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El CIS y el lío de las preferencias por coaliciones

A propósito del lío que se ha montado con los datos del barómetro de mayo queremos hacer una observación sobre el origen del problema, algo que creemos que es más importante que la política de comunicación del CIS o el grado de anumerismo de los españoles. La pregunta que hace el CIS para conocer las preferencias sobre coaliciones no ofrece una medición válida.

Para que una pregunta en un cuestionario produzca una medición válida hay ciertas normas básicas que se deben cumplir. Hacer preguntas no es fácil, y no hay normas que aseguren que las preguntas sean válidas. Lo que sí sabemos, es que, si las normas no se cumplen, las preguntas no lo son. Creemos que el método usado por el CIS para intentar medir la preferencia por los tipos de gobierno ha incumplido algunas muy básicas.

La norma número uno de una pregunta es que las opciones de respuesta sean exhaustivas (que no existan opciones por las que no se pregunte) y que sean excluyentes (que elegir una de las opciones implique lógicamente excluir las anteriores). Por ejemplo, si le pregunto a alguien si prefiere viajar a Roma por aire, por tierra o en tren estoy burdamente violando la exhaustividad (podría hacerse parte del trayecto en ferry) y la exclusividad, porque los trenes van por tierra.

La norma número dos es que no haya preguntas dobles, es decir, que se le pregunte a alguien por más de una cosa a la vez. Por regla general, no es buena idea preguntarle a alguien si prefiere el coche al tren aunque el coche tenga más riesgos, pues se le está preguntando simultáneamente por cómo le gusta viajar y por cuánto de sensible es a los riesgos del viaje. Esto es un problema porque la interpretación de las respuestas se vuelve más controvertida.

La norma número tres es que todos los encuestados entiendan lo mismo cuando se enfrentan a una pregunta. Si le pregunto a alguien si está de acuerdo en que usar transportes colectivos reduce la contaminación, unos pensarán en medios de transporte que sí la reducen y otros pensarán en formas de transporte (como los aviones) que no lo hacen.

La norma número cuatro es que las categorías de respuesta no estén “cargadas”, no ofrezcan una razón para responder de una forma determinada, etc. Si preguntamos “¿qué medio de transporte prefiere?”, no es muy apropiado ofrecer como respuestas “la bicicleta, que no contamina y además reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares” y “el coche”.

Los ejemplos anteriores son todos bastante burdos, pero la pregunta 16 del cuestionario del CIS creemos que incumple estas normas:

El principal problema es que las respuestas no son excluyentes, pues el partido más votado podría perfectamente gobernar dentro de una coalición. La pregunta pone en un brete a alguien que compra el discurso de Pablo Iglesias, por ejemplo. Para este individuo, por supuesto que debería gobernar el PSOE, que es el partido que ha obtenido más votos y escaños, y por supuesto que debería hacerse una coalición. Si este individuo para salir de su dilema interpreta la segunda opción como “una coalición que no incluya al PSOE” (algo razonable que podría dar sentido a la pregunta), lo razonable es que elija la primera opción de respuesta. Lo que no sabe este hipotético simpatizante de Podemos es que la nota de prensa del CIS le va a clasificar después dentro del 44% de los españoles que “quieren un gobierno del PSOE en solitario”.

En segundo lugar, las respuestas no son exhaustivas, pues puede haber un gobierno en solitario y en minoría, por ejemplo, del segundo partido más votado (o del tercero, de todo se ha visto en otros países). También podría haber una coalición entre solo dos partidos, y dos no es lo mismo que “varios” para los entrevistados. Esta pregunta es realmente problemática.

Otra norma que esta pregunta incumple es que está preguntando por varias cosas a la vez: “gobernar el partido que ha obtenido más votos y escaños, aunque no tenga mayoría absoluta” es preguntar por si el partido más votado debe estar en el gobierno y sobre qué se opina de un gobierno que no tenga mayoría absoluta.

También, hay en la pregunta varios términos ambiguos que distintas personas habrán entendido de distinta forma. “Mayoría suficiente” puede ser entendido por unos como mayoría absoluta, otros como mayoría relativa pero mayor que ahora, etc. Y “varios partidos” invita a pensar en distintos números.

Por último, la carga de los términos de las respuestas no es neutral. “Debería gobernar el partido que ha obtenido más votos y escaños” incita a una respuesta favorable frente a “una coalición de varios partidos”. Una alternativa podría ser la “coalición de partidos que sume más votos y escaños”, por ejemplo.

Además, a todo esto, se está obligando a la persona entrevistada a adivinar de quién está hablando. Cosa que solo se aclara después, si es que se aclara.

Después de esta pregunta, el cuestionario incluye otra:

Esta pregunta, con algunas modificaciones muy menores en su enunciado, se podía haber hecho a toda la muestra, y aunque algunos de los problemas mencionados antes se podrían haber reproducido, nos hubiese ofrecido una imagen más fidedigna de las preferencias de la muestra sobre posibles coaliciones y acuerdos. Pero sorprendentemente, el CIS decide hacérsela solo a los que han contestado “debería hacerse una coalición de Gobierno entre varios partidos”. Cuando uno ve las opciones de respuesta, no parece tener mucho sentido aplicar ese filtro. Así, hay algo más de un centenar de encuestados que, habiendo mostrado una preferencia por la coalición en la primera pregunta, en la segunda eligen como opción de gobierno preferida “que gobierne el PSOE en solitario con apoyos puntuales de otros partidos”. ¿Perdón?

Para reconstruir el porcentaje de españoles que prefieren un gobierno en solitario, la nota de prensa del CIS parece que suma a los individuos que han contestado que creen que debería gobernar el partido que ha obtenido más votos y escaños (en la primera pregunta, con todos los problemas que hemos discutido), ese centenar de personas que quieren, simultáneamente, un gobierno de coalición y que gobierne el PSOE en solitario con apoyos puntuales. De ahí sale el famoso 44%.

En definitiva, la medición del CIS de las preferencias por el tipo de gobierno obtenidas a partir de las respuestas a esta pregunta nos parece enormemente problemática. La nota de prensa “interpreta” los resultados de una encuesta pensando en lo que posiblemente el CIS quería medir, pero el problema es que lo que no ha sabido preguntar, no lo puede medir.

A propósito del lío que se ha montado con los datos del barómetro de mayo queremos hacer una observación sobre el origen del problema, algo que creemos que es más importante que la política de comunicación del CIS o el grado de anumerismo de los españoles. La pregunta que hace el CIS para conocer las preferencias sobre coaliciones no ofrece una medición válida.

Para que una pregunta en un cuestionario produzca una medición válida hay ciertas normas básicas que se deben cumplir. Hacer preguntas no es fácil, y no hay normas que aseguren que las preguntas sean válidas. Lo que sí sabemos, es que, si las normas no se cumplen, las preguntas no lo son. Creemos que el método usado por el CIS para intentar medir la preferencia por los tipos de gobierno ha incumplido algunas muy básicas.