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Fray Junípero Serra, el incomprendido padre de California
Una exposición sobre fray Junípero Serra trata desde hoy de arrojar luz en torno a la vida y obra de este conocido franciscano español cuyas misiones, no exentas de controversia, fueron los pilares sobre los que se cimentó el desarrollo del rico estado de California.
La figura de Serra, sus reliquias y manuscritos, han tomado los salones del prestigioso centro cultural Huntington, en el condado de Los Ángeles, que conmemora así el tercer centenario del nacimiento del religioso en la isla de Mallorca el 24 de noviembre de 1713.
La muestra, titulada “Fray Junípero Serra y el legado de las misiones de California” y abierta hasta el 6 de enero, consta de más de 250 piezas provenientes de EE.UU., México y España y es considerada por sus responsables como la colección más completa y explicativa sobre el fraile.
“Es un incomprendido en California y en EE.UU.”, aseguró a Efe el profesor de Historia Steven W. Hackel autor de la biografía “Junípero Serra: California's Founding Father” que se publicará en septiembre.
Hackel trabajó durante casi tres años junto con su colega en la Universidad de Riverside Catherine Gudis para montar esta exposición que invita a reflexionar sobre el papel histórico de Serra.
“Cuando la gente habla de los padres fundadores de EE.UU se piensa en Thomas Jefferson o George Washington, que fueron parte de las 13 colonias originales, y Serra que era católico y de Mallorca no encaja fácilmente en esa narrativa de democracia liberal”, explicó Hackel que evitó dulcificar la imagen del religioso.
La primera parte de la exhibición sigue las andanzas del franciscano desde su pueblo natal de Petra, su paso por Mallorca donde enseñó teología y su recorrido hasta llegar a México donde desembarcó en enero de 1750 con la creencia de que su deber era evangelizar a los indios para salvar sus almas.
“Él representa esa larga lucha entre el colonialismo europeo y los nativos que tratan de mantener su cultura”, señaló Hackel.
Algunos cuadros reflejan el conflicto, a veces sangriento, entre los pobladores originales y los misioneros, una tónica repetida en el continente y de la que no escapó Serra.
Los kumeyaay destruyeron la misión de San Diego, la primera de las nueve que fundó en California, y asesinaron a un franciscano, a un herrero y a un carpintero.
La peor parte, sin embargo, se la llevaron los nativos que se vieron obligados a abandonar sus asentamientos y establecerse en las misiones donde las enfermedades traídas por los españoles diezmaron severamente sus grupos y sembraron el resentimiento.
Cuando en 1988 fray Junípero fue beatificado por la Iglesia Católica varios colectivos indígenas en California mostraron su malestar por lo que consideraron el encumbramiento de un opresor.
La exposición recoge también los avances tecnológicos y artísticos que las misiones introdujeron en ese territorio habitado entonces por 70.000 indígenas cuya cultura también terminó por calar en los colonizadores, prueba de ello es la admiración por la cestería local demostrada por los españoles.
“Pero lo importante es que los indios californianos sobrevivieron y están aquí hoy”, apuntó Hackel y así lo refleja la última parte de la muestra donde los descendientes de aquellos nativos cuentan cómo mantienen viva su herencia mixta, las costumbres y ritos ancestrales de sus antepasados y la fe cristiana.
Fray Junípero Serra, cuyo nombre familiar era Miquel Josep Serra, falleció en 1784 en la misión de San Carlos, en el norte de California, y otros franciscanos continuaron su trabajo hasta que se establecieron 21 misiones, unos enclaves que entraron en decadencia cuando México tomó control del territorio en el siglo XIX.
Tras décadas de abandono, emprendedores estadounidenses descubrieron el filón turístico y arquitectónico de las misiones, y en el siglo XX se vendió una versión romántica de la época de fray Junípero Serra, un hombre de su tiempo en el que colisionaron dos mundos.
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