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Pedro Sánchez respira tras la cita con Quim Torra pese al desencuentro en la autodeterminación

Pedro Sánchez y Quim Torra en su paseo por Moncloa.

Irene Castro

En Moncloa no tenían muy claro cómo podía salir la reunión de Pedro Sánchez con Quim Torra. Se trataba de la cita más difícil desde que es presidente del Gobierno. En la retina de los socialistas estaban todos los cambios de guión de los dirigentes independentistas y los días previos el equipo de Sánchez trataba de rebajar las expectativas del encuentro. Tras producirse, el presidente y su gabinete respiran aliviados. “Cortesía”, “corrección”, “constructivo”, “sensación productiva”... han sido algunas de las palabras con las que el Gobierno ha definido las dos horas y media de conversación de los mandatarios. Una cita casi histórica, a tenor de los antecedentes.

Se ha reabierto el diálogo y eso deja, de momento, en segundo plano los desencuentros entre ambos dirigentes por la autodeterminación y las ansias de independencia, cuya exigencia había rebajado inicialmente el presidente de la Generalitat, con el consiguiente enfado del independentismo más duro.

El Gobierno tiene claro que el conflicto catalán no se va a resolver en lo que queda de legislatura. Sánchez trabaja con un horizonte temporal de años. Pero en Moncloa destacan el primer paso que supone esta reunión: frente a una ausencia total de interlocución entre administraciones, Sánchez y Torra han quedado en mantener un diálogo fluido y directo. Tras el choque frontal entre Mariano Rajoy y la Generalitat, ahora hay dos presidentes que al menos se sientan a hablar.

No obstante, los más cercanos a Sánchez envuelven ese alivio en mil cautelas. “No podemos echar las campanas al vuelo”, dicen desde el equipo de Sánchez, conscientes de que la hoja de ruta de Torra sigue siendo la independencia y la reivindicación del derecho a la autodeterminación. “Hemos hablado y escuchado. Somos conscientes del proyecto político que representa Torra”, expresó la vicepresidenta, Carmen Calvo, la encargada de valorar el encuentro en el Gobierno.

Precisamente esa posibilidad que ha ofrecido Sánchez de “hablar de todo” es la que ha agradecido el presidente de la Generalitat, quien también ve en esta primera reunión el comienzo de una “relación bilateral de gobierno a gobierno”. “Lo importante es que nos hemos sentado”, señalan también fuentes del Govern, que ya marcan el próximo hito: la invitación de Torra a Sánchez para un nuevo encuentro en Barcelona.

La vicepresidenta ha dado por hecho que se producirá y en Moncloa también creen que será un síntoma de que las relaciones bilaterales marchan mejor, pero circunscriben los siguientes pasos a cómo vayan funcionando las comisiones establecidas en el Estatut. Los socialistas ven factible atraerse a parte del independentismo con mejoras en el autogobierno y la financiación.

En el Ejecutivo de Sánchez tampoco se atreven a poner plazos al apaciguamiento de las aguas dado que vislumbran un Govern con escasa capacidad de acción ante los intereses de los distintos sectores en los que se apoya –por un lado, Carles Puigdemont; por otro, la CUP; por otro, los sectores pactistas...– y atado a las promesas de independencia. Por ahora gana tiempo y consigue sumar aliados en el Parlamento para algunas de sus promesas, como la derogación de la 'ley mordaza'.

Los sectores más duros del independentismo han reprochado a Torra su posición: “El camino que ha querido abrir el president parece que coincide más con una visión de cerrar por arriba que no con respetar lo que el pueblo de Catalunya hizo el 1 y el 3 de octubre, que fue abrir por abajo”, ha expresado el diputado de la CUP Vidal Aragonés. La Asamblea Nacional Catalana ha pedido implementar “el mandato del 1-O”. “No aceptamos pactos ni cambios de rumbo”, ha sido la reacción de los Comités de Defensa de la República.

Tras esas primeras críticas y ya desde fuera de la Moncloa, Torra ha endurecido su discurso en las redes sociales: a través de Twitter prometió la construcción de la república, sin especificar cómo se llevará a cabo mientras pretende mantener una relación bilateral con el Estado.

Esa es precisamente la preocupación del Gobierno de Sánchez, que avisa de que no dudará en frenar ilegalidades. No obstante, recuerda que, por ahora, el Govern ha caminado por la senda de la legalidad más allá de las palabras. “A otros les han hecho dos referéndums y nosotros en un mes y dos días hemos recibido al presidente de la Generalitat y hemos hablado con él”, ha señalado Calvo en alusión a los mandatos de Mariano Rajoy, a quien el PSOE ha acusado de ser causante de buena parte del crecimiento del independentismo.

La política de los gestos: la perrita, los regalos y el paseo

En esa intención de ir paso a paso viendo cómo se desarrollan los acontecimientos, en Moncloa intentan subrayar cada uno de los “gestos” que se han producido en las tres horas que han pasado desde que Torra ha pisado el Palacio.

Lo primero que ha hecho después de que un sonriente Sánchez le recibiera ha sido entregarle tres regalos a los que el equipo del presidente da una especial relevancia. Primero, a los libros sobre Catalunya y también al licor típico de hierbas que requiere una ardua labor de elaboración, según han explicado fuentes de Moncloa.

También el paseo que ha requerido Torra por los jardines de Moncloa y, en especial, su interés por ver la fuente en la que Antonio Machado veía a su amante Guiomar. Fuentes gubernamentales subrayan la relevancia de ese “gesto de cortesía” argumentando el ataque que ha recibido el poeta desde algunos sectores independentistas. Y entre medias, la perrita Turca ha hecho su aparición ladrando en el recinto. Todo ello, dicen en Moncloa, ha contribuido a crear un buen ambiente que luego han comunicado con un tuit en catalán. El siguiente episodio, en Catalunya.

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