Los Presupuestos de Ceuta para 2024, casi 400 millones de euros de cuya aprobación depende la actualización salarial de miles de empleados públicos y una pléyade de subvenciones con cientos de puestos de trabajo indirectos, entre otras cosas, penden de un hilo por la cuasi ruptura de relaciones entre el PSOE y el PP regionales, ennoviados desde hace tres años. Un cúmulo de despechos políticos más propios de un triángulo sentimental en el que se cruzan las formaciones localistas de electorado árabo-musulmán (y el unánime aislamiento de Vox) e intereses personales enmadejan el pulso en el que se dirime la estabilidad de la ciudad.
El día de la Inmaculada Concepción el secretario general del PSOE de Ceuta, Juan Gutiérrez, propuso al presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas (PP), retomar los planes de boda en forma de gobierno de coalición que Ferraz frustró en agosto con un sonoro portazo: “Con el partido de Feijóo, que nos insulta cada dos palabras, difunde bulos a diario y tiene un nulo respeto por el presidente Sánchez, no hay nada que hacer a nivel de pactos [estables y formales]”.
Resentido desde verano, cuando los poderes fácticos de Ceuta le presionaron para renunciar a su inclinación por aliarse esta legislatura con los partidos localistas que, como el PP, salieron fortalecidos de las elecciones del 28M, Vivas ha respondido con calabazas al acto de contrición socialista que los populares locales han interpretado “sin hablar con Génova” como “una burda maniobra para enjuagar a nivel nacional su acuerdo con EH Bildu en Pamplona”.
El propio Sánchez ha conectado desde Estrasburgo las dos alianzas: “La realidad cotidiana de los ciudadanos de un lugar o de otro varía y en función de eso el grado de responsabilidad que tenemos las formaciones políticas: en el caso del PSOE siempre ha sido dar estabilidad y hacer avanzar a las Ciudades y Comunidades Autónomas”.
Los últimos comicios municipales dejaron al PP con nueve de los 25 escaños de la Asamblea de Ceuta y tres posibles parejas para alcanzar mayorías suficientes: el PSOE (que se quedó con seis diputados tras perder uno y 1.500 votos), Vox (que cayó de seis a cinco) y los partidos localistas de electorado eminentemente musulmán que medraron, el MDyC a tres y Ceuta Ya! a dos.
Durante la legislatura anterior, Vivas, el más moderado y leal con Sánchez de los barones del PP, se apoyó primero en el PSOE, después en Vox (un año, 2020, del que salió tan escaldado por los ataques de los extremistas al 50% de los ceutíes árabo-musulmanes españoles que ha jurado no volver a juntarse jamás con la ultraderecha) y de nuevo en los socialistas, que en verano exigieron “estar adentro” de un gobierno en coalición para mantener su respaldo al Ejecutivo regional.
El líder del Partido Popular de Ceuta, que gobierna desde el año 2001 y ha llegado a cosechar dos de cada tres votos en la ciudad, salió de las urnas persuadido de aliarse con los localistas en su apuesta por reforzar la convivencia intercultural. Tras la victoria de Sánchez en julio, por sorpresa, viró y aceptó dar tres consejerías y varias empresas municipales al PSOE, pero Ferraz vetó semejante pacto cuando, en agosto, Feijóo reclamaba a Sánchez a nivel nacional algo parecido a lo que estuvo a punto de fraguarse en la ciudad española norteafricana.
Los socialistas han seguido siendo estos meses el apoyo puntual del PP para aprobar el nuevo PGOU local e, inicialmente y con el MDyC, los Presupuestos de 2024, en los que hace tres semanas presumieron de haber incluido 75 millones de euros en inversiones sociales. Hasta el último encontronazo. Ahora el PSOE amenaza con votar en contra de esas cuentas y, quizá junto a Vox y Ceuta Ya!, bloquearlas con el presumible colapso.
El pulso tiene derivadas internas y personalísimas. Según todas las fuentes consultadas por elDiario.es, los socialistas no solo exigen un gobierno de coalición, sino también que Vivas renuncie a municipalizar el servicio de limpieza pública viaria, el más caro, desde 2013 en manos de uno de los grupos empresariales, Makerel, que más han apretado este año al PP para que olvidase a los localistas y siguiera con el PSOE.
Si el presidente consuma su voluntad, el líder de los socialistas ceutíes se verá obligado antes de verano a renunciar a su trabajo como encargado general de las basuras (50.500 euros netos al año) o a su carrera política (que ahora le reporta casi 25.500 extra), que pasarían a ser incompatibles. La única forma que tendría Gutiérrez de mantener sus ingresos actuales y su acta pasa por un asiento en el Consejo de Gobierno, cuyos miembros pasarán a cobrar desde el 1 de enero un 46% más que ahora, 79.900 euros brutos al año.
Presionado por el PSOE y vetado Vox pese a haber rebajado tres tonos el de su anterior portavoz en la Asamblea, Carlos Verdejo, relegado a la nada parlamentaria, al PP solo le resta ver si, como apuntan algunas fuentes, los vaivenes del Grupo Socialista acaban causando una fractura en su seno por acción u omisión o acercarse de nuevo a los localistas.
Con el MDyC de Fatima Hamed, que se ha ido apartando de Sumar tras formar parte de su núcleo fundacional, lo tiene bastante hecho. Ese partido apoyó a finales de noviembre los Presupuestos de 2024 y su líder es más que seria candidata a acceder con el apoyo del PP a una Vicepresidencia de la Mesa Rectora de la Asamblea tras la salida de la socialista Cristina Pérez como nueva delegada del Gobierno en Ceuta.
Entre ambas formaciones suman 12 diputados, a uno de la mayoría absoluta, pero los dos de Ceuta Ya!, antiguos aliados de Podemos, se resisten desairados a ser una muleta “de conveniencia” del PP. El partido que lidera Mohamed Mustafa estima que Vivas lo traicionó en verano y que nunca ha cumplido su palabra. Básicamente considera que los utiliza cuando hace aguas su relación con el PSOE, que tiene menos de 15 días para romper definitivamente la cuerda o no.
El Consejo de Ministros nombró el pasado martes nueva delegada del Gobierno en la ciudad autónoma a Cristina Pérez, la secretaria de Organización del PSOE local, que hasta ahora era diputada autonómica y vicepresidenta de la Mesa Rectora de la Asamblea, señalada toda la última legislatura por parte de la oposición como “okupa” por aprovechar un vaivén administrativo para quedarse como arrendataria de una VPO de alquiler barato para jóvenes cuando ya cobraba 4.000 euros al mes.
“En cualquier otra parte de España eso la inhabilitaría éticamente para cualquier cargo”, opinan desde el anonimato políticos desde distintos partidos de la ciudad que no quieren chocar en público con la nueva representante del Ejecutivo de Sánchez en Ceuta, cuya administración local vive de las transferencias del Estado, que sigue gestionando directamente como en Melilla con pésimos resultados Educación y Sanidad.
El ascenso de Pérez ha generado un efecto dominó que ha llevado al vicesecretario general del PSOE ceutí, Melchor León, a la Asamblea como presumible vicepresidente segundo.
El hasta ahora delegado del Gobierno central y anterior muñidor en 2020 de un intento frustrado de moción de censura con tránsfugas del PP contra Vivas, Rafael García, que sustituyó hace 13 meses tras una guerra a brazo partido por el poder orgánico a Salvadora Mateos, madre de la exjefa de Prensa de Sánchez, se ha quedado como jefe de Gabinete.