Romper los vetos
Las últimas encuestas publicadas dibujan un panorama que confirman los escenarios de las pasadas elecciones: es más fácil armar una mayoría de bloqueo que una mayoría de gobierno. Y es que, a pesar de la repetición electoral, los votantes en España no se deciden por agrupar su voto en torno a un partido, disfrutan de la fragmentación política y pretenden que los políticos empiecen a saltarse los vetos autoimpuestos que van prometiendo en campaña electoral.
¿Qué nos dicen las encuestas? Que el PSOE volvería a ganar las elecciones, pero reduciendo la distancia con el PP, que recuperaría parte de su base electoral sin alcanzar los niveles del marianismo. La tercera posición está en discordia, porque con los márgenes de error de las encuestas no está claro que sea Vox quien finalmente ostente la disputada medalla de bronce. UP aguantaría bien los resultados, ya bastante menguados, de las pasadas elecciones. Los de Rivera se enfrentan a una campaña radicalmente diferente del resto, cuando las encuestas remaban a favor y no en contra. Finalmente, Más País intenta sacar la cabeza tanto en una campaña que no le permite muchos espacios, como en las encuestas, que tampoco.
De cumplirse los pronósticos de las encuestas, el país se enfrenta a una nueva etapa de negociación que viene lastrada por las promesas electorales de los líderes políticos. O se transgreden las fronteras ideológicas para conseguir una suma que integre a partidos de izquierdas y derechas; o se alcanza la mayoría gracias a los partidos nacionalistas/ independentistas; o se repiten las elecciones. No hay más escenarios, la aritmética parlamentaria no da para más. Y todas estas opciones han sido descartadas por los líderes de los partidos políticos que ostentarían la posibilidad de armar gobierno, véase PSOE y quién sabe si PP.
Sin embargo, la campaña electoral ha estado centrada en negar cualquier posibilidad de acuerdo por parte de los partidos con más apoyo electoral. En este caso son Cs y UP quienes, conscientes de sus limitaciones demoscópicas, fuerzan sus relatos para no aparecer como los culpables del bloqueo. Los naranjas han cambiado su posicionamiento “antisanchista” para resignarse a apoyar a aquel que lo necesite para evitar terceras elecciones. Los morados insisten en el gobierno de coalición con la ayuda imprescindible de nacionalistas e independentistas, cuando estos no se sienten concernidos por el debate de la estabilidad de la política española, ni se pronuncian al respecto.
Queda pendiente saber con qué fuerza entrarán las fuerzas más polarizantes: Vox y la CUP. Dos extremos que dificultarán los entendimientos desde los confines ideológicos de sus atalayas políticas. Vox, que irrumpió con un 10% y sus irrelevantes 24 escaños en las pasadas elecciones, puede convertirse en la tercera fuerza del Parlamento español forzando al PP a que niegue cualquier posibilidad de colaboración con la gobernabilidad de España. CUP, que se presenta por primera vez a las elecciones generales y tiene como único objetivo desestabilizar el Reino de España, puede influenciar en lo que finalmente haga ERC, que mira de reojo las próximas elecciones catalanas.
Hasta el 10 de noviembre las incógnitas están abiertas; las opciones de gobierno, también. Nada está escrito porque los partidos políticos mayoritarios evitan, a cualquier costa, darnos pistas sobre cómo piensan evitar las terceras elecciones, porque los electores están decididos a votar en conciencia y no dar mayorías suficientes. Lo único que está claro es que tendrán que romper uno de los vetos que se han impuesto, porque si no batiremos un nuevo récord de bloqueo, unas terceras elecciones.