Y los sueños, sueños son

Es un sentimiento muy humano y también malsano. A veces busca canalizar la ira y a veces la reparación a un agravio. Ha inspirado grandes obras de la literatura. Está en La Ilíada, en Hamlet y en el Conde de Montecristo. Todo está en los clásicos. También la venganza, que casi siempre asoma bajo una densa niebla de celos, rencores, traiciones y envidias. En la política no es distinto. En la vieja y en la nueva. Y Podemos, en su corta vida, tampoco ha encontrado el antídoto con el que inmunizarse de las luchas intestinas.

En el fondo del alma de Iñigo Errejón hay una profunda herida que unos achacan a la historia del número dos que siempre quiso ser uno y otros, al menosprecio causado tras su derrota en Vistalegre II. Sea como fuere es ahora, pasado el tiempo de aquel abrupto divorcio de Pablo Iglesias, cuando busca la revancha. Igual que Aquiles, Otelo y Edmond Dantès. El riesgo es que las consecuencias del golpe no las paguen solo sus excompañeros de Podemos. Pasó en la Comunidad de Madrid y puede volver a pasar en el Congreso de los Diputados. La candidatura propia de Iñigo Errejón dio al traste con las posibilidades de cambio tras 24 años de gobierno de la derecha madrileña. Y en España puede amenazar la continuidad de un gobierno progresista. O no. Se verá.

De momento, Más Madrid ha decidido dar el salto en las elecciones generales porque lo han acordado en asamblea poco más de 400 militantes reunidos durante una tarde de un domingo. Y nadie concibe que esta nueva lista que sale a la conquista del voto progresista no sea encabezada por Iñigo Errejón, cuyo objetivo es combatir la abstención y sumar a la izquierda. Compromís ya ha pedido que se explore un frente amplio de izquierdas y que, si no cuaja, irá a las urnas con el partido del ex número dos de Iglesias.

En Podemos creyeron que Errejón no saltaría a la arena nacional, que noviembre era muy pronto para que el “errejonismo” pudiera construir un proyecto para España y que si no encontraba un nombre tras el que parapetarse, jamás se atrevería. Erraron en el pronóstico. Errejón estaba en el lugar y en el momento adecuados para salir de su guarida madrileña. Y no solo porque Iglesias no atraviese su mejor momento, a pesar de que los socialistas no hayan ganado claramente la batalla por el relato de la culpa tras la ruptura de la negociación para la investidura. La atonía declarada en las encuestas por el electorado progresista es terreno abonado para respuestas inesperadas, y Errejón no cabe duda que es factor inopinado en esta repetición electoral. A río revuelto…

Tiene, además, buena valoración entre los electores y cuenta con el aliento de buena parte de la prensa nacional. Y, aunque no esté en el guión un posible sorpasso a Podemos, será protagonista indiscutible en el mapa que resulte de 10N. Incluso antes. De hecho, hace semanas que Sánchez tiene un sueño que se le repite cada noche. Y en el que Errejón pesca en el caladero de votos de Podemos, obtiene grupo propio en el Parlamento y deja a los morados en una situación de debilidad que les obliga a abaratar el precio de la investidura e incluso precipita una crisis interna en la que IU y los parlamentarios de Adelante Andalucía se desmarcan de la consigna oficial.

Esto, claro, si no se cumplen los vaticinios de quienes, a juzgar por los datos demoscópicos, sostienen: uno, que el suelo electoral de Unidas Podemos es más firme de lo que pronostican en Ferraz; dos, que quienes aún optaron por sus siglas el 28A no darán su voto a Errejón -a quien nunca perdonarán la traición de concurrir en Madrid con marca propia- y tres, que Más Madrid puede beneficiarse más que de los cabreados con Iglesias, del desgaste de un PSOE al que la ciudadanía responsabiliza ya mayoritariamente de la repetición electoral.

Si fuera así, no está escrito que en La Moncloa vaya a haber un gobierno progresista. Y en ese caso, alguien recordará a Sánchez que en la vida y en la política no está demás releer a los clásicos. También “La Vida es sueño” de Calderón para recordar aquellos versos que concluyen que “toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”:

“Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe (…)“

Dicho de otro modo: que una cosa son los pronósticos y luego está la realidad. Andalucía y el anticipo electoral de Susana Díaz es un claro ejemplo, pero hay muchos más.