católica tenía montado en Madrid un entramado de fundaciones (64) que comparan a la envergadura de un ministerio. Las ventas del Arzobispado y su red dejan en la calle a 200 familias que viven de alquiler y más de 100 ancianos y 17 monjas que conviven en una residencia: “Nos echan de nuestras casas”, dicen. No hay piedad con el dinero.
Lo de las gerencias de Aznar y Rajoy en el PP.S.A ya tocaba. El juez investiga adjudicaciones de los gobiernos del Partido Popular en esos periodos a un donante de la caja B del partido. Hablamos de más de 600 millones de dinero público que salieron de los departamentos de Rato, Álvarez-Cascos, Montoro y Trillo, entre otros. Cómo va a permitir el actual administrador, Pablo Casado, que se altere la composición del Poder Judicial donde tienen una mayoría que no les corresponde pero a la que se agarran como si les fuera, no sé, la cárcel en ello. O alguna incomodidad, vamos, que esto es España. ¿Vieron la portada de La Razón con Rodrigo Rato, recién salido al tercer grado, opinando sobre el deterioro de la política delante de una pared de ladrillos tan propia?
Sus periódicos, mientras, hurgando en el enésimo invento sobre Podemos, en las desavenencias de los socios del Gobierno de coalición que pertenecen a dos partidos distintos, ya ven. Incluso dentro del PSOE mismo, hay al menos otros dos. Lástima que se ocupen más de gobernar y no dediquen tiempo a defenderse de los ataques continuos en donde, según leo, les “despellejan”, día sí, día no. Y, sobre todo, la gran exclusiva: el traslado de 37 inmigrantes, especialmente vulnerables, a la Península desde Canarias. Allí donde Cruz Roja recomendó a 6.000 de ellos que no salieran a la calle porque turbas de buenos españoles les querían linchar, después de un bulo y antes del bulo, que el racismo necesita pocas excusas.
Todo esto lo compran millones de personas en las urnas o cuando buscan información y entretenimiento. En Navidad y todo el año. Diría que en los tópicos especialmente.
Lo mejor de la vida no se vende habitualmente en las tiendas. Amor, afectos, razón, criterio, decencia, integridad, rigor y valentía contra los abusos, generosidad con quienes más lo necesitan. No se venden, se adquieren, se siembran, se riegan para que crezcan y fundamenten el futuro.
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