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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Ciudadanos sufre en Galicia una oleada de dimisiones meses antes de las autonómicas

Inés Arrimadas, en un mitin en Galicia

Carmen Moraga

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Ciudadanos no acaba de levantar cabeza en Galicia, cuyas elecciones autonómicas, junto a las del País Vasco, van a suponer el primer reto importante que tendrá que afrontar Inés Arrimadas si, como se prevé, es elegida en marzo nueva presidenta del partido en unas primarias para las que ya se ha postulado. El partido sufrió el 10N una hecatombre a nivel nacional, y perdió allí el escaso terreno ganado apenas unos meses antes: dos diputados en el Congreso, uno por A Coruña y otro por Pontevedra. Ahora teme terminar siendo fagocitado por el PP de Alberto Núñez Feijóo, de quien depende la fecha de las próximas autonómicas. Ademas, el auge de Vox, que según todas las encuestas va a entrar con fuerza en el parlamento regional, amenaza con darles la puntilla.

Desde hace unos meses el partido está sufriendo en esa comunidad un rosario de dimisiones. La última, la de la responsable de Acción Institucional, María José García Hidalgo, quien adelantaba su renuncia al cargo a través de un comunicado interno enviado a su equipo. Aunque no explicaba los motivos de su marcha fuentes de la dirección nacional han precisado posteriormente a esta redacción que García Hidalgo renunció al cargo después de haber tolerado que la concejala por A Coruña, Mónica Martínez, votara a favor de los presupuestos municipales del PSdeG, que gobierna allí con apoyo de En Marea, desoyendo las directrices del partido, dado que el secretario de Relaciones Institucionales José María Espejo-Saavedra, le avisó de que la postura del partido era votar en contra. Tras este episodio Espejo-Saavedra, según las mismas fuentes, le pidió que abandonara el cargo y así lo ha hecho la dirigente gallega.

La anterior dimisión se había producido a finales de diciembre, en Lugo. El coordinador provincial, Jacobo Vázquez, también anunció que dejaba el cargo alegando “motivos personales”. Según explicó Vázquez en una carta de la que se hiceron eco los medios de comunicación provinciales, le era complicado “compatibilizar” su cargo en el partido con su profesión de abogado. Vázquez fue el candidato a la alcaldía de Lugo en 2007 por el partido regionalista Terra Galega, pero en 2018 se afilió a Ciudadanos asegurando que era una formación que quería “cambiar la manera de hacer política”. Al final, se marchó desencantado, según afirman algunos de sus compañeros. En el partido llovía sobre mojado porque poco antes también había sufrido un grave bache con la marcha de la portavoz autonómica, Olga Louzao.

La crisis de la formación en Galicia, en realidad, lleva arrastrándose desde prácticamente su implantación en esa comunidad. La decisión de Albert Rivera de imponer en las anteriores autonómicas de 2016 como candidata a la Xunta a la escritora y periodista Cristina Losada y su fracaso en las urnas ya abrieron serias grietas en el partido. Después del batacazo intentaron impulsar el proyecto.

Goteo de bajas tras el 10N

El mejor momento en Galicia lo vivió Ciudadanos en las elecciones del pasado 28 de abril. Entonces consiguió dos escaños por las provincias de A Coruña y Pontevedra. Pero los perdió el 10N, desplomándose en ambas provincias en las que pasaron a ser una de las últimas fuerzas al igual que en Ourense y Lugo, siendo superados en votos por Vox y el BNG.

Desde entonces el goteo de bajas y dimisiones no ha cesado. En julio, casi al mismo tiempo que la dimisión de Louzao, se marchó la responsable de Programas de Ciudadanos Galicia, y exasesora del gobierno chileno de Michelle Bachelet, Ángeles Fernández Ramil, que estaba a las órdenes de Toni Roldán, su superior a nivel nacional. Fernández-Ramil presentó su renuncia desencantada con las formas de trabajar de la dirección regional, y en desacuerdo con la política de pactos y el veto que Rivera había decidido imponer al PSOE.

Estas bajas se producían justo después de la destitución de la Junta Directiva de Ciudadanos en Ourense por las “discrepancias” que mantenían con la dirección mientras, Beatriz Pino, nombrada secretaria adjunta de Comunicación de la Gestora nacional del partido, y exdiputada por Pontevedra, acusaba a sus miembros de “dejación de funciones”. Pino anteriormente fue la jefa de prensa del partido en Galicia y Rivera la eligió como una de las moderadoras y presentadoras en los actos de la plataforma 'España Ciudadana', que después de una gran actividad por todo el territorio nacional, con el fichaje estelar de la cantante Marta Sánchez en su lanzamiento, desapareció de repente del mapa político.

A los casos de abandonos hay que añadir –aunque por diferente motivo– el de la exdiputada y escritora Marta Rivera de la Cruz -fue finalista del Premio Planeta en 2006- , natural de Lugo, a la que Albert Rivera decidió colocar como candidata por A Coruña en las elecciones del 28 de abril para hacer hueco en Madrid a algunos de sus fichajes estrella, como Marcos de Quinto o Edmundo Bal. Salió electa pero poco después dejaba el acta para irse al Gobierno regional de Madrid como Consejera de Cultura de la popular Isabel Díaz Ayuso.

Ciudadanos, un “hervidero” en Galicia

“Ciudadanos aquí es un hervidero. Con un Comité Autonómico tan mermado muchos se preguntan por qué no se ha nombrado ya una gestora”, afirma una de las personas que abandonó su cargo hace unos meses, recordando que hay cuatro importantes áreas vacantes, la Portavocía, Programas, Comunicación –cuyo responsable, Javier Alonso Seoane, también dejó el cargo– y ahora la de Acción Institucional. A eso hay que añadir que mientras los principales partidos ya saben quiénes serán sus candidatos a la Xunta, en Ciudadanos aún no se ha abierto ese proceso, aunque en la dirección aseguran que están barajando ya nombres y que será alguien “potente”, que deberá presentarse a primarias.

El principal malestar de los dirigentes críticos se dirige contra el secretario de Organización y concejal en Ourense, Laureano Bermejo, uno de los hombres de confianza de Fran Hervías, quien pese a anunciar que dejaba sus responsabilidades en la Ejecutiva tras la marcha de Rivera se mantiene en Organización pero ahora en la Gestora. Bermejo –al que este sector acusa de ser el causante de todas las crisis internas– y Pino pugnan por erigirse en portavoces del partido en Galicia hasta que la dirección nacional decida cubrir los huecos de los dimisionarios.

Este viernes Hervías y el presidente de este órgano de transición de Ciudadanos, Manuel García Bofill, viajaban hasta A Coruña para reunirse con los afiliados en una de las asambleas que están promoviendo por las principales agrupaciones. En la de Valladolid, celebrada el miércoles pasado, se vetó la entrada a algunos de los afiliados con la excusa de que no estaban al corriente de pago de sus cuotas, lo que desencadenó fuertes protestas.

En el ambiente está además el citado caso de la concejala de A Coruña, Mónica Martínez, cuya desobediencia podría costarle un expediente disciplinario por haber roto la disciplina de voto en el Ayuntamiento. Un caso muy parecido al que hubo recientemente en Asturias con la diputada Ana Coto que se abstuvo para que salieran adelante los presupuestos regionales . Antes de que eso ocurriera Coto terminó dimitiendo.

Precisamente en Asturias, en donde Ciudadanos ha sufrido otras renuncias, el partido ha visto como se le abre una nueva crisis tras la dimisión este miércoles del secretario de Programas, Pedro Irún, por no estar de acuerdo con la decisión de la dirección del partido de imponer a última hora el voto en contra a los presupuestos regionales.

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