La campaña del 4M está rota. Sin debates por delante y más polarizada que nunca, la contienda de las elecciones madrileñas y las propuestas de los partidos están enterradas desde que el jueves pasado se hicieran públicas las amenazas de muerte contra el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y dos miembros del Gobierno, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, María Gámez. A ellos se ha unido este lunes la titular de Industria, Reyes Maroto. En su caso la Policía ha identificado a una persona con graves problemas de salud mental como responsable de haberle enviado una navaja en un sobre al ministerio.
Si en el inicio de la contienda electoral fue Isabel Díaz Ayuso la que centró el debate en la disyuntiva “socialismo/comunismo o libertad”, el bloque progresista ha dado la vuelta al marco con un enfrentamiento entre “democracia o fascismo” el 4M. Así lo tuiteó el propio Iglesias el pasado 25 de abril, fecha en la que se conmemora la Revolución de los Claveles en Portugal contra la dictadura militar y el aniversario de la liberación de Italia del fascismo durante la II Guerra Mundial. La refriega se ha enconado después de Rocío Monasterio se negase a reconocer las amenazas en un debate en la Cadena Ser el pasado viernes. Desde entonces coquetea con la idea de que es un montaje de la izquierda.
El PP quiere salir de ese debate que moviliza a la izquierda y sitúa a los de Pablo Casado en un escenario incómodo, haciendo equilibrismos entre marcar distancias con la extrema derecha a la que toda Europa aísla, pero que en España es un socio necesario para sus gobiernos. Vox, sin embargo, alentó la confrontación desde el primer momento al negarse a condenar concretamente las amenazas, y al acusar al Gobierno incluso de hacer un montaje.
Lo cierto es que la campaña se ha visto eclipsada en sus contenidos. Tampoco habrá más debates porque Iglesias, Mónica García y Ángel Gabilondo se niegan a sentarse con la extrema derecha. El PSOE ha llegado incluso a modificar su lema en el ecuador de la campaña. “Estas elecciones ya no van solo del proyecto que queremos para Madrid, de las medidas que necesita Madrid, estas elecciones ya van de la democracia”, admitió este lunes la directora de la campaña, Mónica Carazo.
Los socialistas se enteraron de las amenazas recibidas por Maroto durante un acto sobre políticas LGTBI que pasó a un segundo plano en ese momento cuando la vicesecretaria general, Adriana Lastra, informó de la carta con una navaja ensangrentada que había llegado al Ministerio de Industria y Turismo dirigida a la ministra. “¡No vais a pasar, al fascismo os decimos no vais a pasar. Se acabó, esto sí que va de democracia!”, exclamó la dirigente socialista, cambiando completamente el tono del acto.
El bloque progresista señaló inmediatamente a la extrema derecha como culpable de difundir un discurso que acaba en delitos de odio como esas amenazas. “Todos los demócratas estamos amenazados de muerte si no paramos a Vox en las urnas”, expresó la propia Maroto tras interponer la correspondiente denuncia.
Para el PSOE no cambia nada el hecho de que la persona identificada por el envío de la misiva de Maroto sea una persona con problemas psicológicos. “Las palabras y el odio de esa ultraderecha todos los días llegan como un altavoz que resuena y acaban en una persona vulnerable haciéndose eco en una carta y deseando mi muerte”, ha lamentado Maroto. Gabilondo, que ha cambiado completamente el registro de su discurso y habla directamente de “fascismo”, insistió en hacer un “cordón sanitario” a Vox y pidió no banalizar “los discursos de la ultraderecha”.
“Ahora se está diciendo que la persona que amenazaba no se encontraba bien, que tenía deficiencias. No lo sé porque eso está por resolver”, dijo antes de preguntarse: “¿Y qué pasa si esa persona es así? ¿Se puede amenazar si uno no se encuentra bien? ¿O no sabemos que algunos acontecimientos de la historia de la humanidad con consecuencias trágicas se han hecho por estas personas que aisladas se dejan llevar por discursos que se plantan como semillas, discursos de odio y exclusión que lo que generan son delitos de odio?”. “Por eso no me lo tomo a broma”, añadió.
Iglesias pide “reconstruir lo público” para “derrotar al fascismo”
Los actos programados por los partidos han pasado a un segundo plano. Apenas tuvo repercusión el compromiso alcanzado por Más Madrid y Unidas Podemos con el sindicato de inquilinos para impulsar una ley de vivienda autonómica. En el caso de Mónica García, también protagonizó un acto sobre diversidad que quedó opacado. “¿Cuántas amenazas más hacen falta para que Ayuso deje de avalar la política del odio de la extrema derecha?”, se preguntó García en Twitter nada más conocerse la amenaza a Maroto, a quien mostró su solidaridad. En declaraciones a los periodistas tras participar en un acto de campaña, García fue un paso más allá al exigir a la candidata del PP que “diga que no tiene ninguna intención de gobernar con el partido de la intolerancia”. “A cada sobre de amenazas proponemos millones de sobres en las urnas”, ha reclamado la aspirante de Más Madrid
En un mitin celebrado en Tetuán, el candidato de Unidas Podemos alertaba precisamente contra este vaciamiento de la campaña. “Para derrotar al fascismo no bastan buenas consignas en campaña”, ha dicho, sino que “hay que hacer políticas para reconstruir lo público”. “Cuando hay escuelas fuertes y los chavales de barrio son capaces de estudiar y sacar un título universitario, no se dan las condiciones para que la extrema derecha surja”, ha afirmado en un acto en el madrileño barrio de Tetuán.
Iglesias insiste desde el arranque de la campaña en plantear medidas alternativas a las que ha puesto el PP en marcha en estos 25 años al frente de la Comunidad de Madrid. Pero ahora, ha explicado este lunes, ese planteamiento alcanza más valor. El candidato de Unidas Podemos ha reiterado que el proyecto del PP y de Vox en Madrid pasa por “socavar las bases materiales” de la democracia. Por eso, ha concluido, “hay que hacer exactamente lo contrario”.
“La democracia es un sistema que sirve para cambiar las cosas”, ha dicho. Y ha planteado que Unidas Podemos es “garantía” de que eso ocurra: “No han podido impedir que gestionemos el Ministerio de Trabajo; que la ministra de Igualdad apruebe el solo sí es sí;; que el coordinador federal de IU sea el Ministro de Consumo y se limite la publicidad de las casas de apuestas; que el ministro de Universidades sea una referencia internacional en la sociología; o que una activista antirracista y estudiante de excelencia sea la ministra de Derechos Sociales y esté negociando lo que firmamos Pedro Sánchez y yo, y haya una regulación de los alquileres”.
La derecha se adapta al nuevo guion
En el lado de la derecha también afecta el nuevo guion de la campaña. Ciudadanos intenta mantener su agenda y cierta presencia una vez que los debates se han anulado. Edmundo Bal insiste en recuperar esos enfrentamientos y también evita hablar de un cordón sanitario a la extrema derecha.
Ayuso, que iba a Vallecas en la mañana del lunes para presentar su propuesta para las residencias, saltó a todos los titulares por calificar de “circo” las reacciones de PSOE y Unidas Podemos por las amenazas. La candidata del PP ha aseguró que la izquierda está “crispando creando un ambiente de división social”. “Todos recibimos en algún momento como responsables políticos amenazas y la diferencia es que unos no lo comentamos, lo llevamos a las instituciones pertinentes y no estamos haciendo circos”, criticaba pidiendo hablar de “lo importante” después de que ella fuera la artífice del “socialismo o libertad” sin propuestas.
“Quisiera saber a quién han puesto al frente de la seguridad de las instituciones porque a mí me llegan a mandar a la puerta de mi despacho un abrelatas pero de una lata de mejillones y el responsable de seguridad de la Puerta del Sol no vuelve a su puesto de trabajo. Si no son capaces de gestionar el escáner de tres instituciones, como para gestionar Barajas o para gestionar un país”, afirmó entre aplausos de los asistentes a su acto en Torrejón de Ardoz.
Mejor parado ha salido Vox, que ha quedado indemne de la condena del resto de partidos después de haber instado a sus cargos a quebrar los cierres perimetrales con justificantes laborales para llenar los mítines en Madrid. Y es que todo en la campaña del 4M ha pasado, al menos por ahora, a un segundo plano, incluida la pandemia.