Si por algo se ha caracterizado la relación del PP con Vox ha sido por los volantazos en la forma en la que los conservadores han enfrentado a la formación de Santiago Abascal, una escisión de sus propias filas. Una relación de amor-odio en la que los de Pablo Casado, primero, y Alberto Núñez Feijóo, han renegado de los “ultras” de la “extrema derecha” cuando les ha convenido pero con los que se han aliado cuando se trataba de alcanzar el poder, como está sucediendo ahora tras las elecciones del 28M.
Octubre y diciembre de 2018, la “excelente” relación
Fue Casado el que tuvo que diseñar primero una estrategia frente a su competidor. Y si por algo se caracterizó fue por los bandazos. Así, comenzó por celebrar la “excelente” relación con su líder, Santiago Abascal, en un intento por abrazar a un electorado que amagaba con esfumarse. Era octubre de 2018 y Casado se había hecho con las riendas del PP hacía apenas tres meses. En diciembre de ese mismo año, Vox se convirtió en una pieza clave para arrebatar el poder por primera vez al PSOE en Andalucía y Casado apostó por seguir defendiendo a esa formación cargando incluso contra el “cinismo de la izquierda” por tacharla de “peligrosa”.
Abril de 2019, el “populismo de derechas”
La estrategia se mantuvo hasta pasadas las elecciones del 28 de abril de 2019, en las que Casado cosechó el peor resultado de la historia del PP, hundiéndolo a los 66 escaños con una amenaza de sorpasso por Ciudadanos y una importante competencia por el flanco derecho. Ahí llegó el arrepentimiento de la ‘foto de Colón’ en la que participó junto a Albert Rivera y Abascal y que marcó el arranque de la campaña de esas generales. Dos días después de que cerraran las urnas, Casado habla por primera vez de Vox como “extrema derecha” y critica que su programa se hubiera “deslizado hacia el populismo de derechas”. Y sube el tono contra Abascal al acusarle de haber estado cobrando de “chiringuitos y mamandurrias”.
Mayo de 2019, “a la derecha del PP”
Pero la beligerancia duró apenas un mes. Tras las autonómicas del 26 de mayo de 2019, el PP no dudó en pactar con Vox allí donde sumaba, como en la Comunidad de Madrid, e incluso aunque el PSOE hubiera ganado las elecciones. “La definición de cada partido la ha ido haciendo cada uno. Y la definición que yo he hecho de Vox es la que ellos han hecho siempre. Es un partido que se sitúa a la derecha del Partido Popular, y esa no es una calificación peyorativa”, dijo entonces el líder del PP.
Noviembre de 2019, “no está en el bloque constitucionalista”
Dentro del PP la relación con Vox ha generado importantes tensiones. Cuando Casado se negaba a tejer un “cordón sanitario” a lo que consideraba que eran fuerzas “constitucionalistas”. “No está dentro del bloque constitucionalista”, había dicho unos días antes el entonces líder en Euskadi, Alfonso Alonso.
Octubre de 2020, “no queremos ser como usted”
El PP ha mantenido siempre ese equilibrismo, incluso cuando Casado rompió con Abascal desde la tribuna del Congreso durante la primera moción de censura impulsada por Vox. “No queremos ser como usted”, le espetó a Abascal. “Votaremos 'no' porque decimos no a la ruptura que usted busca, 'no' a la polarización que usted necesita, como Sánchez. 'No' a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ira y miedo. 'No' a ese engendro antiespañol, que también patrocinan ustedes, esa antipolítica cainita de izquierda o de derecha destinada a hacer que los españoles se odien y se teman. Decimos 'no' a su moción porque decimos 'no' a Sánchez y a sus socios, los visibles y el que está en la sombra, que es usted”, arremetió.
Febrero 2022, Feijóo: “No he capitulado”
Los conservadores siguieron apoyándose en Vox en lugares como la Comunidad de Madrid y dieron un paso más al meterlo en el gobierno en Castilla y León rompiendo con una línea roja que hasta entonces se había respetado en Europa.
Fue entonces cuando el PP acabó con la vida política de Casado y ungió a Alberto Núñez Feijóo, que llegó a Génova presumiendo de haber mantenido a cero el contador de la extrema derecha en Galicia. “No he capitulado en nada porque, entre otras cosas, no llevo aún 24 horas como candidato”, se excusó entonces cuando le preguntaron por el pacto en Castilla y León.
Ahora la situación es muy distint. En el primer test de su liderazgo, en el que si bien ha ganado las municipales, tendrá que apoyarse en Vox en numerosas comunidades y ciudades para quedarse con el poder, incluso saltándose su máxima de que gobierne la lista más votada.
Marzo de 2022, “Vox es un partido de extrema derecha”
Los bandazos de la era Feijóo comenzaron hace más de un año. “Vox es un partido de extrema derecha”, sentenció el eurodiputado Esteban González Pons. Lo hizo en Génova en una rueda de prensa como encargado del comité organizador del congreso de sucesión. A partir de ahí, Pons, que se ha convertido también en uno de los hombres fuertes de Feijóo, dio marcha atrás en tiempo récord al escudarse en que no estaba entre sus “atribuciones” pronunciarse al respecto. Su partido estaba negociando ya el primer bipartito de la democracia con la extrema derecha al dar “manos libres” a Alfonso Fernández Mañueco.
No era el único que hacía malabarismos. “Están mucho más a la derecha que nosotros y con grandes diferencias. En el extremo, están”, aseguró la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, que ahora es también número dos del partido. Evitaba así hablar de “extrema derecha”, como sí había hecho su compañero de filas, bregado en los últimos años en el Parlamento Europeo.
Abril de 2023, “mi línea roja con Vox es un gobierno en solitario”
En el fragor de la campaña electoral, el PP ha intentado evitar en todo lo posible pronunciarse sobre los pactos que haría tras el 28M, pero se lanzó a la estrategia del voto útil que a Juan Manuel Moreno Bonilla le había servido para lograr la mayoría absoluta basada en el “votad al PP para que no dependa de Vox”.
“Mi línea roja con Vox es un gobierno en solitario del Partido Popular”, llegó a decir Carlos Mazón, candidato a la Generalitat Valenciana. Menos de dos meses después, ha negociado con un condenado por violencia machista una coalición en la que la extrema derecha ocupará áreas como Bienestar Social, Agricultura y Educación, además de una vicepresidencia, según algunos medios.
Junio de 2023, “Feijóo no quiere pactar con ningún ultra”
Pero también después de los comicios el PP, al máximo nivel, ha llegado a renegar de Vox, con el que está pactando para hacerse con buena parte del poder institucional del país. “Entre Feijóo y Sánchez, el único que no quiere pactar con ningún ultra de ningún tipo, de ningún color, es Alberto Núñez Feijóo”, aseveró el portavoz de la campaña, Borja Sémper, en la sede del PP en la calle Génova.