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¿Yolanda Díaz en la oposición?

2 de octubre de 2023 23:06 h

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Ni la comunicación es tan fluida como ella dice ni está al tanto del desarrollo de las negociaciones. Yolanda Díaz no tiene arte ni parte en el diálogo que el PSOE abrió hace ya semanas con los independentistas en busca de apoyos para la investidura de Pedro Sánchez. Y no sólo porque en Ferraz crean que no le corresponde papel alguno en esas conversaciones, también porque tanto Junts como ERC hicieron explícito que no la consideraban interlocutora válida.

La vicepresidenta fue a Bruselas a verse con Puigdemont por cuenta propia y sin comunicárselo personalmente al presidente del Gobierno, en busca de una foto que la sacara del segundo o del tercer plano. Su viaje no sólo no gustó en las filas socialistas sino que se consideró un error estratégico, que desvió el foco de Feijóo, que era donde Moncloa creía que debía estar todo el mes de septiembre hasta que pasara su investidura fake.

Y aun así la también ministra de Trabajo se esfuerza en buscar el espacio para representar un papel que nadie le ha otorgado. Su objetivo es no quedar desdibujada o fuera de foco, como quedó la semana pasada en el Congreso. Díaz se había preparado a conciencia una intervención para dar réplica al aspirante del PP. Su obsesión por situarse al mismo nivel que el presidente del Gobierno la llevó a delegar la intervención en una portavoz recién aterrizada, Marta Lois, que acabó leyendo su discurso y además no convenció ni a propios ni a extraños.

Moncloa no había avisado a Díaz de los planes del presidente, de los que se enteró, como el resto de los españoles, en el mismo instante en el que Francina Armengol llamó a Óscar Puente para que subiera a la tribuna a dar la réplica a Feijóo. Una finta que la descolocó y que corrió a criticar explícitamente en sus redes sociales: “El espectáculo es un lujo que solo se pueden permitir los privilegiados, los que no necesitan la política. La ciudadanía no puede perder más tiempo”, escribió en X.

Pasado ya aquel trance que dejó constancia de la falta de fluidez en la comunicación entre socios de gobierno, Sumar amaga ahora con no apoyar la investidura de Sánchez. El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, aseguró este lunes que le gustaría anunciar que el candidato del PSOE ya puede contar con los votos de su formación, pero que “aún no es así” porque hay cuestiones de la negociación del programa de Gobierno que “todavía están lejos”. Yolanda Díaz lo ratificó por la tarde: “A día de hoy estamos lejos del acuerdo”

Ahora resulta que no será por el referéndum que reclama el independentismo sino por las condiciones de Díaz por lo que pueda descarrilar la investidura de Sánchez. Otro farol más. ¿Acaso alguien cree que Yolanda Díaz está dispuesta a pasar a la oposición? Sin vicepresidencia, sin cartera ministerial, sin el boato del Gobierno… No cabe más fantasía. Al día siguiente, Sumar saltaría por los aires, ella pasaría a ser una diputada más y Podemos la devoraría. 

El propio Urtasun reconoce de hecho que en la coalición que lidera Yolanda Díaz no se plantean un escenario en el que voten en contra de Pedro Sánchez. ¡Acabáramos! Sólo avisan de que no pueden pedirles “un cheque en blanco” porque tienen 31 diputados (cuatro menos que cuando se presentaron en 2019 como Unidas Podemos) y van “a exigir un gobierno que resuelva los problemas de la gente”. Y los de Sumar, claro. 

Sin gobierno, no hay cohabitación posible entre tanta sigla malavenida, ni vicepresidencia del Gobierno, ni ministerios, ni secretarías de Estado, ni jefes de gabinete… La alternativa es la irrelevancia y lo saben, más allá de que hayan empezado a filtrar que quieren tal o cual cartera y que a Yolanda Díaz ahora en esta etapa le apetece más un ministerio político que uno de gestión, y que no descarta reclamar para sí las políticas de Igualdad. Si lo hiciera sería una nueva declaración de guerra a Podemos y, en todo caso, sería dudoso que esa condición la aceptaran los socialistas, ya que quieren recuperar para sí mismos esa cartera.

Nos toman por idiotas y, hay veces que nos los merecemos con tanta complacencia. ¿O es que creemos que Sumar y Yolanda Díaz están dispuestos a cargar con la responsabilidad de una repetición electoral? Sólo son zarandajas.