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García Castaño a Villarejo: “¡No me mandes correos! ¡No me seas pardillo!”

Villarejo decía tenerlo todo encriptado y que no le pillarían comunicaciones

EFE

Madrid —

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El comisario Enrique García Castaño abroncó en 2005 por teléfono a su colega José Villarejo por haberle enviado un correo electrónico a su dirección oficial en la Policía y llegó a decirle que no entendía cómo no le habían cazado: “Es que yo no entiendo cómo llevas toda tu puta vida y no te han pillado nunca”.

Esta llamada telefónica contenida en el sumario del caso Tándem, al que ha tenido acceso Efe, le fue incautada al propio Villarejo, que grababa habitualmente sus conversaciones, y es una de las muchas que reflejan el trabajo conjunto de los dos comisarios (ambos estaban entonces en ejercicio) para conseguir información confidencial y venderla luego a clientes de Villarejo.

La llamada, que aparece transcrita en el sumario, empieza con la reprimenda de García Castaño, que fue detenido y puesto en libertad por este caso y a quien defiende el exjuez Baltasar Garzón:

- García Castaño: ¡No me mandes correos electrónicos! ¡No me seas gilipollas, tronco!

- Villarejo: Pero, pero macho...

- García Castaño: ¡Si me estás mandando un correo electrónico a un sitio oficial!

- Villarejo: Pero, pero...

- García Castaño: ¡Que tiene rastreador, coño!

Villarejo se escuda entonces en que a él le han “mandado quinientos mil correos y de todos los lados” y en que se lo había enviado desde una dirección que no tenía nada que ver con él.

Pero García Castaño, conocido en los círculos policiales como Gordo o Big, insiste: “¡Pero que no me tienes que mandar ningún correo con ninguna historia!”. “¡No me mandes correos electrónicos!¡No me seas pardillo!”, le vuelve a decir en otro momento de la conversación.

“¡Vamos a ser serios, coño, tronco, joder! Que me encargan hacer una investigación, y te pillo en tres minutos”, le reprocha García Castaño a Villarejo sobre sus métodos, y éste último le contesta que no tiene por qué preocuparse, ante lo que Gordo le insta una vez más a moderarse: “Que hay que ser serio, Pepito, que hay que ser serio”.

“¡Que yo lo soy!”, le responde Villarejo, pero García Castaño duda de sus precauciones y se pregunta cómo Villarejo ha podido realizar sus actividades ilícitas sin que le hayan investigado: “¡Que trabajas en plan pardillo! Yo no se cómo no te han pillado. No lo entiendo”.

Gordo insiste en que, si a él le encargaran investigarle, “en tres días” le pillaba y que tiene suerte de no tener “detrás” a alguien como él. “A mí me ponen detrás tuya y la has cagado”, le advierte.

A medida que transcurre la conversación, Villarejo intenta calmar a García Castaño -“Te hago todo el caso del mundo, que sí”-, pero al comisario se le tarda en pasar el enfado y le espeta frases como “¡Es que me ponéis de los nervios, joder! Porque no sois profesionales, ¡cojones!” o “Es que yo no entiendo cómo llevas toda tu puta vida y no te han pillado nunca”.

Ante esta última afirmación, Villarejo se crece: “Será porque no soy tan malo como tú crees”, pero García Castaño insiste en que “no es una chorrada” el tema del correo electrónico, le convoca a reunirse al día siguiente para hablar en persona de “todas las cosas” y le insta a “no llamar ahora a nadie por el canuto (teléfono)”, porque “el origen es muy fácil de pillar”.

Después de la bronca, los dos comisarios -en ese momento García Castaño estaba en Información, y Villarejo, hoy jubilado, en la Policía Judicial- acabaron la conversación amistosamente y con el compromiso de verse:

- Villarejo: Venga, vamos...

- García Castaño: Venga, Pepe.

- Villarejo: Mañana hablamos.

- García Castaño: Venga, hasta luego.

- Villarejo: Venga, un abrazo. Hasta luego.

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