“Prostitutas de tres en tres en hoteles de lujo, sobres con billetes de 500, transferencias bancarias, regalos de relojes, alfombras, bandejas de caviar…”. Quizás lo de Cifuentes dejó en un segundo plano al senador del PP, Pedro Agramunt, pero conviene no olvidar que sigue en su puesto, pese al informe europeo que le señala por presunta “actividad de naturaleza corrupta”. El dirigente del PP no se va del Senado, no le echan y seguimos pagándole un sueldo también de morro fino.
Al más puro estilo Rajoy, y es literal, el senador Agramunt ha lamentado ser víctima de un ataque “inquisitorial”. No está dispuesto a dejar el escaño, a pesar del informe de más de 200 páginas de la Comisión independiente, que investiga supuestos casos de corrupción en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. A nuestro hombre “made in Spain” le ponen fino, pero Agramunt no se ha puesto ni colorado.
Pedro Agramunt Font de Mora lleva casi 30 años cobrando de la política. El año pasado, sueldospublicos.com publicó que “su salario, con la paga extra, era de más de 5.600 euros brutos, más de 3.600 euros libres de impuestos para gastos. Puede completar su sueldo con lo que le paga el partido. Según su declaración de bienes y rentas, en 2015 cobró unos 2.000 euros más cada mes (14 pagas)”.
Uno de los últimos “premios” recibidos por Pedro Agramunt se lo otorgó el PP al nombrarle portavoz adjunto de la Comisión de Exteriores en el Senado: “complemento salarial de 14 pagas de 704 euros brutos”. Curiosamente, parece que el Partido Popular “ascendió” así a Agramunt después de que dejara de ser presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, al retirarle la confianza tanto la Asamblea, como el Partido Popular Europeo. Ya le acusaban de malas prácticas, pero aquí “ese Pedro sí que mola, se merece una ola”.
Y eso que cuando Agramunt Font de Mora alcanzó semejante cargo en el Consejo de Europa marcó como prioridad “afrontar el auge de los populismos”. Lo afrontó de tal forma que duró un año en el puesto, pero que le quiten “lo bailao”. Ahora, si alguien tiene fotos suyas con prostitutas, el senador tiene un mensaje que enviarle: “Mándamelas y se las enseño a mis amigos”. Así lo dijo en la radio y así consta en una nueva andanza de los volquetes de la poca vergüenza.
Entres sus colegas, Agramunt cuelga últimamente fotos en las redes sociales con Francisco Camps, retuitea a Rafael Hernando lamentándose de los “linchamientos” y difunde anuncios de lo bien que les va a los mileuristas y a los jubilados con el PP. A él no le ha ido nada mal. En los años 80 ya era diputado, inmediatamente después se hizo senador, lo ha compatibilizado con las Cortes Valencianas y hasta ha sido nuestra imagen de España en las instituciones europeas. ¡Y qué imagen! Top.
Pedro Agramunt no explica la trama de sobornos de gobiernos como el de Azerbaiyán. Seguro que Dolores de Cospedal, que andaba mosqueada con la intromisión rusa y el agente Cipollino, podría explicarnos por qué el senador de su partido fue reconocido en Rusia como doctor honoris causa, tras perder la presidencia de la Asamblea del Consejo de Europa. O por qué en el informe de mala praxis aparece también el número dos de Cospedal, Agustín Conde. Aunque, viendo el panorama últimamente, parece que ya nada extraña. El chanchullo podría ser hoy el de don Pedro y mañana el de Perico el de los palotes.