Una de las características más llamativas del comportamiento electoral en Cataluña era el llamado voto dual. Durante décadas, los resultados electorales variaban según el tipo de elección: mientras que el PSC solía ganar las generales, CiU hacia lo propio en las autonómicas.
El primer gráfico muestra que el porcentaje de votos a los principales partidos fue muy estable durante dos décadas, pero vemos un cambio espectacular en el sistema de partidos en las elecciones más recientes. Desde 2011 estamos en un periodo de mucha fluctuación que culmina en la victoria de En Comú Podem en las dos últimas elecciones generales. Viendo estos datos es fácil concluir que vivimos una etapa de cambio en Cataluña, caracterizada por el desmoronamiento del sistema de partidos y el fin del voto dual.
Sin embargo, esta conclusión es precipitada. El segundo gráfico reorganiza los mismos datos sumando el porcentaje de voto para las fuerzas catalanistas (CiU, ERC y otros) y las de centro-izquierda con posiciones centristas en el debate territorial (PSC, ICV, En Comú Podem, etc.). Además, se ha cambiado el orden de las elecciones autonómicas y generales de 2015 para respetar visualmente el patrón de alternancia. Esta reorganización revela mucha continuidad en el voto dual.
El voto dual sigue siendo una de las características definitorias del sistema electoral catalán, también en el último periodo. Este patrón de persistencia tiene tres implicaciones importantes.
En primer lugar, la continuidad del voto dual sugiere que, más que un desmoronamiento del sistema de partidos, lo que se está produciendo es un relevo generacional dentro de dos familias de partidos. Tanto en la geografía de su apoyo electoral como en el patrón de voto dual, el PDC y ERC parecen el mismo partido. Al margen de que se presenten juntos o por separado, el resultado agregado se comporta de manera similar. Quizás más sorprendentemente, lo mismo ocurre con En Comú Podem y PSC.
Una segunda implicación es que a la vista de la serie histórica de datos, los candidatos y campañas pueden tener menos importancia de la que se suele suponer. Puesto que el bloque de centro-izquierda no nacionalista suele tener peor resultado en las elecciones autonómicas, el resultado decepcionante de la Catalunya Sí Que Es Pot de Lluís Rabell entra dentro de la normalidad. El buen resultado de Xavier Domènech en las elecciones generales con En Comú Podem, también. Aunque todo puede cambiar, la continuidad en el voto dual sugiere que es improbable que los comunes tengan unos resultados tan buenos en las autonómicas como en las generales, al margen de quién sea candidato.
Una tercera cuestión más compleja es qué implicaciones tiene la continuidad del voto dual sobre el comportamiento en un hipotético referéndum por la independencia. El patrón de voto dual es plenamente compatible con explicaciones basadas en el voto espacial y menos compatible con explicaciones basadas en el voto estratégico y en factores coyunturales (el fenómeno de la abstención dual es menor, sobre todo en el último periodo).
Lo que parece suceder de forma persistente es que un grupo de votantes cambia su voto en función de qué elecciones se celebren (pivotan) y al hacerlo modifican quién es el ganador (son pivotales). Estos votantes que deciden el resultado de las elecciones están en el centro político en los dos ejes de competición electoral. Análisis anteriores y el sentido común sugieren que se trata de votantes de centro-izquierda y catalanistas. Dada una posición individual estable en el eje izquierda-derecha y el nacional, lo que estaría ocurriendo es que elijen a los partidos más cercanos en el eje ideológico en las elecciones generales y al eje nacional en las autonómicas.
Dado que un referéndum se parece más a unas elecciones autonómicas que unas generales, deberíamos esperar que el comportamiento de estos votantes en las elecciones autonómicas (priorizando el eje nacional) dé buenas pistas de su voto en un posible referéndum. Una conclusión menos especulativa es que atraer a estos votantes duales es fundamental para el éxito en cualquier tipo de elección en Cataluña.
Una de las características más llamativas del comportamiento electoral en Cataluña era el llamado voto dual. Durante décadas, los resultados electorales variaban según el tipo de elección: mientras que el PSC solía ganar las generales, CiU hacia lo propio en las autonómicas.
El primer gráfico muestra que el porcentaje de votos a los principales partidos fue muy estable durante dos décadas, pero vemos un cambio espectacular en el sistema de partidos en las elecciones más recientes. Desde 2011 estamos en un periodo de mucha fluctuación que culmina en la victoria de En Comú Podem en las dos últimas elecciones generales. Viendo estos datos es fácil concluir que vivimos una etapa de cambio en Cataluña, caracterizada por el desmoronamiento del sistema de partidos y el fin del voto dual.