Llegan las fiestas y con ellas la simpática tradición de elaborar listas de cosas para disfrutar, regalar o simplemente desear. Este año en Piedras de papel hemos decidido subirnos a la ola, compartiendo con nuestros lectores una selección de nuestras lecturas favoritas del año. Se trata de libros publicados o difundidos en el 2018 o libros que por un motivo u otro han dado que hablar durante este año. En su mayoría, por culpa de nuestros sesgos, son libros pertenecientes al ámbito de las ciencias sociales que reflexionan sobre la situación de nuestras democracias, de las tendencias autoritarias, el populismo, la desigualdad, etc. Lecturas que arrojan algo de luz sobre muchas cuestiones de actualidad. Pero también traemos títulos que priman una perspectiva más histórica, sobre España, desde luego, y alguno cruzando el Atlántico, así como también que miran hacia el futuro. Esperamos que os gusten tanto como a nosotros.
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CÓMO MUEREN LAS DEMOCRACIAS. Steven Levitsky y Daniel Ziblatt (Ariel)
El argumento principal del este libro es que la quiebra de las democracias, en el último periodo, ya no se produce mediante golpes de estado militares que hacen caer gobiernos y rompen de manera explícita con el orden democrático. Por el contrario, la tendencia actual es que las democracias “mueran” por un deterioro institucional liderado desde el propio gobierno. Este deterioro puede tomar varias formas, pero el elemento común es que el ganador de unas elecciones abusa de su poder en el gobierno para consolidar su control de las instituciones a largo plazo, con lo que erosiona el principio de competición de las democracias. Para ilustrar esta tesis, los autores utilizan ejemplos de sus áreas de especialización -América Latina y Europa- como el autogolpe de Fujimori en Perú, la colocación de fieles partidistas en instituciones que ejercen de árbitro en Venezuela, o cambios en el sistema electoral para que tenga un fuerte sesgo a favor de un determinado partido (Hungría).
¿Cómo evitar esta “muerte” de las democracias? La segunda tesis fundamental de los autores es que la arquitectura constitucional de un país no es garantía de supervivencia de la democracia. La clave no es la letra de las leyes, sino del uso que se haga de ellas. Levitsky y Ziblatt afirman que es necesario que los actores políticos se mantengan fieles a dos normas de comportamiento: el reconocimiento de la legitimidad del contrincante político y evitar la tentación de usar el poder gubernamental (forbearance) para inclinar las instituciones a tu favor. Asimismo, indican que los partidos comprometidos con la democracia deben comprometerse a cerrarle el paso (gate-keeping) a candidatos que busquen subvertir la democracia. Los autores concluyen con una nota pesimista respecto a las consecuencias que tiene la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. La Constitución no es una barrera efectiva por sí sola para frenar impulsos autoritarios. La evolución dependerá del uso que hagan los partidos de las instituciones. Y según Levitsky y Ziblatt los precedentes no son halagüeños: en los últimos treinta años los demócratas y, sobre todo, los republicanos han aplicado medidas para sesgar el funcionamiento de las instituciones a su favor.
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THE POPULIST TEMPTATION: ECONOMIC GRIEVANCE AND POLITICAL REACTION IN THE MODERN ERA. Barry Eichengreen (Oxford University Press)
¿Un historiador económico? ¿Un economista internacional con una especial sensibilidad a la dimensión política de los procesos de apertura? ¿Un experto del proceso de integración europea? ¿Del orden monetario internacional? El prolífico profesor de Berkeley Barry Eichengreen es todo esto y más. Su magistral “Golden Fetters” (un análisis sobre la responsabilidad del patrón oro en las crisis políticas y económicas que desencadenaron en la gran depresión) debería ser releído cada año, no tanto por su brillante descripción del periodo de entreguerras, sino porque en él se siguen encontrando claves para entender la compleja relación entre política y economía en un mundo globalizado.
En el turbulento momento político actual, Eichengreen ha sentido que tenía que decir algo, y ha escrito este “The Populist Temptation”, un libro que son en realidad dos: uno sobre las cómo emergió el primer populismo, el iniciado a finales del siglo XIX como respuesta a los shocks económicos del primer capitalismo y sobre por qué diferentes países fueron más exitosos que otros a la hora de lidiar con él, y un segundo, sobre las causas del populismo actual. El primero de ellos parece el más interesante, y muestra, entre muchas cosas, cómo los sistemas políticos occidentales más exitosos a la hora de desactivar la amenaza populista fueron los capaces de reformarse e incorporar algunas de sus demandas. El segundo libro es un compendio bien informado de los debates actuales sobre la necesidad de un crecimiento inclusivo, y defiende de forma articulada el catálogo habitual de medidas compensatorias para impedir que las transformaciones económicas generen bolsas de perdedores crónicos. Eichengreen traza interesantes diferencias entre Estados Unidos y Europa, y quizá sea el capítulo sobre la UE, en el que propone un menor intervencionismo europeo en las políticas fiscales nacionales, el más controvertido y original de este segundo bloque.
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EL REGRESO LIBERAL: MÁS ALLÁ DE LA POLÍTICA DE LA IDENTIDAD. Mark Lilla (Debate)
Aunque Mark Lilla publicó este libro el año pasado, ha aparecido este año en nuestro país traducido por Daniel Gascón y publicado por Debate. La publicación de este libro no estuvo exenta de polémica en Estados Unidos. En él, Mark Lilla busca una explicación a la derrota de Clinton frente a Trump y, en general, a la paradoja de que la izquierda pierda frecuentemente en EEUU. Su tesis es sencilla: la izquierda estadounidense se ha preocupado más de defender políticas de identidad que crea divisiones entre sus votantes, en lugar de enfatizar lo que les une. Una izquierda, según él, más preocupada en el feminismo, los movimientos afroamericanos o la identidad sexual genera, según Lilla, dinámicas centrípetas que alejan al Partido Demócrata de crear un movimiento político ganador.
El libro en partes puede parecer muy centrado en los Estados Unidos, pero en realidad aborda un debate muy extendido. En España no somos ajenos a él y este año ha tenido éxito el libro “La trampa de la diversidad” de Daniel Bernabé, que Alberto Garzón criticó en este periódico.
El libro de Lilla se lee muy bien y es un gran estímulo intelectual. En pocas páginas, realiza un retrato de la evolución de la política liberal (en el sentido norteamericano) en los últimos cuarenta años. Su argumento es que la transformación de la izquierda estadounidense es la victoria última del reaganismo. El individualismo ha llegado a la izquierda y, con ello, se ha centrado más en el “yo” que en el “nosotros”. También arremete contra el Partido Demócrata por haberse convertido más en una amalgama que “coordina” acciones sectoriales en vez de ser capaz de articular un discurso global. Lilla pone muy claramente en evidencia lo que no le gusta de la izquierda norteamericana. Donde se queda corto es en proponer sus soluciones. ¿Cómo construir un discurso más unificador, más homogéneo, que sea movilizador en la Norteamérica postindustrial? En ocasiones Lilla parece más interesado en volver a la política de los 70 que en afrontar una nueva realidad.
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EXTRAÑOS EN SU PROPIA TIERRA. Arlie R. Hochschild (Capitán Swing)
Desde hace un tiempo -desde que Mark Lilla se convirtió en autor de referencia para una parte de la izquierda con su libro: El regreso liberal. Más allá de la política identitaria- las explicaciones identitarias han hecho fortuna. Es decir, tanto sus detractores como sus defensores consideran que es la identidad la clave que explica el declive o el resurgimiento de la socialdemocracia. Así, los críticos con Lilla creen que la izquierda solo tendrá futuro si es capaz de construir una coalición de distintas identidades que sume una mayoría social. En cambio, los que comparten el análisis de Lilla creen que el encuadre de la identidad acabará debilitante aún más a los progresistas en su batalla política por las ideas y los valores. Pero todos ellos tienen un punto en común: consideran que la identidad es el factor determinante.
El libro de Arlie R. Hochschild, en cambio, propone una explicación alternativa. Tras pasar cinco años en Luisiana intentando entender a los perdedores de la industria norteamericana, ya sea porque se deslocaliza o porque ha producido desastres medioambientales, observa que el conflicto redistributivo sigue siendo el mecanismo causal importante. Todos estos norteamericanos deberían constituir la base de la izquierda. En cambio, su opción política es conservadora, llegando a apoyar en las últimas elecciones a Donald Trump. ¿Por qué alguien que necesita de la solidaridad de la sociedad entiende que este mecanismo es perjudicial? La respuesta de Hochschild es provocadora. Muchos de estos norteamericanos sienten que el sueño americano de la movilidad social fracasa con ellos porque otros grupos sociales tienen prioridad. Entienden que las políticas redistributivas no llegan a sus familias, mientras que los que se benefician de ellas son vagos o gorrones. Además, sería el gobierno, especialmente cuando es progresista, quien fomenta este tipo de políticas.
Lo relevante del libro de Hochschild es que huye de las explicaciones identitarias para explicar el declive de la izquierda y el auge del extremismo conservador en EEUU. Su relato establece como mecanismo causal del escenario político norteamericano uno de los objetivos que siempre tuvo la izquierda: la movilidad social. Para esta socióloga, si la redistribución no alcanza a quienes lo necesitan, estos pueden adoptar una actitud de rechazo a este tipo de políticas, posicionándose en favor de las opciones más conservadoras y populistas.
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RIVALRY AND REVENGE: THE POLITICS OF VIOLENCE DURING THE CIVIL WAR. Laia Balcells (Cambridge University Press)
Lo que el gran público sabe de la Guerra Civil española es el resultado de décadas de investigación histórica, de divulgación hecha por ensayistas, y de la incesable producción artística de escritores, cineastas y dramaturgos. Sin embargo, la Guerra Civil ha sido poco estudiada desde las ciencias sociales. El libro Rivalry and Revenge : The Politics of Violence during Civil War de Laia Balcells es un ejemplo de cómo la mejor Ciencia Política (empírica, con fuertes anclajes teóricos y rigurosamente analítica) puede apelar a la racionalidad y a las emociones para analizar un evento histórico tan masivamente estudiado y hasta manoseado. En un ejercicio de virtuosismo analítico, Balcells utiliza, además, ejemplos de otro conflicto civil para confirmar sus argumentos: el de Costa de Marfil entre 2002 y 2011, y apuntes menores sobre otros enfrentamientos civiles como los de Bosnia, Colombia o Irlanda del Norte.
El libro no relata gestas históricas. Podríamos decir que habla más bien de cómo se vivió lo que Unamuno llamó la intrahistoria en un momento de descontrol. Habla de la cotidianeidad en medio del desgarro y de qué llevó a algunas personas anónimas a implicarse en la represión y la aniquilación de sus adversarios más que a otras. ¿Por qué pueblos separados por apenas unos kilómetros sufrieron violencias de tan distinta intensidad? ¿Por qué fueron las izquierdas más violentas en Cataluña, una región predominantemente de izquierdas en el tiempo de la República, que en Valencia, más inclinada a la derecha? Balcells no encuentra la explicación en la estrategia militar de los prohombres de cada bando sino en la movilización política anterior a la contienda. Se refiere la autora a esa movilización que activa las identidades políticas y genera identidad pública. Aunque los bombardeos se decidieran con fines más bien estratégicos, es la violencia más artesanal (la que se hizo con navajas y pistolas) la que más se activó allí donde la movilización prebélica fue mayor. Es casi como si los civiles hubieran aprovechado el descomunal desorden de una guerra para ajustar cuentas, purgar sus emociones y aplacar su sed de venganza.
Que nadie se lleve a engaño. El libro de Balcells es un producto académico que no cede en el rigor, pero demuestra cómo la Ciencia Política más sofisticada puede divulgar. Con seguridad, sus páginas serían devoradas incluso por el Tío Manolo, quien durante la infancia de la autora viajaba desde Santander a la costa Catalana para contarle historias que sembraron en ella la curiosidad que le ha llevado a contar con una mirada tan peculiar cosas nuevas sobre hechos tan discutidos.
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ESPAÑA: LA HISTORIA DE UNA FRUSTRACIÓN. Josep M. Colomer (Anagrama)
No estamos ante un libro más sobre los despropósitos que suceden en España, se trata de un ensayo ambicioso que, combinando la historia y la ciencia política, propone debatir en serio. La tesis general que lo organiza es aventurada y no resultará fácil de compartir para muchos, aunque está entroncada con la amplia tradición regeneracionista que quiso echar “siete llaves al sepulcro del Cid”, solo que sin el plan de regeneración, y solo un poco de desesperanza y moderado europeismo. La tesis es que buena parte de los males de España -el conocido retraso con el que ha llegado a muchos procesos de modernización social y política, y su mayor dificultad para alcanzar algunos objetivos de desarrollo, comparado con sus vecinos- provienen de una empresa imperial temprana que distrajo sus energías de una potencial consolidación interior, la construcción de una burocracia moderna, una economía integrada y, en definitiva, un estado-nación comparable a otros en Europa Occidental. Al periodo clave en el que se crean lo que llamamos naciones, a lo largo del siglo XIX, España llegó maltrecha. Que la cadena causal es verosímil pocos lo dudarían, y que los rastros no siempre observados de ella en nuestra historia (por ejemplo, lo que parece una crónica debilidad en términos del personal del Estado central) son dignos de estudio, tampoco. El énfasis puesto en esa cadena causal es algo más discutible, que requiere un debate académico que el ensayo, lógicamente, no contiene.
Con todo, es la exposición de los males lo que a veces resulta demasiado sombría, pues España solo es frustrante para algunos; mientas que otros aprecian más -apreciamos- la remontada. Los hay invulnerables a la melancolía, claro está, que son capaces de defender con la misma prosa la Constitución del 78 y a Felipe II, lo que tiene un nosequé de raro, pero no son el caso general ni, cabe pensar, el más interesante de españoles. A veces no queda claro quién es el interlocutor del libro, si Colomer se refiere a una frustración que todos deberíamos sentir – en la medida, por ejemplo, en la que se diagnostica un funcionamiento de las instituciones lastrado por particularismos- o que deberían sentir los nacionalistas españoles - tal vez por no poder ostentar una nacionalidad cultural poco discutida, como sus vecinos más próximos y envidiados- o en qué medida y por qué razones la siente el propio autor.
Una mirada menos pesimista al presente haría menos verosímil la fuerza de la causalidad de largo plazo, y ese es el punto a discutir. Pero el libro contiene múltiples retratos parciales de la sociedad española que son de gran interés. Entre ellos, podemos destacar especialmente los que aletean en torno a la cuestión territorial: como los capítulos dedicados a Cataluña y al País Vasco, que están escritos con agradable socarronería y, en el fondo, con mucho cuidado, para señalar lo justo y lo importante. Valen realmente la pena. Que este libro haya sido troleado en un medio intelectual que ha sido siempre de prestigio, la Revista de Libros, acusándolo de impiedad hispanófoba (y hasta de imperiofobia), hay que reconocer que vindica un poco el título.
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LA CAÍDA. 1955. Pablo Gerchunoff (Crítica)
En pocas ocasiones un libro escrito con escrupuloso rigor académico consigue entretenernos tanto como una novela de intriga. Pablo Gerchunoff –historiador económico y profesor en la Universidad Torcuato Di Tella (Buenos Aires, Argentina)– lo borda en este ensayo novelado, o novela sin ficción, en el que intenta descifrar las causas de la caída de Juan Domingo Perón en 1955. Una caída en la que la historia ya pone importantes dosis de intriga, pues solo transcurren 17 meses entre el momento en el que el carismático líder argentino aglutinaba su máxima cota de poder y el día de su “carta de renunciamiento” tras el golpe de Estado militar. ¿Qué factores llevaron a Perón desde lo más alto o su caída?
En la primera mitad del libro Gerchunoff imagina cómo hubiese sido una entrevista con el General Perón en 1973 durante su exilio en Madrid. Una entrevista que con estricta veracidad, nos cuenta, le arrebató el azar siendo muy joven, pero que pasado el tiempo y apoyándose en documentos, fuentes y varios estudios periodísticos como historiográficos, recupera para darle voz a un Perón ficticio que repasa el contexto político, económico y social de los años previos a la sublevación militar. La pertinencia y el rigor tanto de las preguntas como de las respuestas en este reportaje imaginario consiguen que aceptemos la invitación del autor a suspender voluntariamente nuestra incredulidad para que la ficción acoja y realce la prueba del historiador. En la entrevista se repasan las hipótesis más relevantes de la discusión académica: ¿cayó Perón por su confrontación con la iglesia católica? ¿cómo influyó el contexto internacional? ¿le perjudicó su política de “entreguismo” con los EEUU? ¿la conspiración tuvo bases económicas? ¿fue el agotamiento de su liderazgo o el debilitamiento del movimiento obrero lo que no frenó su caída? El autor apuesta por una respuesta ecuánime con casi todas ellas: Perón cae como consecuencia de fatigas y tensiones que en poco tiempo se multiplican y desgastan su presidencia. Una respuesta quizás desilusionante, sin fuegos de artificio, pero construida desde la cuidadosa anatomía de aquellos 17 meses.
En la segunda parte, ya sin el sombrero de narrador y con el de historiador, Gerchunoff fundamenta las respuestas de su Perón ficticio. Un material muy valioso para comprender la Argentina de mediados de siglo XX.
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21 LECCIONES PARA EL SIGLO XXI. Yuval Noah Harari (Debate)
Numerosos y variados fenómenos se suceden a un ritmo vertiginoso y nos hacen sentir que vivimos en una etapa de transición en la que ya hemos dejado atrás la seguridad de lo conocido, para adentrarnos en la incertidumbre de lo que está por venir. ¿En qué medida los avances tecnológicos supondrán una destrucción masiva de empleos?; ¿cuál es el mayor reto al que nos enfrentamos en una lista que no parece tener fin: terrorismo internacional, cambio climático, disrupción tecnológica,…?; ¿es la desigualdad social sostenible?; ¿está en peligro la democracia?
Como si nos encontráramos ante un puzzle, las piezas se han ido acumulando en los últimos años y lo han hecho aceleradamente, sin que aún sepamos cómo encajarán. Es en este contexto en el que el último libro 21 lecciones para el siglo XXI del historiador israelí Yuval Noah Harari resulta una valiosa aportación para navegar en el desconcierto.
Nos ha gustado este ensayo por tres razones. La primera es que, a través de la selección de temas tratados (el desafío tecnológico, el desafío político“, los problema de la desinformación, etc.) Harari no sólo hace un lúcido diagnóstico del momento actual, sino que va más allá proponiendo respuestas para afrontar los retos, amenazas y riesgos de nuestro tiempo. En segundo lugar, nos ha gustado este libro por el enfoque desde el que este autor aborda los temas que nos preocupan hoy: a la luz de lo que ha pasado en otros momentos históricos y aportando reflexiones novedosas y complementarias. Por ejemplo, Harari advierte que ahora los trabajadores no se enfrentan, al contrario de lo que ocurrió en el siglo XX, a la explotación, sino a la irrelevancia frente a una élite económica que ya nos los necesita (ni siquiera como consumidores). En este sentido, la (hoy discutida) renta básica universal no sólo tendría la función de mitigar ”la pérdida de empleo de los pobres y sus problemas económicos“, sino que ”protegería a los ricos de la ira popular“.
Por último, nos parece un gran acierto que, si bien los capítulos y las partes temáticas en que se divide el libro terminan dando paso a las siguientes, éstas se pueden leer de forma separada, sin seguir un orden consecutivo. Leer… y también releer porque estamos seguros de que en 2019 este ensayo seguirá siendo una buena brújula para tener (muy) a mano.
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AUTOMATING INEQUALITY. Virginia Eubanks (St. Martin’s Press)
Este libro, aunque escrito por una profesora de Ciencia Política de la Universidad de Albany, no es un libro puramente académico; es algo a caballo entre el ensayo y el periodismo de investigación. A partir de tres casos concretos, la autora explica el impacto que las nuevas tecnologías han tenido ya en el acceso a la protección social por parte de los más débiles en Estados Unidos. Tras un repaso histórico a la aparición y transformación de las denominadas ‘casas de pobres’, la autora nos transmite de forma muy eficaz la angustia a la que pueden verse abocadas nuestras vidas por las arbitrariedades, intencionadas o no, que resultan de la progresiva automatización del reconocimiento de derechos sociales. Desde su experiencia personal, ella, una persona de clase media a la que, como a casi todo el mundo en Estados Unidos, un día le puede fallar la cobertura sanitaria, relata cómo afectaron procesos de automatización masiva a la concesión de ayudas sociales en Indiana, a la asistencia pública para personas sin hogar en Los Ángeles, y a la determinación de situaciones de riesgo para menores en Pittsburgh, a partir de una interpretación mecanizada de algunos comportamientos de sus cuidadores.
El libro, que puede resultar a veces repetitivo y guiado por el activismo más que por el análisis teóricamente informado, permite una primera aproximación ligera y que engancha a un asunto que, tratado de otro modo, puede hacerse inaccesible para los legos en algoritmos e inteligencia artificial. Se ilustra de forma brillante cómo la automatización representa, siempre, mayor riesgo para los diversos, para quienes no encajan en la norma, y que muchas veces representan las situaciones más extremas de necesidad; y para quienes no han sido ‘siempre’ pobres sino que viven al filo del precipicio. La incapacidad, quizá no potencial pero fáctica, de los algoritmos para prevenir. Y sobre todo, las consecuencias de la automatización de la asistencia social sobre los trabajadores, su desazón, progresiva descualificación y final abandono.
Desde el contexto europeo y español, tan distinto social e institucionalmente al americano, se abren multitud de interrogantes sobre cómo utilizar las nuevas tecnologías en favor de los más débiles, sin caer en el reforzamiento de los procesos de discriminación y exclusión que se pretenden revertir; pero también respetando una privacidad y dignidad que la acumulación bienintencionada de información sobre ellos y sus vidas a menudo olvida.