Desde mediados de 2012, cada nueva encuesta que se publica genera el recurrente debate sobre el fin del bipartidismo. Es cierto que, como muestra el gráfico 1, nunca la suma de la intención directa de los dos grandes partidos españoles había sido tan baja. En el último barómetro de octubre del CIS, PP y PSOE no alcanzaban juntos ni el 25 por ciento del voto declarado. Si miramos la evolución de la serie, estamos en el mínimo histórico.
Gráfico 1. Suma de la intención directa de voto de PP y PSOE en las encuestas del CIS.
Fuente: Elaboración propia a partir de las encuestas del CIS.
Cuando pasamos al terreno del análisis, algunos, confundiendo deseos con realidad y, otros, con una mayor dosis de realismo, intentan explicar qué nos está pasando. Nos encontramos con múltiples hipótesis, que van desde la caída del “régimen del 78” hasta visiones algo más optimistas que ligan el descenso de los grandes partidos a la crisis económica, presentando este fenómeno como algo pasajero.
Pero en todas estas argumentaciones echo de menos una perspectiva comparada. El pasado verano viajé a México, donde realicé varios actos junto con miembros del PRD y del PRI, todos ellos organizados por la Fundación Friedrich Ebert. El objetivo era hablar del futuro de la socialdemocracia. Para mi sorpresa, muchas de las reflexiones del público se centraron en una crítica a los partidos tradicionales, presentando a los políticos como un problema. En este ciclo de conferencias me acompañó un destacado miembro del Partido Socialista chileno. ¿Adivinan de qué hablaba? Exacto. También en Chile se está cuestionando el papel de los grandes partidos.
Desde luego que de mi anécdota no podemos extraer una evidencia empírica robusta. No deja de ser eso, una anécdota. Casi siempre, la mejor forma de contrastar una hipótesis es ir a los datos. Así que vayamos a ver qué está pasando en otros países.
Puestos a compararnos, mejor hacerlo con aquellos que llevan unos cuantos años de experiencia democrática: Europa. El gráfico 2 presenta la evolución del bipartidismo en 9 democracias europeas. Dos son las conclusiones que extraemos.
En primer lugar, el descenso en los apoyos a los dos grandes partidos no es algo únicamente español, y va más allá de la actual crisis política. En Austria, Alemania, Suecia o Reino Unido, las dos principales fuerzas políticas llevan varias décadas perdiendo votos de forma conjunta. Incluso en un país como el Reino Unido, donde el sistema electoral está claramente diseñado para favorecer al bipartidismo, laboristas y conservadores han pasado de sumar el 97 por ciento en 1951 al 65 por ciento en las últimas elecciones de 2010.
Gráfico 2. Suma del porcentaje de votos de los dos grandes partidos en 9 democracias europeas.
Fuente: Elaboración propia a partir de European Election Database.
En segundo lugar, con la excepción de Alemania, en las recientes elecciones de 2013, en los países del norte y el centro de Europa, el bipartidismo se sitúa, en los últimos tiempos, entre el 50 y el 60 por ciento de los apoyos electorales.
En definitiva, cuando miramos más allá de nuestras fronteras, comenzamos a pensar que esto del fin del bipartidismo es algo que se produce no sólo en nuestro país y que, además, se viene observando en muchos lugares desde hace bastante tiempo. De hecho, de todos los países de la muestra, España en la única democracia donde los dos grandes partidos tienen más apoyos al final de la serie.
Y algunos se preguntarán: ¿qué sucederá en las próximas elecciones generales en España? Como ya he dicho en alguna ocasión, no creo que nuestro futuro esté escrito en un archivo de datos. No obstante, si las encuestas se acaban confirmando, puede que en esto también acabemos siendo europeos.