El expresidente de la Comunidad Valenciana y exministro de Trabajo Eduardo Zaplana (PP) sigue formando parte del patronato de la Fundación FAES del expresidente del Gobierno José María Aznar, a pesar de su imputación en el caso Erial por delitos de malversación, cohecho y prevaricación continuados, tráfico de influencias, falsedad, blanqueo y pertenencia a grupo criminal.
La justicia investiga su responsabilidad en la privatización del servicio de Inspección Técnica de Vehículos (ITV) de la Comunidad Valenciana y el permiso para instalar y explotar seis parques eólicos en la montañosa geografía de la comarca del Alto Palancia, dos iniciativas por las que el entonces presidente valenciano cobró, presuntamente, comisiones ilegales que le permitieron amasar una fortuna de hasta 11 millones de euros que ocultó entre Luxemburgo y Suiza. Por esta causa, Zaplana pasó más de ocho meses en prisión preventiva entre mayo de 2018 y febrero de 2019, si bien fue excarcelado por razones humanitarias, dado que el expresidente valenciano padece una leucemia desde 2015.
Durante todo este tiempo, Aznar ha mantenido a Zaplana dentro del patronato de FAES, la fundación que el actual líder del PP, Pablo Casado, reintegró en el partido en 2018 tras lustros de desvinculación por las profundas diferencias entre el presidente del think tank ultraconservador y el también expresidente Mariano Rajoy, al que paradójicamente Aznar había elegido a dedo en 2004 como su sucesor. Casado formó parte de FAES, siendo jefe de Gabinete del propio Aznar, su padrino político.
Tal es la vinculación actual entre el PP y FAES que en el patronato de la fundación también permanecen la actual portavoz popular en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo; el jefe de Gabinete de ésta, Alfredo Timermans; el consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid y exjefe de Gabinete de Casado, Javier Fernández-Lasquetty, o el recién nombrado diputado del PP por Madrid Gabriel Elorriaga. Asimismo, son patronos de la fundación de Aznar el exministro del Interior y exsecretario general del PP Ángel Acebes, el exalcalde de Madrid y exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón o los exlíderes del PP vasco Jaime Mayor Oreja y María San Gil, todos ellos acérrimos defensores de la gestión de Casado al frente de los populares.
Aznar pidió “compasión” para Zaplana
Aznar siempre ha defendido la inocencia de Zaplana en el caso Erial. En noviembre de 2018, cinco meses después de la detención del expresidente valenciano, el máximo jefe de FAES exigió su excarcelación aduciendo su enfermedad terminal: “Padece una leucemia con riesgo claro de muerte y con independencia de las decisiones judiciales, que se respetan, o de los hechos juzgados, que se juzgarán. En el Estado de Derecho la justicia no es incompatible ni con la compasión ni con cierto sentido humanitario”.
Convertido en el principal asesor político de Casado, Aznar ha pasado en solo dos años de renegar de su propio partido por las diferencias que mantenía con Rajoy a marcar la estrategia de la formación conservadora en la crisis sanitaria del coronavirus. La influencia la ejerce a través de FAES, de la forma parte el imputado Zaplana. Tras la llegada de Casado a la presidencia del partido la fundación ha vuelto a participar en todas las convenciones y congresos de los populares.
Desde el inicio de la epidemia, el think tank ultraliberal determina los pasos de Casado en su plan de ataque constante al Gobierno por la gestión de la emergencia sanitaria. FAES, a través de sus distintos colaboradores, publica los argumentarios que, después, el propio líder del PP y otros dirigentes del partido hacen suyos y reproducen en sus intervenciones públicas.
El expresidente ha conseguido, además, colar sus tesis de la “reunificación” de la derecha dividida en tres –PP, Ciudadanos y Vox– en la estrategia de su partido. Y también ha colocado en los puestos estratégicos de la formación a algunos de sus principales colaboradores. A todos ellos les caracterizaron en los últimos años sus duras críticas a Rajoy, quien consideraban que había traicionado los “principios” de la formación conservadora por realizar una política más centrada que la de su predecesor en el cargo.
Fichajes para “recuperar la esencia liberal”
En diciembre de 2018 Casado contrató como jefe de gabinete a Lasquetty, encargado desde entonces de planificar la estrategia, la agenda y el mensaje del líder popular. El objetivo del fichaje, según Génova, era “fortalecer ideológicamente un PP que necesita recuperar la esencia liberal que le dio sus mejores triunfos electorales”. El pasado agosto Casado colocó a Lasquetty como consejero de Hacienda del Gobierno madrileño de Díaz Ayuso, que es heredera también del ideario aznarista y aguirrista.
El líder del PP también fichó como asesora a Isabel Benjumea, que había sido becaria de la FAES de Aznar. Casado situó a Benjumea en las listas para las elecciones europeas del 26 de mayo y logró ser elegida en las urnas, por lo que ahora es una de las eurodiputadas del PP en Estrasburgo. El líder del PP también incluyó en esa lista para las europeas a la mano derecha de Aznar en la Fundación FAES, Javier Zarzalejos. Y Daniel Lacalle, el gurú económico de Casado, es también otro conocido aznarista que durante el Gobierno de Rajoy se enfrentó a las iniciativas fiscales adoptadas por el exministro Cristóbal Montoro, a quien el sector más radical del PP acusó de aplicar medidas “socialdemócratas”.
Tras elegir a Díaz Ayuso como candidata para presidir la Comunidad de Madrid, Génova eligió a Miguel Ángel Rodríguez (M.A.R.), exdirector de comunicación de Aznar, como consultor de la campaña de la madrileña. Actualmente ejerce de jefe de Gabinete de Díaz Ayuso. Con Aznar como presidente del Gobierno, Rodríguez fue nombrado secretario de Estado de Comunicación en 1996, cargo desde el que ejerció la portavocía del Gobierno.
Otra declarada aznarista, Cayetana Álvarez de Toledo, era a finales de de julio del año pasado la escogida por Casado para ser la portavoz del PP en el Congreso en la recién estrenada legislatura. Cuestionada internamente por los principales barones del partido por sus posturas radicales, Álvarez de Toledo ha ejercido durante la crisis del coronavirus como la voz más extrema contra el Gobierno tanto en sus declaraciones públicas como con las cientos de iniciativas que llevan registradas los populares en el Congreso desde el inicio de la epidemia.