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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Adriana Lastra, en Mongolia: “Si viene alguien de Orión tendrá un médico español que lo atenderá”

Adriana Lastra junto a Pere Rusiñol durante un encuentro con la revista Mongolia.

Irene Castro

Adriana Lastra es más de AC/DC que de Iron Maiden, pero se soltó la melena en un encuentro con la revista satírica Mongolia. Para la portavoz socialista este jueves fue un buen día y aprovechó para decirlo: “Cuando tienes el apoyo social y haces buenas políticas es muy difícil que pierdas votaciones”.

Tras un arranque accidentado en el mes de julio, el Gobierno sacó adelante por amplia mayoría tres decretos en el retorno de los diputados a sus escaños. “¡Hemos recuperado la sanidad universal!”, exclamó nada más empezar. ¿Para todos? “Si viene alguien de Orión tendrá un médico español que lo atenderá”, bromeó.

Minutos después de que Pedro Sánchez pactara con Pablo Iglesias medidas sociales en su primera reunión oficial en Moncloa, Lastra comentó su relación con Unidos Podemos: “Ha cambiado tangencialmente desde que nace a nivel nacional hasta el día de hoy. Es que nacieron diciendo PP y PSOE la misma mierda es. Con el tiempo es un partido que ha madurado y se ha dado cuenta que no tenemos nada que ver con el PP, que somos una fuerza progresista y que tenemos muchas cosas en común”.

Entre la vía portuguesa o la “italiana de Salvini”, Lastra no duda que el modelo a seguir es el de los vecinos lusos. Pero Sánchez pactó en 2016 con Ciudadanos: “Los que han pegado un giro ideológico brutal son ellos... o nos engañaron hace dos años”. Su relación no pasa por el “mejor momento”, confiesa.

Tampoco con el PP, aunque haya un acercamiento para temas puntuales, como la renovación del Poder Judicial. Pablo Casado no le parecía cuando compartían tertulias tan de derechas como “ahora se descubre”. Le ve compitiendo con Vox y Ciudadanos en la derecha. “Espero que modifiquen su discurso, pero su trayectoria es la que es”, reconoce.

También habló de Sánchez, a quien apoyó sin fisuras desde que fue apartado en un Comité Federal ante la división interna sobre la posición que tomar ante la investidura de Mariano Rajoy o las elecciones. En el corto plazo ganaron quienes apostaron por la abstención, pero en el largo el vencedor fue Sánchez. Ahora es un presidente que habla de tú a tú con mandatarios como Vladimir Putin o Angela Merkel.

“No habrá ninguna aventura extramatrimonial de Pedro”

Con la canciller alemana Sánchez se ha visto en varias ocasiones e incluso ha compartido vacaciones en Doñana. Los de Mongolia percibieron feeling por parte de ella. “Lo que me han contado es que es afable, tanto ella como su marido -puntualiza-, que la relación es muy buena y lo que hay es una relación entre el presidente y la canciller, que es favorable para para los dos países”. Hasta ahí la parte institucional pero ¿hubo algo más?, le vinieron a preguntar Darío Adanti, Pere Rusiñol y Eduardo Galán: “No habrá ninguna aventura extramatrimonial de Pedro con nadie”.

La número dos del PSOE asegura que tiene “los pies en la tierra” y que supo “dónde tenía que estar” cuando Sánchez llegó a Moncloa: en el partido o en el Congreso. No se ve con la gestión suficiente a sus espaldas como para estar en el Gobierno y asegura que no tuvo “anhelos”.

¿Quién influye más en el presidente: el PSOE o su jefe de gabinete? Ante la atenta mirada del propio Iván Redondo; de la vicepresidenta, Carmen Calvo; del portavoz en el Senado, Ander Gil; y otros cargos e incluso trabajadores de Ferraz que se acercaron al Teatro Luchana, Lastra salió airosa: todos dan su opinión y luego Sánchez decide. Es quien tiene el apoyo de la militancia, recuerda.

Fue ese enfrentamiento en el que el PSOE se partió en dos y en el que finalmente hablaron los militantes en favor de Sánchez cuando Lastra se separó de Javier Fernández, el presidente asturiano al que considera su “padre político”. Pero defiende que su generación pidió paso. Y ganó.

Habló también de que se afilió al partido (cuando José María Aznar empezó a gobernar) movida por el concepto de “justicia social”. Es ese término el que está detrás de algunos de sus posicionamientos en temas como la prostitución: “Mi posición es la abolicionista”, afirma tajante, aunque matiza que no se debe “perseguir” a la prostituta “sino al putero”.

Pasos hacia el laicismo... ¿y la república?

La portavoz del PSOE está segura de que Franco saldrá del Valle de los Caídos -“ya estoy viendo a la vicepresidenta que va allí a sacarlo ella”, bromea- y de que no se ha pactado sino hablado con la Iglesia que, a su juicio, ha entendido que a estas alturas no puede haber un mausoleo para un dictador.

Confiesa que es atea y defiende que hay que ir “dando pasos hacia el laicismo”. También se declara republicana, pero se topa con la monarquía. Reconoce que, por el momento, es el sistema que refleja la Constitución y que si se abre el “melón”, podrá cambiar. “En el próximo Congreso de mi partido iré a defender lo que creo”. ¿La república? Asiente. Mongolia le saca un compromiso que, como tarde, será en 2021 -los congresos de los socialistas se celebran al menos cada cuatro años-.

¿Y por qué se opone el PSOE a que el Congreso investigue los audios de la examante del rey Juan Carlos? En ese punto se moja menos: “La mejor herencia republicana que tenemos es precisamente la seguridad jurídica, el imperio de la ley. Lo que hicimos el martes fue votar lo que apuntaba un informe de los letrados, que decía que esa comisión era inconstitucional y ya esta”.

Pero se escapa con ironía de dar su opinión sobre la investigación parlamentaria: “Había otra pregunta por ahí”. A pesar de ser asturiana, le resulta más fácil la última pregunta del examen: ¿Cachopo o fabada? No duda: fabada.

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