Los países de la Unión Europea han firmado unánimemente un acuerdo con Turquía con el que tratan de contener la llegada de refugiados a las costas de Grecia. El pacto ha provocado una mezcla de indignación y vergüenza en parte de la opinión pública y se han escrito docenas de artículos sobre el tema. Muchos de estos análisis han especulado sobre las posibilidades de éxito del acuerdo y sus consecuencias sobre el futuro de Europa, pero el tratamiento de sus causas ha sido generalmente algo más superficial, quedando resumido fundamentalmente en que el acuerdo protege el interés electoral de algunos gobiernos nacionales. Pero, ¿cuál es ese estado de la opinión pública sobre los refugiados que algunos gobiernos tanto temen contrariar?
De acuerdo con el argumento electoral, algunos de los gobiernos europeos, liderados por Alemania, impulsan el acuerdo con Turquía porque temen que la extrema derecha les gane terreno en las urnas si osan poner en marcha un plan que haga efectivo el derecho al asilo de miles de personas. El ascenso electoral de AfD (Alternativa para Alemania) en las pasadas elecciones regionales se ha interpretado como un rechazo de la opinión pública a la llegada de refugiados y ha reafirmado en sus temores al resto de partidos. Sin embargo, esta imagen de una Alemania contraria a las políticas de asilo no casa bien con las preferencias sobre refugiados e inmigración de sus ciudadanos.
El gráfico 1 muestra la opinión de la ciudadanía de 15 países europeos sobre las políticas de asilo según los últimos datos disponibles de la Encuesta Social Europea (2014). Tres conclusiones se extraen de los datos: la primera es que, al menos para el conjunto de países de la muestra, los ciudadanos son más favorables a una interpretación generosa del derecho al asilo (41%) que desfavorables (30%).
La segunda es que en Alemania el porcentaje a favor se sitúa ligeramente por debajo de la media europea, pero sigue siendo superior al de quienes están en desacuerdo.
Por último, la opinión pública de otro de los socios con más peso, Francia, se muestra claramente a favor de una interpretación generosa del estatus de refugiado. Aunque el temor de Francia frente al auge del Frente Nacional es otro de los argumentos utilizados para explicar la aceptación por parte de Hollande del acuerdo con Turquía, casi tres de cada cinco franceses eran favorables en 2014 a una interpretación amplia del reconocimiento de la condición de refugiado.
Gráfico 1. Grado de acuerdo con la siguiente frase: “El Gobierno debe ser generoso a la hora de juzgar las solicitudes de quienes pidan el estatus de refugiado”.
Es posible que lo que de verdad teman los gobernantes europeos en esta crisis migratoria sea la reacción de una ciudadanía que, aunque simpatice con los refugiados, tiene actitudes menos positivas hacia la inmigración en general. En el gráfico 2 se presenta el porcentaje de ciudadanos que en 2014 afirma que permitiría la llegada de “muchos o algunos” inmigrantes pobres de países de fuera de Europa (el porcentaje hasta llegar a cien, no mostrado en el gráfico, es la suma de quienes contestan “pocos o ninguno”).
En promedio, la población en estos países se muestra dividida sobre dicha cuestión, aunque en Alemania el 67% de ciudadanos es favorable a la entrada de inmigrantes pobres de países fuera del entorno europeo. Este porcentaje ha aumentado considerablemente desde el 2008 y lo mismo ha ocurrido, con distinta intensidad, en otros países de la UE (incluyendo España, Francia e Italia), como puede observarse en el Gráfico 3.
Gráfico 2. Debería permitirse la entrada de (muchos, algunos, pocos, ninguno) inmigrantes pobres de países fuera de la Unión Europea (2014)1 (Porcentaje de muchos + algunos)
Gráfico 3. Debería permitirse la entrada de (muchos, algunos, pocos, ninguno) inmigrantes pobres de países fuera de la Unión Europea (2008 y 2012)2 (Porcentaje de muchos + algunos)
En definitiva, el repaso a la opinión pública europea sobre refugiados e inmigrantes sugiere cierta distancia entre el tipo de acuerdo con el que los gobiernos de la UE pretenden gestionar la crisis migratoria acordada en Europa y las actitudes de los ciudadanos ante las políticas de asilo. Aunque los datos son anteriores a la crisis de refugiados y en la muestra de países analizada no están todos los miembros de la UE, del conjunto sobresale una mayoría relativa más favorable a una interpretación generosa del derecho de asilo que opuesta a dicha interpretación. Tampoco parece que haya lugar para un discurso catastrofista sobre la deriva xenófoba de la opinión pública europea en relación con la inmigración extracomunitaria, pues se mantiene relativamente estable desde 2008.
Por último, tanto Francia como Alemania contaban en 2014 con una opinión pública más favorable que contraria a los refugiados y a la inmigración extracomunitaria. Esto significa que el pacto con Turquía solo puede comprenderse como el resultado de una forma de gobernar que, lejos de liderar a la opinión pública, sucumbe ante los vaivenes electorales de corto plazo.
NOTAS
1 El porcentaje hasta llegar a cien, no mostrado en el gráfico, es la suma de quienes dicen “pocos o ninguno”.
2 El porcentaje hasta llegar a cien, no mostrado en el gráfico, es la suma de quienes dicen “pocos o ninguno”.
Los países de la Unión Europea han firmado unánimemente un acuerdo con Turquía con el que tratan de contener la llegada de refugiados a las costas de Grecia. El pacto ha provocado una mezcla de indignación y vergüenza en parte de la opinión pública y se han escrito docenas de artículos sobre el tema. Muchos de estos análisis han especulado sobre las posibilidades de éxito del acuerdo y sus consecuencias sobre el futuro de Europa, pero el tratamiento de sus causas ha sido generalmente algo más superficial, quedando resumido fundamentalmente en que el acuerdo protege el interés electoral de algunos gobiernos nacionales. Pero, ¿cuál es ese estado de la opinión pública sobre los refugiados que algunos gobiernos tanto temen contrariar?
De acuerdo con el argumento electoral, algunos de los gobiernos europeos, liderados por Alemania, impulsan el acuerdo con Turquía porque temen que la extrema derecha les gane terreno en las urnas si osan poner en marcha un plan que haga efectivo el derecho al asilo de miles de personas. El ascenso electoral de AfD (Alternativa para Alemania) en las pasadas elecciones regionales se ha interpretado como un rechazo de la opinión pública a la llegada de refugiados y ha reafirmado en sus temores al resto de partidos. Sin embargo, esta imagen de una Alemania contraria a las políticas de asilo no casa bien con las preferencias sobre refugiados e inmigración de sus ciudadanos.