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¡Qué suerte tiene Rajoy!

Rajoy afirma que seguirá impulsando la conexión de gas con Europa a través de Midcat

Rosa Paz

Desde la derecha político-mediática se dice estos días que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, “está acabado”, “es un cadáver político”. Muerto, al parecer, como consecuencia del escandalazo de su mentor político, el expresidente Jordi Pujol. Es posible que a Mas le quede ya poco recorrido -¿quién lo sabe?- porque se ha metido en un callejón sin salida con la consulta soberanista que va a convocar para el 9 de noviembre y que él mismo sabe que no se va celebrar, y porque, sin duda, el fraude y los presuntos supernegocios de la familia Pujol son una bomba en la línea de flotación de Convergència Democràtica de Catalunya y, por ende, de su federación con Unió. De CiU, por precisar.

Pero lo sorprendente es que se considere que Mas llegó este miércoles a Moncloa como un cordero degollado, pidiendo árnica, y que quien lo dice esconda que aquel que le recibía, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no está como para tirar cohetes, porque también tiene lo suyo. Aunque mire para otro lado. Aunque tenga la suerte de que la conmoción que ha supuesto el descubrimiento de que Pujol no era ese honorable señor sino un defraudador -según su confesión- y tal vez algo más grave, le sirva para tapar los escándalos de su partido.

Porque precisamente en este mes de julio han coincidido sentencias y autos judiciales que afectan directamente al PP. Noticias que hubieran ocupado las primeras páginas, abierto los informativos de radios y televisiones si no se hubieran visto opacadas por el tsunami de revelaciones sobre la fortuna de los Pujol. Veamos. El miércoles 23 de julio el Tribunal Supremo confirmó la condena a 4 años de cárcel del expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, por no pagar a Hacienda casi 700.000 euros de impuestos. “Fabra es un ciudadano y un político ejemplar”, dijo Rajoy en el verano de 2008, tras pedir que se le respetara la presunción de inocencia.

El lunes 28 ingresó en la prisión de Segovia el exministro de José María Aznar y expresidente de Baleares, Jaume Matas, para cumplir una condena de 9 meses por tráfico de influencias. Tiene pendiente una veintena de juicios más por el caso “Palma Arena”, el velódromo que costó el doble de lo presupuestado mientras el patrimonio de Matas crecía. También hubo una época en que Matas fue un ejemplo para Rajoy: “Yo quiero un gobierno para España como el que preside Jaume Matas en Baleares”, afirmó en 2004.

Este jueves fue condenado el expresidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar, a una inhabilitación especial de nueve años para empleo o cargo público por contratar a dedo a 104 personas. “Baltar es el PP”, aseguró Rajoy en 2009.

Pero el pasado martes, el juez Pablo Ruz abrió una pieza separada con la primera fase de la investigación del caso Gürtel, se supone que con la intención de agilizar la finalización del sumario. En ella están imputados tres extesoreros del PP, Luis Bárcenas, Álvaro Lapuerta y Ángel Sanchís, los exalcaldes de Pozuelo de Alarcón, Jesús Sepúlveda, de Majadahonda, Guillermo Ortega, el exconsejero de la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo, media docena de empresarios y la cúpula de la red con Francisco Correa a la cabeza.

El magistrado relata la existencia de una trama dirigida a obtener irregularmente adjudicaciones de diferentes administraciones gobernadas por el PP, la entrega de dádivas a funcionarios y autoridades con influencia para esas contrataciones, la facturación irreal entre sociedades para encubrir las comisiones cobradas por los imputados y el ocultamiento a Hacienda de los beneficios ilícitos. Señala también que Bárcenas - “Luis, sé fuerte”, le escribió Rajoy- sacó 299.000 euros de la caja B del PP, con lo que el juez insiste en que hay pruebas de la financiación irregular de ese partido.

Luego se extrañan de la desafección, de la desconfianza ciudadana hacia los partidos y las instituciones, se sorprenden de la inmensa irritación de los ciudadanos que se sienten engañados y estafados y que ven que mientras algunos políticos se enriquecían ellos se han quedado sin trabajo o les han bajado el sueldo, han perdido las becas o les han congelado la pensión... Si es que entre lo de Pujol, lo de Bárcenas y compañía, lo de Matas, lo de Urdangarín y los ERE, aquí no hay quien viva.

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