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Observaciones de un vecino sobre tantas tragedias transformadas en una farsa

LA NORMALIDAD ES LA PARTERA DE LO INESPERADO. Después de bastantes días de calor asfixiante, el calor en Santiago es particularmente húmedo, el día estaba nublado y agradable. Desde la mañana se adelantó la noticia de que había bajado el número de personas que constaban como paradas y que había aumentado el empleo. El buen tiempo había favorecido las contrataciones de temporeros en la agricultura y la coyuntura internacional, conflictos en Túnez y Egipto, habían producido un aumento del turismo internacional; un aumento significativo de contrataciones temporales ligadas al verano, imposible llamarlo a eso “empleos”.

Por lo demás, lo normal en la víspera de un 25 de Julio. La ciudad estaba tomada, casi quinientos policías que habían llegado días atrás con armas e impedimenta y varios helicópteros sobrevolándonos. Ésa es la normalidad alrededor del “Día Nacional de Galicia”, que es el día del Apóstol Santiago. Un día contradictorio, por un lado se juntan autoridades religiosas (en España los cargos de la curia siguen siendo “autoridades”), civiles y militares y una representación del rey, van a misa y sacuden el botafumeiro para arriba y para abajo. Por otro lado, el 25 por la mañana llegan a la ciudad bastantes miles de personas cada año convocadas por el BNG para afirmar la personalidad política de Galicia, este año el lema era la reivindicación de soberanía, y asimismo otras organizaciones de menor tamaño convocan también manifestaciones y concentraciones con reivindicaciones semejantes. Ésa es la normalidad.

ESTA POLICÍA NO ES AMIGA MÍA. Quien haya vivido en Galicia o en general en España y conozca como es aquí la democracia sabrá que la policía jamás cargó contra los banqueros o los grandes empresarios, tampoco contra las autoridades religiosas, civiles y militares y puede saber o imaginar que, en cambio vigila, rodea y marca una manifestación de los nacionalistas gallegos, por poner un ejemplo. Es cuestión de ideología, el estado y la policía tiene una ideología y no otra, hay la buena y hay la mala. Aunque luego parece que la discusión sea un asunto de paños, hay paños buenos y los hay malos, lo son no por la calidad del tejido sino por el estampado. Esta víspera

está convocada una manifestación de varias organizaciones juveniles para reclamar la independencia de Galicia y la policía tiene rodeada la parte vieja de la ciudad, controla las entradas y cachea las mochilas de los jóvenes, si los interpelados por la policía contestan en gallego les impiden la entrada y si les encuentran en la mochila una bandera gallega, también. Depende del estampado del paño, ya digo, pues si el paño es rojo y gualda es buen paño para la policía. Y con las lenguas lo mismo, hay una que es buena y hay otras que son malas. Tras décadas de esta democracia tan curiosa y tras gobiernos tanto del PSOE como del PP la policía piensa ahora como hace cuarenta años, cómo no pensar que esa ideología es la de los ministros y gobiernos que las forman y mandan, cómo no pensar que es consustancial a este estado.

LLEGA A LA CIUDAD UN TREN FANTASMA Y VORAZ. Y como ya pasan de las ocho y media y se oyen sirenas y cada vez más sirenas y los helicópteros no paran de rondar y cada vez más bajo, uno piensa que hay lío en las calles. Habrá quien encuentre excusa para cargar contra los manifestantes y habrá quien encuentre el momento de pintar o romper algún cristal de un banco, es de imaginar que ya se montó el lío. Preocupación, habrá detenidos, heridos. Pero no, las ambulancias no se dirigen al centro de la ciudad sino hacia un barrio: descarriló un tren. Algo grande, algo terrible. Y desde ese momento todos estamos alerta, silenciosos y encogidos, a la espera de saber de cuánta sangre y muerte se trata. Pronto sabremos lo ocurrido al minuto en esos instantes del parto de esa desgracia, sabremos como un inocente tren fue señalado por algún designio para transformarse en un tren fantasma que se quiso tragar a más de doscientas personas y llevárselas, pero lo ocurrido en las horas siguientes es bien conocido, la ciudad y su entorno se volcó en tapar la hemorragia lo mejor que pudo.

LO CARACTERISTICO DEL SOCORRO A LAS VÍCTIMAS en esta ocasión se debe a varios aspectos: A) en lugar de ocurrir en una zona deshabitada el tren se estrelló literalmente contra un barrio de la ciudad. Un barrio en el cual sus vecinos son fontaneros, pintores, electricistas, dependientas de comercio, enfermeras, albañiles... pero que aún conserva trazas de su vida pasada como aldea y eso hace que, por debajo de las nuevas formas de vida, conserve restos de la urdimbre de una comunidad muy trabada. Fue ese espíritu de comunidad y también la energía y la versatilidad de sus vecinos lo que hizo que supiesen reaccionar resolutivamente. B) A esa hora la gente salía de sus trabajos y la ciudad se preparaba ya para la víspera de un día de fiesta, una noche de actuaciones musicales y fuegos de artificio que fueron inmediatamente suspendidos y dejaron a toda una ciudad alerta, expectante y disponible. Al mismo tiempo la policía y cualquier otro servicio que estuviese en alerta debido a la festividad se reprogramó inmediatamente y se dispuso para atender las urgencias. C) Nadie esperó a que las autoridades diesen la orden de actuar, fue la pura energía del arranque de los vecinos y de las personas que estaban en la primera línea de los servicios de emergencia lo que puso todo a andar. Le siguieron los sectores profesionales sin esperar a ser llamados, sanitarios, psicólogos, bomberos que suspendieron la huelga que mantenían...No fue el estado quien echó mano de sus recursos sino los vecinos y las personas concretas quienes se volcaron por delante de los responsables políticos.

Una ciudad, su entorno y un país entero estaban dispuestos a ofrecer sus brazos para ayudar o para donar sangre. Eso ocurrió al nivel de la gente. Por otra parte, en días posteriores hemos conocido hasta que punto falló el nivel de los responsables políticos y el disparate y la irresponsabilidad de algunas decisiones. Como ocurre siempre en Galicia, una vez más la gente respondió y las autoridades no.

LO REAL Y LO VIRTUAL. Como la vida social es compleja y los diversos espacios en los que vivimos se entrecruzan constantemente, hubo fuertes interferencias entre el plano de la vida real, ese plano donde los cuerpos sufren, son mutilados y sangran, donde hay personas que gritan y lloran y otras intentan desesperadamente de valerles, y el plano de la vida virtual e ideológica donde hubo quien estiró y estiró aquella noche y aún durante la mañana siguiente el rumor de que el accidente había sido debido a un “posible” atentado terrorista con bombas. Teniendo en cuenta que era víspera del 25, que en las semanas previas el Delegado del Gobierno había removido el tema del terrorismo en Galicia, e incluso se había conocido que el Ministerio del Interior estaba investigando al BNG con el fin de localizar connivencias habían creado un contexto previo para echar a rodar el rumor. El PP, un partido que tendrá que ser investigado por la justicia, utiliza la administración para perseguir a sus oponentes políticos. Y el rumor rodó sin que hubiese fundamento alguno desde el principio, autoridades políticas la gubernamental agencia EFE, alguna prensa y algunos programas cavernarios...La infamia no tiene límites y una tragedia enorme no basta para cambiar la naturaleza de personas que no tienen remedio.

Se reveló útil y necesaria la actuación de los medios de comunicación, de entre las televisiones particularmente la TVG. Desde la caverna se repite, en un tono que suena a orden que nos dan, que hay que suprimir el despilfarro de las televisiones autonómicas, lo curioso es que creo que nadie en este tiempo pidió la desaparición de la TVE por redundante. En todo caso la TVG justificó una vez más su existencia para los gallegos. Y eso a pesar de las manipulaciones de la información que hacen sus noticiarios día tras día y que también alcanzó a la cobertura de ese drama.

LOS DE ARRIBA. En ese trance también las principales autoridades políticas tuvieron que revalidar su derecho a ocupar el cargo que ocupan. El Rey y la Casa Real tienen buenos motivos para hacer ver que son humildes, útiles y cercanos. Feijóo tiene pendiente, nada menos, el justificar la financiación ilegal de sus campañas y del PP de Galicia y sus relaciones con un contrabandista y narcotraficante; y Rajoy, nada menos, aclarar la gigantesca corrupción económica y política de su partido y su recepción particular de dinero negro no declarado a Hacienda durante décadas.

A Feijóo hay que reconocerle que en esas horas únicas cumplió e hizo guardia, cuando posteriormente se emocionó al hablar de lo que había conocido. Lo hacía con convencimiento y sinceridad, su emoción era verdadera. En cuanto a Rajoy, llegó a las diez de la mañana del día siguiente y se marchó en algún momento antes de las dos del mediodía cuando el Delegado del Gobierno declaró que ya se había marchado de vuelta. Un Presidente de Gobierno tiene asuntos y agenda que atender, precisó. A uno no se le ocurre nada más importante que atender para un presidente de un país en un momento así, pero estas personas están hechas de una materia especial y renuncio a entenderlas, a comprenderlas y, mucho menos, a disculparlas.

NO DISPAREN AL MAQUINISTA. Ni disculpa tienen quienes, por blindar a la administración y a las empresas afectadas, echaron al maquinista a la rueda del molino, como el periódico “ABC” con la difusión de un enlace que ese hombre había colgado infantilmente en su cuenta de “Facebook”. Los comentarios que había dejado allí hacía dos años leídos en medio del contexto de la tragedia y sin otra aclaración lo retrataban como un estúpido culpable. Estaba claro que sobre la carnicería sobrevolaban fuertes intereses y que la apisonadora del poder ya había echado a andar cargando tanto peso a hombros del maquinista, también él triturado en aquel tren al fin.

EL DRAMA MEDIÁTICO. Aunque las autoridades hubiesen tardado más de dos horas en dar la alerta preceptiva para el caso una vez que se pusieron a andar lo hicieron a todos los niveles y la propaganda, la conducción y utilización del drama caminó a un apoteósis. Comenzó con la utilización de los vecinos de Angrois, transformados en un icono mediático, y a continuación con una peregrinación de autoridades al lugar donde recibían el reconocimiento de estos nuevos héroes del pueblo. La utilización mediática de esta comunidad es un caso digno de estudio sobre la manipulación mediática por parte del poder en una catástrofe. Por un lado se le da un reconocimiento a su valeroso papel, cierto, pero por otro lado lo que se le entrega revierte finalmente en las mismas autoridades que se lo dan. Les reconocen autoridad moral porque saben que a continuación el Rey, el Príncipe, los presidentes... cuando acudan al lugar recibirán a su vez el reconocimiento y la bendición de ese buen pueblo. Ese buen pueblo sirve así para absolver los pecados de los poderosos. Quedan aparte todos los escándalos que envuelven a los gobernantes y en las pantallas vemos a los protagonistas, los poderosos y el pueblo en armonía. Arriba y abajo.

LOS DE ABAJO. Galicia quiere mirarse en ese espejo. Lo que hubo de verdadero esfuerzo colectivo y popular tiene una interpretación primeramente en Galicia que luego se extendió a los medios españoles: una reivindicación de “nosotros”, los gallegos. Durante estos días esos vecinos nuestros encarnaron a unos “nobles, sencillos, honrados y trabajadores gallegos”.

Es un tema complejo, cierto, que en los vecinos de Angrois y sus circunstancias nos reconocemos muchos, son “nuestra gente”, somos “nosotros”, es una identificación antropológica inmediata, y también es cierto que el suceso tiene aspectos particulares y propios del país, pero eso no debe hacer suponer que seamos más nobles o espabilados que los vecinos de otros lugares. Por otro lado esa identificación que me parece extendida en la sociedad demuestra nuestro bajo nivel de autoestima y las necesidades de ser reconocidos por los demás: que en España vean de una vez de lo que somos capaces los gallegos. O algo semejante.

Y ese reflejo de reivindicación identitaria tan elemental refleja el bajo nivel de conciencia cívica y política de Galicia, queremos simplemente respeto y reconocimiento. Circunstancias como ésta demuestran que Galicia es una sociedad que se reconoce a si misma, con cuadros profesionales competentes y con iniciativa y capacidad de auto-organización, pero demuestran también que no hay una masa cívica crítica que sustente un autogobierno: fuimos capaces de recuperar el autogobierno perdido con el golpe del 36 pero al final gobierna la Xunta quien la gobierna.

Y AL FINAL UN FUNERAL. De estado, católico y romano naturalmente. Esta desgracia también alumbra a la Iglesia y sus sombras. Santiago de Compostela es una de las tres ciudades apostólicas, en su momento rivalizó con Roma por tener la primacía de la cristiandad, una ciudad repleta de iglesias y conventos, y lo curioso es que la iglesia no apareció por ninguna parte esos primeros días, no se presentaron curas en el lugar a consolar a las víctimas o administrar sacramentos, estampas que eran habituales hace años, y ni siquiera uno o dos días despues, cuando la ciudad y el mundo seguía encogido, supieron tañer las campanas de la catedral y de las docenas de iglesias de la ciudad. Un curioso vacío, pues todos necesitábamos una expresión de dolor y el lenguaje religioso y concretamente cristiano sería asumido por casi todos. Fue cuando llegó la hora de los ritos del estado y del poder cuando aparece la Iglesia, rito de estado, funeral católico. Sin comentarios.

Es natural que la iglesia católica celebre un funeral por las víctimas, también las otras confesiones, pero esa lamentable y obscena confusión entre Iglesia y estado tiene que acabar. En un futuro próximo se tendrán que revisar muchas cosas, entre ellas el Concordato franquista con el Vaticano que se ha conservado hasta hoy. Tiene mucha razón el nuevo papa Francisco en recomendar los estados laicos, pero la iglesia española tendrá que renunciar a lo que para los obispos es irrenunciable, a ser la religión del estado.

Al final las corruptelas pendientes de aclarar, los fallos de dirección y coordinación quedan solapados por un escenario en el que unos vecinos son trasladados en autobús hasta la catedral donde aguardan las autoridades del estado y la Iglesia para esa liturgia no constitucional y excluyente. El BNG solicitó del parlamento la organización de un acto comunitario cívico y civil y el parlamento lo aceptó, se celebrará hoy. ¿Asistirán también las autoridades que acudieron al funeral católico? No lo creo.

LA TRAGEDIA NUNCA ES COLECTIVA, es personal y particular. Dentro de este drama hubo muchas tragedias pero la representación final fue una farsa por mucha solemnidad e impostación que le pusieron.

¿Y LOS DEMÁS? Los demás si trabajamos como otro día cualquiera, si nos bañamos en el río o en el mar, si silbamos al pasear, si nos alegramos de encontrar un amigo...caemos en la cuenta de que otros ya no podrán hacerlo nunca. Si comemos un yogur es como si se lo estuviésemos quitando a los que murieron. Los supervivientes quedan condenados a recordar, sin que eso sirva para que los muertos estén vivos. Incluso ese vecino, que se salvó gracias a que le pidieron en el trabajo que se quedase un día más y por ello retrasó el viaje, siempre vivirá sabiendo que la muerte le tocó en un hombro al pasar. Vivir es sobrevivir y sobrevivir afecta.

Incluso afecta a quien escribió y opinó sobre esta muerte tan cuantiosa. ¿Con qué derecho escribo y hablo sobre esas personas muertas? ¿Debí callar? Cómo no sentirse incómodo y sucio. Un amigo me contesta, “Escribiste en ”el diario“ y en ”prazapublica“ y hablaste en la ”SER“, bien. ¿Pero te llamaron de Radio Nacional o de la Radio Galega?” “No, claro.” “Pues eso, tiene sentido y es bueno que también puedas decir lo que tengas que decir”. Pero qué se puede decir.