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Junts pero no revueltos

Fermín López

30 de enero de 2024 18:52 h

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Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Las relaciones de Junts per Catalunya y el gobierno de coalición están endemoniadas. Comprendo que los nacionalistas catalanes se sientan acosados, atacados y perseguidos judicialmente, con todas las armas ilegales y de destrucción masiva que usaron el PP y sus terminales mediáticas y judiciales. La mayoría de la sociedad española así lo ha entendido y como tal, ha cambiado su relato. Pero no se puede tensar tanto la cuerda, porque esto es España y aquí pasamos del blanco al negro en un salto. Junts está llevando cada negociación al extremo y la situación se torna imposible. Ya sabemos que es un partido nacionalista, que persigue la independencia de Cataluña. Bien, pero de igual modo, el gobierno de coalición es de izquierdas, progresista y estatal, gobierna para todo el territorio nacional y todos los ciudadanos. Por esta razón, Junts debería haber sido más leal con el pacto, más comprensivo con el coste que para este gobierno tiene la Amnistía y no estar cabreando a la sociedad, día sí y día también, recordando que a ellos España les da igual y que solo están aquí para conseguir la independencia. Ni es ético, ni es leal, pero además es que es mentira. Junts tiene como presa de caza mayor la Amnistía, es su única bitácora y destino, por eso básicamente votaron favorablemente la investidura y no por la independencia añorada que es imposible en la actualidad. Cuando uno juega con fuego puede quemarse. Si además juega todos los días el riesgo es mucho mayor. El PSOE no puede cambiar la ley cada vez que sale un juez felón a boicotearla porque esta batalla, la de la oportunidad, la tienen ganada estos jueces. Si cree Junts que devolviendo la proposición de ley a la Comisión de Justicia va a ganar tiempo, les confirmo que sí, pero no para ellos sino para los jueces y la ultraderecha, para que puedan seguir intoxicando el ambiente y cambiando las reglas judiciales. Por más vueltas que le doy, Junts ha creado una situación en la que el mayor perjudicado es Junts.

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Las relaciones de Junts per Catalunya y el gobierno de coalición están endemoniadas. Comprendo que los nacionalistas catalanes se sientan acosados, atacados y perseguidos judicialmente, con todas las armas ilegales y de destrucción masiva que usaron el PP y sus terminales mediáticas y judiciales. La mayoría de la sociedad española así lo ha entendido y como tal, ha cambiado su relato. Pero no se puede tensar tanto la cuerda, porque esto es España y aquí pasamos del blanco al negro en un salto. Junts está llevando cada negociación al extremo y la situación se torna imposible. Ya sabemos que es un partido nacionalista, que persigue la independencia de Cataluña. Bien, pero de igual modo, el gobierno de coalición es de izquierdas, progresista y estatal, gobierna para todo el territorio nacional y todos los ciudadanos. Por esta razón, Junts debería haber sido más leal con el pacto, más comprensivo con el coste que para este gobierno tiene la Amnistía y no estar cabreando a la sociedad, día sí y día también, recordando que a ellos España les da igual y que solo están aquí para conseguir la independencia. Ni es ético, ni es leal, pero además es que es mentira. Junts tiene como presa de caza mayor la Amnistía, es su única bitácora y destino, por eso básicamente votaron favorablemente la investidura y no por la independencia añorada que es imposible en la actualidad. Cuando uno juega con fuego puede quemarse. Si además juega todos los días el riesgo es mucho mayor. El PSOE no puede cambiar la ley cada vez que sale un juez felón a boicotearla porque esta batalla, la de la oportunidad, la tienen ganada estos jueces. Si cree Junts que devolviendo la proposición de ley a la Comisión de Justicia va a ganar tiempo, les confirmo que sí, pero no para ellos sino para los jueces y la ultraderecha, para que puedan seguir intoxicando el ambiente y cambiando las reglas judiciales. Por más vueltas que le doy, Junts ha creado una situación en la que el mayor perjudicado es Junts.