Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El 3% que acerca a Madrid y Cataluña: mismos testaferros, marisquerías, cotos de caza y palcos de fútbol

Los principales implicados en Gürtel, Púnica y el 3%.

José Precedo

Los diferentes sumarios de corrupción que se instruyen en Cataluña y Madrid certifican que, pese a las diferencias ideológicas y las posiciones irreconciliables en el debate territorial, las tramas político-empresariales en una y otra comunidad han compartido métodos, protagonistas, testaferros, porcentajes en las mordidas e incluso marisquerías donde celebrar los contratos públicos.

La corrupción que ha anidado en torno a los Gobiernos de CiU y del PP durante los últimas décadas tienen muchos puntos en común, según han ido desvelando sucesivos testigos en sus declaraciones antes los tribunales que las investigan.

Para empezar, las comisiones ilegales. Tanto en Gürtel -la red que ha sacudido los cimientos del Partido Popular y ha llevado a la cárcel a su tesorero, Luis Bárcenas- como en el caso Palau- que ha sumido en una grave crisis a Convergència de Cataluña hasta el punto de obligar a la refundación del partido- los empresarios tuvieron que pagar mordidas de en torno al 3% para hacerse con adjudicaciones públicas.

En el caso de Madrid fue el propio cabecilla de la trama, Francisco Correa, quien lo confesó con pelos y señales en la sede de la Audiencia Nacional que juzga la primera etapa de Gürtel. El pasado 13 de octubre el cerebro de la red detalló a preguntas de la fiscal de Anticorrupción Concepción Sabadell su participación en las mordidas y el atajo para hacer llegar dinero al tesorero del PP: “Reunía a un empresario que nos daba la licitación para ver si la obra podía ser para nosotros, yo se lo pasaba a Luis Bárcenas, que lo gestionaba con el correspondiente ministerio. Si el empresario conseguía la obra, yo pagaba la comisión del 2% o del 3% a Génova”.

En Cataluña quien lo cantó todo fue el expresidente del Palau de la Música Félix Millet, uno de los principales acusados en este caso de financiación irregular, cuando compareció en la Ciutat de la Justicia el pasado 8 de marzo. El relato del hombre que estuvo casi dos décadas al frente de esta fundación pública (presidió el Palau entre 1990 y 2009) desgranó el camino de las comisiones ilegales y se explayó sobre el procedimiento para que parte de las mordidas acabasen en el hombre del maletín de CDC.

Confesó que el Palau, el escenario de los grandes conciertos clásicos de Barcelona, tenía una puerta de atrás por las que entraban las comisiones ilegales que las constructoras pagaban para que el Govern les adjudicase obra pública. Dio detalles del reparto de las mordidas, que eran del 4%, y de hasta qué punto se habían sistematizado las entregas: 2,5% para Convergència de Cataluña, 1,5% para el propio Millet y un 0,5% para el segundo de este en la institución, Jordi Montull. En total a esta caja B fueron a parar siete millones de euros.

Las revelaciones de los ocho años de instrucción del caso Palau evidencian que el expresidente catalán Pascual Maragall se quedó cortó cuando en 2005 dirigió al entonces líder de la oposición en Cataluña Artur Mas aquella famosa frase que tanto indignó al pujolismo: “Ustedes tienen un problema que se llama el 3%”.

Igual que Correa en Gürtel, Millet hizo memoria sobre pagos en maleteros de coches en el aparcamiento de la ópera y aludió a una fundación, la Trias Fargas, que sirvió como intermediaria para hacer llegar el dinero a las arcas de Convergencia. También mencionó el nombre de Ferrovial, una de las grandes constructoras españolas, como pagadora de mordidas.

En la Audiencia Nacional Correa citó, entre las supuestas empresas que urdieron sobornos, a OHL, Dragados y ACS. Inmediatamente después, estos tres gigantes del ladrillo anunciaron acciones legales contra el cabecilla de la red.

En Madrid también hubo una fundación que sirvió para encarrilar los pagos en B al PP bajo la presidencia de Esperanza Aguirre se llamaba Fundescam y si no hubo condenas fue porque los tribunales determinaron que los delitos habían prescrito.

Pero los grandes casos de corrupción de Cataluña y Madrid comparten bastante más que procedimientos. La letra pequeña de los sumarios apunta detalles que hacen ver de qué manera esos supuestos bandos irreconciliables compartieron aficiones y lujos. Como las cacerías.

En los mismos montes de Ciudad Real y Toledo donde la empresa Dyco implicada en la trama Púnica -que indaga sobre adjudicaciones por 250 millones de euros en distintas administraciones- pagaba comilonas y disparos a cargos del PP madrileño, incluido el lugarteniente de Aguirre, Francisco Granados, estaba invitados importantes cargos del último Gobierno de Artur Mas, como el exconseller de Justicia y actual diputado de Junts pel Sí, Germá Gordó.

Según consta en la investigación del llamado 3%, otro de los escándalos que agitan Cataluña, pagaba la constructora catalana Oproler, y Gordó no llegó a presentarse en ese coto de caza durante la suelta de perdices. Oproler sí agasajó al tesorero de Convergència, Andreu Viloca, con entradas para el estadio Santiago Bernabéu, palcos de ópera y mariscadas en el restaurante madrileño La Trainera.

Esta marisquería era según Correa el lugar preferido por su socio Alvaro Pérez, el Bigotes, y Jesús Sepúlveda, el alcalde de Pozuelo, para ir a comer angulas. El cerebro de Gürtel justificó así durante el juicio un apunte de 600 euros de la contabilidad de la red que no estaba claro.

Los tesoreros del PP y Convergencia también tenían en común una agenda de papel en la que que iban apuntando todo a mano. Viloca en Cataluña. Beltrán Gutiérrez en Madrid. Ambos están imputados y su caligrafía la examinan ahora en los tribunales de uno y de otro lado.

Que la distancia entre el pujolismo y el PP no siempre fue la que se esfuerzan ambos bandos en escenificar ahora lo subrayó el propio Millet, en su declaración ante los fiscales anticorrupción a finales de marzo. El recaudador confeso de Convergència recordó que fue durante su etapa como patrono de la Fundación Faes en Cataluña, entre 2003 y 2004, cuando las subvenciones del Ministerio de Cultura del Gobierno de Aznar se multiplicaron hasta llegar a los 12,6 millones de euros que aportó para la ampliación del Palau.

La investigación a la fortuna de los Pujol ya había puesto de manifiesto que el clan catalán había usado el mismo vehículo financiero para ocultar el dinero en Suiza, la fundación Favona del banco de Ginebra Lombard Odier, que el vicepresidente primero del Gobierno de Aznar, Rodrigo Rato, exponente máximo de la política económica del PP a finales de los noventa y principios de 2000.

Etiquetas
stats