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Juegos de patio de colegio

José María Barbado

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¿Tenemos los políticos que nos merecemos? Yo me inclinaría por que sí: al fin y al cabo, indirectamente, aunque sea muy indirectamente, los hemos puesto nosotros. Pero en descargo de esa aseveración se aboga por que la alienación a la que nos someten las informaciones, claramente tendenciosas y contradictorias y muchas veces falsas, a las que estamos sometidos, nos impiden una claridad de juicio mínimamente objetiva para esclarecer quién realmente va a gobernarnos mejor.

El último episodio ya está en pantalla (corríjanme si no son ciertos los datos. Yo soy también víctima de la manipulación informativa): para conseguir una mínima prórroga del estado de alarma se han conjurado una parte del gobierno a espaldas de otra parte, en acometer íntegramente una reforma laboral. Lo han hecho con unas fuerzas plenamente democráticas mal que a algunos les pese porque sean independentistas o provenientes de antiguos terroristas, que han aprovechado para imponer sus tesis, coincidentes conlos postulados de parte del gobierno. La confirmación de prorrogar la situación de emergencia la han adoptado partidos tan dispares como Ciudadanos, Bildu, PSOE, PRC, CC, PNV, Más país y Teruel Existe… No entiendo cómo una medida puede ser moneda de cambio por otra. O se estima o no procedente la prórroga del estado de alarma, independientemente de que se considere o no procedente la reforma laboral. Ese es otro asunto del que procede hablar sin condicionantes. ¿Será cierto que el PNV pactó la anterior prórroga para conseguir el cambio de fase en la desescalada sin reunir los requisitos, como se lo malician algunos? ¿O había algo más o menos por medio?

De Pedro Sánchez me espero tejemanejes como este. Con tal de conseguir un objetivo que a mi entender es legítimo y necesario, no duda en conchabarse con medio gobierno y otras fuerzas políticas, a espaldas de otro medio y de los interlocutores sociales. Es poca seriedad, de la misma manera que es poca la de ERC, un partido que siempre estuvo en lo más alto de mi consideración, al contrario que los cabezas locas socios suyos de desgobierno en el país catalán. No se puede supeditar la necesidad de una medida a la conveniencia de otras. ERC anda al doble juego de no perder influencia en Cataluña, incluso entre los descerebrados, y al mismo tiempo la de arena de mostrarse proclive a favorecer la acción de gobierno “con sus condiciones, claro está”.

Pero las cuestiones del fondo que nos ocupa ahora son dos, y no pueden condicionarse una a la otra:

Primera. La prórroga del estado de alarma es o no es conveniente y necesaria. Quien opine una cosa o la contraria está en su legítimo derecho, y puede que tenga su razón o sus razones. Lo que no es menos cierto es que la responsabilidad máxima sobre la pandemia la tiene el gobierno del Estado, y hoy por hoy, a pesar de los que reniegan de este estado, es el gobierno de España, y a mayor responsabilidad, mayores atribuciones, por lo que difícilmente, si todos reconocemos que debe existir una desescalada progresiva, el gobierno podrá controlarla si se suprime, por ejemplo, el libre movimiento, que por ahora está derogado. Los abogados consideran que sin estado de alarma, la desescalada solo dependería de la buena voluntad de todos, y esa buena voluntad puede ser supuesta, pero en muchos casos no es real. Tiempo habrá de pedir responsabilidades por la gestión.

Segunda. La reforma de la reforma laboral, que desde mi humilde punto de vista es necesaria y conveniente, pero sobre la que no vamos a entrar en materia, no puede ser moneda de cambio. Hay que abordarla específicamente y sin condicionantes. Y lo que es más grave, sin ocultaciones, y menos a miembros del propio gobierno, partido, o fuerzas sociales. Las componendas son mezquinas en mi humilde criterio. Las cosas se pueden hacer cuando se pueden hacer. No valen renglones torcidos. Eso es lo miserable de la política. Tan grave es el acoso y derribo, y el aprovechamiento de una grave coyuntura para hacer fracasar al gobierno, como hacen los ultramontanos, los menos ultramontanos, los medios paniaguados y sus descerebrados seguidores postizos, como el contubernio secreto a costa del desconocimiento de los demás, para conseguir objetivos económicos o políticos. Con estas componendas se da pie a los ultramontanos, que no necesitan siquiera un pie para tomarse el cuerpo entero. Si se puede, se puede, y si no, déjalo. Procura tener más base la próxima vez.

¿Tenemos los políticos que nos merecemos? Yo me inclinaría por que sí: al fin y al cabo, indirectamente, aunque sea muy indirectamente, los hemos puesto nosotros. Pero en descargo de esa aseveración se aboga por que la alienación a la que nos someten las informaciones, claramente tendenciosas y contradictorias y muchas veces falsas, a las que estamos sometidos, nos impiden una claridad de juicio mínimamente objetiva para esclarecer quién realmente va a gobernarnos mejor.

El último episodio ya está en pantalla (corríjanme si no son ciertos los datos. Yo soy también víctima de la manipulación informativa): para conseguir una mínima prórroga del estado de alarma se han conjurado una parte del gobierno a espaldas de otra parte, en acometer íntegramente una reforma laboral. Lo han hecho con unas fuerzas plenamente democráticas mal que a algunos les pese porque sean independentistas o provenientes de antiguos terroristas, que han aprovechado para imponer sus tesis, coincidentes conlos postulados de parte del gobierno. La confirmación de prorrogar la situación de emergencia la han adoptado partidos tan dispares como Ciudadanos, Bildu, PSOE, PRC, CC, PNV, Más país y Teruel Existe… No entiendo cómo una medida puede ser moneda de cambio por otra. O se estima o no procedente la prórroga del estado de alarma, independientemente de que se considere o no procedente la reforma laboral. Ese es otro asunto del que procede hablar sin condicionantes. ¿Será cierto que el PNV pactó la anterior prórroga para conseguir el cambio de fase en la desescalada sin reunir los requisitos, como se lo malician algunos? ¿O había algo más o menos por medio?