El expresidente del Gobierno, José María Aznar, acaba de terciar por primera vez en el conflicto desatado en Catalunya. En un duro y crítico artículo que acaba de publicar FAES, la Fundación que preside el ex líder del PP, titulado 'El Precio de la Libertad', Aznar opina que Mariano Rajoy debería tomar ya una decisión ante el conflicto de Catalunya, pero le señala la puerta “si no se ve con ánimo para hacerlo” o “hubiera de reconocer su incapacidad”: la convocatoria de elecciones “para otorgar a los españoles la posibilidad de decidir qué gobierno, con qué propuesta y con qué apoyo electoral se deberá hacer frente a esta coyuntura crítica para España”.
Aznar, además, cree que si el Gobierno no encuentra apoyos suficientes para sus medidas, debería de tomar decisiones en solitario, aunque sin aludir expresamente al artículo 155 de la Constitución, como le está reclamando el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
“El Gobierno debe actuar tal y como la nación necesita que lo haga. Buscando cuantos apoyos pueda, pero sin ellos si eso retardara o condicionara el cumplimiento de su mandato constitucional”, dice el artículo de FAES.
“Los acontecimientos en Cataluña producen estupor. Por lo que son y por la entidad de la respuesta que han recibido hasta ahora. Un estupor que en muchos catalanes se manifiesta ya en una dramática sensación de abandono institucional”.
“El acoso a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, inconcebiblemente eficaz y duradero, no ha hecho más que agravar esa sensación, ante la impunidad de los que saben que si consiguieran desalojar a las Fuerzas de Seguridad, desalojarían, simbólica y realmente, al propio Estado”, reza el texto.
“Pero, frente a todo eso, hay una nación española que no desiste, que no va a desistir. Y por supuesto la hay también en Cataluña. Una nación que, de nuevo en una hora crítica y ante un inocultable vacío, ha encontrado en la Corona su mejor intérprete, sensibilidad, aliento para superar esta crisis y fortaleza en la defensa de la unidad y permanencia de España. Una comunidad de hombres y mujeres libres e iguales, amparados por la ley y dueños de la decisión sobre su futuro común que no están dispuestos a ser expropiados de ese derecho por una minoría”.
“Esa nación integradora, construida sobre la libertad y sobre uno de los ejercicios de diálogo auténtico más profundos, más sinceros e inclusivos y más provechosos que hayan existido en la historia contemporánea, recuperada para la historia por la Constitución, merece ser defendida y convocada con urgencia por sus instituciones para dar continuidad a su mejor trayectoria. Seguramente, lo que pueda hacer sólo el Gobierno no sea suficiente, pero es absolutamente indispensable que lo haga y que lo haga el primero, porque sus responsabilidades no son transferibles y porque es con ellas con lo que se debe abrir el paso a todo lo demás”.
En opinión de FAES, “hay por delante decisiones apremiantes que pueden resultar críticas y ante las que nunca se insistirá lo suficiente en el valor de la unidad. Los pactos fundamentales sobre los que se ha asentado nuestra convivencia ya han sido rotos, y habrá que ocuparse de ello. Pero ahora urge enfrentar no un simple desafío, sino un ataque frontal a la ley, a la democracia y a los derechos de nuestros conciudadanos. A España, en suma. Un ataque que está en curso y que no ha perdido posiciones desde que se inició. Al contrario. Hasta el punto de que sus primeros responsables continúan desarrollando sin mayor obstáculo su actividad ordinaria”.
“No es posible declarar muerta la democracia en Cataluña y no hacer nada que rebase el umbral de lo retórico para reducir a cero la capacidad de acción de los verdaderos responsables de ese crimen”, añade.
Por ello, Aznar cree que “el Gobierno debe emplear todos los instrumentos constitucionales que en virtud de las mayorías parlamentarias actuales no sólo están a su disposición sino que tiene la inexcusable obligación de utilizar. Y de hacerlo inteligente y eficazmente. Su mayoría parlamentaria - recuerda- es suficiente para activar toda la potencia política prevista para la defensa de la Constitución. No se puede pretender hallar ahí excusa aceptable alguna para continuar en la inacción, ni ampararse en cálculos de oportunidad, eficacia o coste. Todas esas cautelas desaparecen cuando se comprende la magnitud de la amenaza”.
“La ley es el precio de la libertad, la libertad es el premio de la ley”, remarca FAES.