Casado recurre a Lasquetty, el aznarista que privatizó hospitales en Madrid, para “recuperar la esencia liberal” del PP
El próximo lunes el exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid Javier Fernández-Lasquetty comenzará a trabajar como jefe de gabinete del presidente del Partido Popular, Pablo Casado. En plena pugna con Ciudadanos y Vox por la hegemonía de la derecha, el líder del PP opta por el ala más ultraliberal de su partido y por un hombre de la máxima confianza de sus dos grandes mentores, José María Aznar y Esperanza Aguirre, para que encauce su discurso político y le permita cumplir su gran objetivo: liderar el centro derecha en España.
Fuentes de la dirección nacional del PP relacionan de forma directa el fichaje de Lasquetty con los resultados de las elecciones andaluzas del pasado domingo en las que, por primera vez en cuatro décadas, la izquierda no ha logrado sumar la mayoría absoluta que le permita gobernar la Junta. Así, se ha abierto la puerta a un pacto entre populares, Ciudadanos y Vox en el que ya están trabajando Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal.
Génova explica que el líder del PP “ha dedicado los cuatro primeros meses de su presidencia a detener la caída en la que estaba el PP, volcándose especialmente en la campaña de las andaluzas” con “resultados a la vista”. El equipo de Casado apunta que “después de 37 años, el PP está ahora en condiciones de gobernar en coalición Andalucía con un programa alternativo”.
Lasquetty llega para perfilar ese nuevo ideario. La dirección nacional de los populares afirma que el fichaje del exconsejero madrileño se produce en “el momento de fortalecer el equipo e ideológicamente un PP que necesita recuperar la esencia liberal que le dio sus mejores triunfos electorales”.
Recuperar votos
La labor del jefe de gabinete de un líder político es planificar la estrategia, la agenda y el mensaje con el objetivo de lograr los mejores resultados en las urnas y lograr recuperar o mantener el poder en los distintos gobiernos. El trabajo de Lasquetty buscará, además, la principal meta que se fijaron Casado, sus padrinos políticos –Aznar y Aguirre– y sus afines cuando el hoy líder del PP ganó las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría: recuperar todos los votos que se marcharon a Ciudadanos y Vox.
El currículum del nuevo jefe de gabinete del presidente popular –que sustituye en el cargo a Pablo Hispán- apuntala el giro ultraliberal que Casado pretende poner en marcha en el PP para enfrentarse al ciclo electoral que se avecina a partir de la próxima primavera, con la celebración de los comicios europeos, autonómicos y municipales. Y ahonda en el viraje hacia la derecha que impuso en el partido nada más hacerse con la presidencia, en julio.
Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense ha sido secretario general de la FAES de Aznar, para quien también trabajó en su etapa de presidente del Gobierno en su gabinete en la Moncloa. Tras ejercer durante tres años –entre 2004 y 2007– como diputado del PP en el Congreso, Aguirre le introdujo en su Gobierno de la Comunidad de Madrid primero como consejero de Inmigración donde mantuvo un perfil bajo y, después, en la cartera de Sanidad, donde ensayó la puesta en marcha de su ideario más reaccionario.
Suyo fue el Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público de la Comunidad de Madrid de 2012 que, en la práctica, implicó la privatización de de seis hospitales, decenas de centros de salud y cualquier actividad que no fuera estrictamente sanitaria en el sistema de salud madrileño. “Cuantos más licitantes haya, mejor, porque más ahorraremos”, señalaba Lasquetty cuando presentó su proyecto estrella.
Bajo su mandato, los quirófanos dejaron de funcionar por las tardes y se superó el límite legal de espera quirúrgica de 30 días. También jubiló prematuramente a centenares de jefes de servicio, dio entrada a contratistas en la limpieza, la lavandería hospitalaria y las cocinas y adjudicó los seis hospitales a tres empresas. Una de ellas, una peculiar compañía puertorriqueña, HIMA San Pablo, especializada en atraer turismo sanitario de EEUU a la isla.
Víctima de la Marea Blanca
Su labor ultraliberal en el Ejecutivo autonómico impulsó el movimiento de respuesta contra la privatización de la sanidad madrileña en el que se convirtió la Marea Blanca, que promulgó decenas de manifestaciones multitudinarias en Madrid en favor del sistema público. Los recursos judiciales presentados por este movimiento impidieron a Lasquetty llevar su plan privatizador a su último término.
En enero de 2014, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) suspendió cautelarmente el proceso de privatización y, en consecuencia, Lasquetty acabó dimitiendo de su cargo en un momento en el que al frente del Gobierno madrileño estaba ya el sucesor de Aguirre, Ignacio González, imputado ahora como principal acusado en el caso Lezo. Ese es el legado que ahora hereda Casado.
Tras defender desde la Consejería de Sanidad de forma vehemente que la privatización suponía un ahorro para las arcas públicas, años después el informe de fiscalización del gasto sanitario y farmacéutico en la Comunidad de Madrid realizado por la Cámara de Cuentas –revelado por eldiario.es– demostró que no existían pruebas de ese ahorro. “Se desconoce en base a qué criterios tomaron estas decisiones, ni el supuesto ahorro o mejora en la prestación de la asistencia sanitaria que se habría podido obtener”, apuntó el texto.
Meses después de dimitir, Lasquetty anunció que dejaba la política para dar clases en una universidad de Guatemala. Estando allí, el Tribunal Constitucional avaló la legalidad de su plan privatizador en Madrid. El parón en su actividad política llega a su fin con la llamada de Casado. El exconsejero madrileño salta al plano nacional como jefe de gabinete del principal líder de la oposición que le brinda la oportunidad de recuperar su proyecto 'neocon' y difundirlo por toda España.