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Junqueras y Sànchez cambian de estrategia ante el Supremo y pasan al ataque

El expvicepresident de la Generalitat Oriol Junqueras.

Marcos Pinheiro / Oriol Solé Altimira

Oriol Junqueras y Jordi Sànchez han cambiado el tono de sus palabras ante el juez Pablo Llarena. El magistrado del Tribunal Supremo, que les mantiene en la cárcel recurso tras recurso, ha escuchado este lunes como el exvicepresident y el antiguo líder de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) cargaban contra su instrucción y le acusaban de falta de objetividad. Los ataques contra su forma de llevar el caso, hasta ahora solo reflejados en escritos, se han oído por primera vez dentro de la sala de alto tribunal.

El primero en pasar ante el juez ha sido Junqueras. Llarena le había citado, como al resto, para comunicarle el auto de procesamiento, que concreta las acusaciones contra él. El juez le atribuye un delito de rebelión y otro de malversación. Aunque esta era una declaración prevista para que los procesados aceptasen, negasen o matizasen los hechos del auto, los tres citados han optado por dedicar parte de su tiempo para cargar contra la instrucción del caso. Un planteamiento distinto a lo que expusieron en las vistas para revisar su encarcelamiento cuando, con distintos matices, acataron la Constitución y renunciaron a la vía unilateral.

Los abogados de Junqueras ya habían cargado contra el instructor en algunos escritos enviados al Supremo. En uno de ellos acusaron a Llarena de “hacer piruetas argumentativas” para justificar la acusación de rebelión sin que hubiese violencia. En ese recurso del pasado mes de marzo incluían también el reproche de que este era un caso político, una investigación pensada “para obtener determinados efectos políticos en determinado momento”, una forma de criminalizar la ideología independentista.

Acusa a Llarena de querer “anular” el independentismo

El exvicepresident, sin embargo, había mantenido un tono conciliador en sus citas en el Supremo. Ha comparecido varias veces desde su entrada en prisión el pasado 3 de noviembre y en todas ha insistido en su apuesta por la negociación y en su condición de hombre de paz. Este lunes ha repetido esos mismos argumentos pero ha dedicado también una parte de su declaración a cargar contra Llarena, a quien ha acusado de querer “anular” el movimiento independentista y acabar con sus derechos políticos.

Junqueras ha cambiado el tono de su declaración tras varios intentos fallidos de salir de prisión. Los sucesivos autos de Llarena le han mantenido en la prisión que decretó la Audiencia Nacional, haciendo casi imposible que salga de prisión antes de un juicio en el que previsiblemente se enfrentará a un horizonte penal de varias décadas. Ante esa perspectiva, Junqueras ha optado por afear directamente al juez su forma de llevar la causa.

Durante su declaración, Junqueras ha asegurado que Llarena quiere, no solo cercenar sus derechos políticos, sino también los de quienes le votaron. Ha puesto en duda también que la investigación se siga en el Supremo y ha denunciado que su situación de prisión le impide defenderse en condiciones: tiene dificultades para acceder a la causa y para tratar con su abogado.

En el terreno de los hechos que le imputa el magistrado, Junqueras, que además de la vicepresidencia ocupó la conselleria de Economía, se ha mostrado especialmente tajante a la hora de negar el uso de fondos públicos el 1-O. Su defensa viene rechazando este delito a lo largo de toda la causa mediante informes de la Intervención de la Generalitat. La contundencia en las palabras de Junqueras no es casual ni está influida por las dudas de la Justicia alemana sobre la malversación, sino que responde a una estrategia de defensa que repetirán el resto de exconsellers procesados por este delito, apuntan fuentes jurídicas.

Junqueras ha hecho varios intentos de salir de prisión, pero siempre conservando su acta de diputado. Otros, como Sànchez, anunciaron ante Llarena que abandonaban su silla en el Parlament y con ello la posibilidad de ser president de Catalunya, cuando los partidos independentistas le propusieron para este cargo. Al igual que hizo Joaquin Forn, tomó esta decisión para tratar de alejar el riesgo de reiteración delictiva y conseguir así salir de prisión. No funcionó.

Sànchez ha comparecido ante Llarena cuatro días después de que el magistrado rechazara por segunda vez su investidura, desdeñando el carácter vinculante de las medidas cautelares que dictó el Comité de Derechos Humanos de la ONU sobre sus derechos políticos. No por esperado, el rechazo de Llarena a la investidura ha generado un enorme malestar entre las filas independentistas, que confían en que el frente jurídico internacional –las demandas frente a la ONU y los procesos de extradición de los dirigentes huidos– consigan desmontar la 'doctrina Llarena' en la causa contra el 'procés'.

Sànchez habla de una instrucción injusta

El expresidente de la ANC ha sido más duro que Junqueras a la hora de afear al magistrado su forma de llevar el caso. Fuentes presentes en el interrogatorio afirman que durante el turno de preguntas de su abogado, Sànchez se ha dirigido directamente al juez, mirándole a los ojos y en tono grave, que percibe en el una clara falta de objetividad y que su instrucción es injusta.

Según ha dicho, el avance de las negociaciones en Catalunya para proponer candidato va haciendo variar los autos del juez, que cada vez se agarra a un argumento distinto para impedirles acudir a la investidura y, en su caso, presentarse como candidato. La conclusión que saca el antiguo líder de ANC es que las razones de Llarena para dejarle en prisión y no permitirle ir al Parlament son políticas.

El tono ha sido distinto al usado por Sànchez hasta ahora, que ha llegado a afear a Llarena que se presente como un afectado por el procés a la vez que se juzga. “No se puede ser juez y víctima”, ha dicho Sànchez que construye ese argumento en base a una frase que Llarena ha repetido en un par de autos. En referencia al plan secesionista plasmado en algunos documentos que forman parte de la causa, el magistrado se refirió a quienes sufrieron sus consecuencias en primera persona. “La estrategia que sufrimos”, escribió.

Esa frase ha servido a Sànchez para cargar contra Llarena, ya con pocas esperanzas de que este juez le deje en libertad antes del juicio. Después de él ha declarado el expresidente de Òmnium Jordi Cuixart, que ha sido mucho más breve que Junqueras y Sànchez. Aún así, ha aprovechado para decir que el caso atentaba contra la libertad de expresión y la libertad ideológica de los investigados.

Según fuentes presentes en la declaración, el instructor no se ha escondido ante el cuerpo a cuerpo que le han planteado los investigados. En varias ocasiones se han producido diálogos entre Llarena y los políticos y los abogados. En uno de esos intercambios dialécticos, el juez ha recordado a Sànchez la “diferencia” entre el 9-N y el 1-O tras la comparación entre ambas votaciones que ha efectuado el exlíder de la ANC. Llarena ha sostenido que, a diferencia del 9-N, tras el 1-O los independentistas tenían previsto implantar la ley de transitoriedad jurídica que abría la puerta unilateralmente a la independencia de Catalunya, a lo que Sànchez ha respondido que esta ley estaba suspendida desde el mes de septiembre.

Para este martes están citados Joaquin Forn, Josep Rull y Raül Romeva. Los exconsellers también tendrán la oportunidad de declarar, y está por ver si optarán por centrarse en los hechos o si también van a utilizar esta declaración ante Llarena, puede que la última antes de que se celebre el juicio, para afearle la instrucción que les ha llevado a prisión preventiva acusados de delitos de rebelión.

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