Podemos apela al voto más ideológico en el ecuador de la campaña

Alberto Ortiz

3 de junio de 2024 21:58 h

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Podemos ha puesto todos sus esfuerzos en esta campaña. Las elecciones europeas medirán qué peso tiene el partido en una cita estatal y si es cierta la hipótesis que en la previa de las elecciones del 23 de julio sirvió para un reparto de fuerzas dentro de Sumar que los dejó con cinco diputados. Un año después, la candidatura que encabeza Irene Montero enarbola las banderas clásicas de la izquierda para movilizar a su nicho de votantes y tratar de convencer al electorado desencantado con el Gobierno de coalición.

“La izquierda se tiene que poner en pie” es el lema que Montero ha esbozado en todas las entrevistas desde el inicio de la campaña y en la mayoría de los actos en los que ha participado en los últimos diez días. Del enunciado se desprende que las fuerzas que integran el Gobierno de coalición están fuera de ese espectro ideológico. “España se merece un gobierno de transformaciones, un gobierno que avance en derechos, no uno que solo haga titulares”, dijo la candidata en el mitin central de la Fiesta de la Primavera de Podemos, que funcionó el pasado 25 de mayo como acto de lanzamiento de la campaña. 

Esa fecha no fue una elección del todo azarosa. Diez años atrás, un grupo de politólogos y activistas, la mayoría desconocidos, revolucionaba la política española con la entrada de cinco diputados en el Parlamento Europeo. Una década después en la que Podemos atravesó todo tipo de suertes, fue primera fuerza en las encuestas, estuvo a punto de superar al PSOE en unas elecciones y –tres años más tarde– formó parte del primer Gobierno de coalición desde la vuelta de la democracia, se encuentra en una delicada situación. 

Mantenerse en el Parlamento Europeo es por lo tanto imprescindible para que Podemos pueda recomponerse en el futuro. Y hacerlo con más de un escaño para colocarse en una posición de fuerza con respecto a Sumar, reconocen algunas fuentes de la formación, sería un equivalente a las primarias que la coalición de Yolanda Díaz no celebró el pasado julio de cara a las elecciones generales. Entonces argumentaron falta de tiempo para que pudieran organizarse.

En público, sin embargo, Montero apenas hace referencias directas a sus rivales en ese espectro de la izquierda transformadora y opta por reivindicar a Podemos como esa formación que, argumenta, se atreve a impulsar las transformaciones frente a Sumar y PSOE. En la campaña desde Podemos sí han lanzado algunas críticas veladas. Hace unos días activaron una campaña por redes con el lema “izquierdita, izquierdita, que me quede como estoy”.

“Somos una fuerza política que reivindica el ruido, el grito, la rabia de los pueblos que se atreven a soñar”, dijo también Montero este fin de semana, en referencia a las apelaciones de Yolanda Díaz a bajar el ruido dentro de la coalición durante la pasada legislatura.

Uno de los principales ejes de la campaña de Podemos para estas elecciones es el “no a la guerra”. “La paz es la tarea política más urgente en este momento”, dijo Montero en el acto central de campaña en Barcelona, el pasado sábado. “Tenemos que llenar las urnas de votos para romper esa gran coalición de la guerra. Catalunya tiene que decirle a todo Europa: ‘Som gent de pau’ [‘Somos gente de paz’]. Merece la pena, es lo más valioso que podemos hacer”, sostuvo en ese acto. 

Podemos ha insistido durante toda esta primera parte de la campaña en colocar al PSOE dentro de lo que han calificado el “consenso belicista”. “Tengo una apuesta”, vaticinó Montero en la Fiesta de la Primavera. “El consenso de la guerra, el consenso bélico va a llevar a [Úrsula] Von der Leyen a hacer una propuesta en la que tenga una comisaria verde socialdemócrata [en referencia a Teresa Ribera] y a los antiabortistas y a quienes niegan la violencia contra las mujeres y a los que niegan el cambio climático en esa comisión como comisarios”, apuntó. 

La exministra de Igualdad ha argumentado durante sus actos en la campaña que esa tendencia belicista que a su juicio se impone en Europa tiene consecuencias directas para la gente. “Hay que romper el consenso belicista. Hay muchísima gente que quiere defender la paz pero no sabe cómo hacerlo porque lo único que escucha es que la guerra es inevitable, que la guerra se gana con más guerra. Que hay que recortar en servicios públicos para gastar en tanques. El consenso de guerra lo están defendiendo desde la socialdemocracia, pasando por los verdes, los liberales, la derecha y la extrema derecha”, dijo también en ese acto.

Montero, además, ha centrado sus discursos de campaña en temas como la migración, la vivienda o los derechos feministas y LGTBI. Son asuntos claves para una agenda de izquierdas que la exministra de Igualdad seguirá explotando en debates como el que este lunes celebraron la Cadena SER y El País con los cinco principales candidatos con representación en el europarlamento actual (PSOE, PP, Vox, Sumar, Ciudadanos y Podemos).

“Creo que la gente en Europa y en España sabe que seguridad no significa más aumento del gasto militar. Significa sanidad, servicios públicos, empresas públicas para la energía, para la sanidad, fiscalidad justa, derechos feministas y derogar el Pacto de Migración y Asilo y que nuestras fronteras haya mantas, haya comida caliente, haya agua y no haya, como quieren estos fascistas muros, concertinas y poner en riesgo la vida de la gente que está buscando un mundo mejor”, afirmó la exministra en una de sus intervenciones en ese debate.

Los cinco días que restan hasta el cierre de la campaña son muy relevantes para el partido porque estarán atravesados por los debates electorales. Después de este lunes en la SER, Montero participará en el de TV3 en Catalunya y, el jueves, en el que organiza Televisión Española (TVE) con el resto de cabezas de lista. Estas citas están marcadas en rojo en el calendario por la posibilidad que ofrecen a la candidata de llegar a un público masivo, que no se acerca a los mítines. Montero, piensan en el partido, cuenta además con la ventaja de su experiencia en este tipo de citas. 

La exministra ha compaginado hasta ahora los actos tradicionales y las entrevistas a medios convencionales con las visitas a podcast temáticos y programas de humor, en línea con la estrategia que viene desarrollando desde que lanzó su candidatura para estas elecciones a principios de año. La mayoría de encuestas colocan a Montero como la cabeza de lista más conocida de largo, pero también está entre las que peor valoración tiene entre el electorado. 

Un partido entregado

Podemos ha programado una intensa campaña, con actos de los principales cuadros del partido. Perfiles como el de Isa Serra, que va de número dos en la lista de Montero, o la secretaria general del partido, Ione Belarra, han llenado sus agendas con mítines, encuentros con la militancia y paseos por diferentes ciudades de España. El partido ha centrado sus mítines en la Comunidad de Madrid, Catalunya, la Comunitat Valenciana o el País Vasco. 

Su antiguo líder, Pablo Iglesias, el domingo cerró un mitin en Bilbao y este mismo lunes estuvo en Carabanchel. “Nunca hay que ceder ni un palmo ideológico porque entonces te comen. Eso es lo que ha entendido la derecha. ¿Cómo vas a ganar a Ayuso si reconoces que los impuestos son malos como hizo [Ángel] Gabilondo? ¿Cómo vas a ganar a los fascistas si dices que tus amigos de 40 años piensan que Irene Montero y el feminismo han ido demasiado lejos? ¿Cómo vas a construir un futuro republicano si tragas con una institución sustancialmente antidemocrática?”, se preguntó retóricamente el exvicepresidente segundo del Gobierno. 

Una de los argumentos con los que Podemos busca convencer al electorado es con el diseño del sistema electoral. A diferencia de otras elecciones, las europeas tienen circunscripción única y la división no penaliza. “En las elecciones europeas no hay que votar el mal menor. Puedes darte el gusto de votar sin miedo. Puedes darte el gusto de votar lo que piensas”, resumía Iglesias en Bilbao. “Que elijáis lo que os gusta, lo que os mueve”, apeló Belarra en el acto central de este fin de semana en Barcelona.