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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

El avance económico de Bangladesh da paso a otras prioridades en cooperación

EFE

Dacca —

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Los progresos realizados por Bangladesh para impulsar su economía han dejado al descubierto graves problemas ambientales y sociales que los donantes y organismos internacionales intentan actualmente subsanar tras cambiar su lista de prioridades.

El crecimiento económico anual en torno al 6 % en la última década en el país asiático ha sido motivo de alabanza al permitir mejorar indicadores en educación o salud, aunque a la larga resulta insuficiente, según los expertos consultados por Efe.

Las estadísticas oficiales dan cuenta de una significativa reducción de la pobreza desde 2010, aunque últimamente se ha ralentizado y todavía afecta a uno de cada cuatro bangladesíes.

El economista del Banco Mundial Zahid Husain explica a Efe que el país ocupa un lugar “estratégico”: para reducir la pobreza en el mundo hay que ayudar a los países con mayor número de pobres y Bangladesh, con una población de unos 160 millones de habitantes, es uno de ellos.

Con una situación macroeconómica relativamente estable, Husain afirma que queda mucho trabajo para mejorar la movilización de los recursos financieros y el funcionamiento de las instituciones.

Los servicios públicos para garantizar el agua potable, la salud, la higiene, la nutrición o la protección social todavía están en la lista de necesidades insatisfechas, a las que también añade otras como las relacionadas con la energía y las infraestructuras.

No será por falta de proyectos. Más de mil contiene el programa de desarrollo anual, si bien la mayoría sufre retrasos en su ejecución e importantes sobrecostes, según Husain, que destaca -no obstante- los esfuerzos por mejorar la gestión de las cuentas públicas y la coordinación entre actores.

Bangladesh sigue estando entre los países menos desarrollados y es el sexto receptor de ayuda oficial al desarrollo en Asia, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Bajo ese concepto, en 2015 recibió 2.570 millones de dólares (unos 2.190 millones de euros), el 40 % dirigido a infraestructuras y servicios, por parte de donantes encabezados por la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial y países como Japón, Reino Unido, Estados Unidos y otros de la Unión Europea.

El cambio climático también ha atraído fondos internacionales y del propio gobierno, que ha creado un fondo fiduciario e invertido casi 700 millones de dólares (casi 600 millones de euros) en cientos de proyectos, indica el director del Centro internacional para el cambio climático y el desarrollo, Salimul Huq.

El experto cree que el país está “avanzando muy rápido para entender los problemas y encontrar soluciones” ante un fenómeno que lo coloca entre los más vulnerables, entre otras cosas por las devastadoras inundaciones que suele sufrir.

Las autoridades, comprometidas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, acaban de lanzar un plan para atraer inversiones en cambio climático, medioambiente y bosques de hasta 7.000 millones de dólares (casi 6.000 millones de euros) en cinco años.

Desde la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que colabora en la iniciativa, su representante interino en Bangladesh, David Doolan, admite que el trabajo de las agencias de cooperación ha cambiado en las últimas décadas.

Desde su independencia en 1971, el país se caracterizaba por tener déficit de alimentos, un asunto que centraba la asistencia técnica hasta que unos años más tarde se adaptó la llamada “revolución verde” y se lograron triplicar los rendimientos de los cultivos.

Hoy en día, apunta Doolan, los retos están más vinculados a la sostenibilidad ambiental, el impacto en la salud de los alimentos contaminados, el cambio climático y la inclusión social.

Son, de alguna forma, consecuencia de cómo se ha desarrollado el país, con una economía menos agrícola y más industrial, lo que ha supuesto grandes cambios como las migraciones del campo a la ciudad o la degradación de los recursos naturales, según la FAO.