(Léase deprisa, a la velocidad de una retransmisión radiofónica de encierro de San Fermín)retransmisión radiofónica
Ocho en punto de la mañana, vemos cómo asciende el cohete al cielo de Pamplona, se abre el portón y allá van a la carrera varios miles de mujeres pamplonesas y llegadas de todo el planeta que esperan pasarlo bien en estos días de fiestas, sin miedo, y regresar sanas y salvas, pero a esta hora el objetivo es llegar a casa o al hotel tras una larga noche de fiesta. Allá van, comienzan a subir las primeras mujeres la cuesta de Santo Domingo donde ya las esperan algunos mozos, atención, se producen las primeros situaciones de riesgo, hay varios borrachos que hacen proposiciones a una mujer pese a su negativa, y otros que aprovechan la multitud para tocar culos y lo que se ponga a mano. Las primeras mujeres llegan a la plaza del Ayuntamiento, cuidado que varias se han adelantado al grupo, una se ha levantado la camiseta porque le apetecía festejar enseñando los pechos y varios hombres se han creído con derecho a pellizcárselos. Estamos ya en la calle Mercaderes, donde las carreras están siendo limpias pese a algunos piropos indeseados y la presencia de varios hombres acosando a mujeres solas. Ojo, situación de peligro en los primeros metros de Estafeta, una mujer se ha quedado rezagada y va un poco ebria, la acorralan entre varios hombres que intentan llevarla a un portal pero con la ayuda de gente que pasaba consigue escapar, la mayoría prosigue su marcha sin sobresaltos, las carreras son preciosas y limpias en este tramo pero cuidado, que varias se han quedado dormidas en un parque y alguien podría abusar de ellas, el grupo alcanza la curva de Telefónica lanzándose hacia la parte derecha del vallado para esquivar tocamientos y acosos, y aunque en el callejón de la plaza se vive algún momento de tensión con tertulianos que minimizan la violencia contra las mujeres y cuestionan el testimonio de las violadas por estar borrachas o salir con desconocidos, termina el encierro y la inmensa mayoría de mujeres consigue llegar a su destino sin percance, las últimas rezagadas todavía tienen que esquivar a borrachos pesados que les hacen proposiciones y acaban por insultarlas, y parece que ahora sí, todo el grupo ha concluido el encierro, no, un momento, nos informan que hacia la mitad del recorrido se ha producido una grave cogida, una mujer ha sido violada, esperamos confirmación oficial...
Ya te vale, Isaac, cómo te pasas, que parece que los sanfermines fuesen una cacería de mujeres, y no es así, en los sanfermines del año pasado “solo” hubo cuatro violaciones, más un quinto intento, y siete casos de abusos sexuales denunciados, aparte de muchas otras agresiones en forma de amenazas o tocamientos. Qué son cuatro violaciones en una semana con miles de visitantes y barra libre de alcohol y droga, no nos pasemos de alarmistas, no vayamos a estigmatizar unas fiestas donde la inmensa mayoría no viola ni es violada y donde además las instituciones, las asociaciones ciudadanas y los medios se vuelcan contra la violencia sexista...
Pues eso: a falta del recuento de este año, que en 2016 hubiese cuatro violaciones (aunque solo hablásemos de una, la más mediática de “la manada”), cuatro violaciones en las que seguramente son las fiestas más sensibilizadas y llenas de protocolos y medidas de seguridad de toda España, demuestra que la violencia sexista contra las mujeres sigue siendo parte del programa de festejos. Porque no es solo San Fermín, son muchas las fiestas de los pueblos donde hay violaciones y otro tipo de agresiones, cuando llega el día grande que algunos “prendas” parecen ir descontando del calendario con impaciencia y canturreando “1 de enero, 2 de febrero, 3, de marzo... ¡7 de julio, violación!”, que son fiestas y vale todo y algunas van provocando, y si no cae nada, tienes todo un año para protagonizar alguna de las más de mil violaciones anuales, o abusar, intimidar o agredir de palabra a muchas otras mujeres.