Casado rompe con Abascal tras el 28A: de definir su relación como “excelente” a acusarle de vivir de las “mamandurrias”

En solo cuatro días, del pasado viernes –jornada de cierre de la campaña electoral–, a este martes –48 horas después de las generales que hundieron al Partido Popular a su peor resultado de la historia–, la amistad que unía al presidente del PP, Pablo Casado, con el de Vox, Santiago Abascal, acabó por romperse definitivamente, al menos por parte del líder de los populares.

De mantener una relación que Casado siempre tildó de “excelente”, cuatro días después de ofrecer a Vox entrar en su Gobierno si las tres derechas (PP, Ciudadanos y Vox) sumaban el 28A para echar a Sánchez el líder popular pasó este martes a tildar por primera vez a la nueva formación de “ultraderecha”. La nueva denominación, “ultraderecha” o “extrema derecha”, ha sido ya adoptada por otros dirigentes populares que hasta ahora también se habían resistido a criticar a Vox, como el candidato del PP a la Alcaldía de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

En un nuevo giro que busca presentar al Partido Popular como una formación de “centro” y tras pasarse diez meses escorándolo a la derecha, Casado también acusaba el martes a Abascal de vivir de “chiringuitos” y “mamandurrias”. El líder del PP se refería con esos términos a los organismos públicos en los que Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid y una de las madrinas políticas del hoy presidente popular, enchufó al presidente de Vox cuando aún formaba parte del PP.

Solo en 2013 Abascal cobró más de 82.000 euros como director de la madrileña Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social que no registró ninguna actividad.

Coincidieron en Nuevas Generaciones

Abascal y Casado se conocieron en 2005, cuando el primero era parlamentario vasco y el actual líder del PP era el presidente de las Nuevas Generaciones de la Comunidad de Madrid y viajaba frecuentemente a Euskadi a defender a sus compañeros –como Abascal– amenazados por ETA.

La derrota que encajaron los populares en las urnas, de la que la dirección del PP culpa, en parte, a los votos fugados a la formación de extrema derecha, puso fin a una relación de 13 años y dio pie a una sucesión de ataques cruzados entre ambos dirigentes que durante la campaña del 28A lucharon por cada voto del electorado más conservador.

El tono empleado en las últimas horas tanto por Casado como por Abascal aventura que la batalla por los votantes de derechas será aún más encarnizada de cara a las elecciones autonómicas, municipales y europeas que se celebrarán en menos de un mes, el 26 de mayo.

Hasta las generales Casado siempre consideró su relación con Abascal como “excelente”, a pesar de que el líder de Vox nunca dudó en descalificar al PP, al que considera “la derechita cobarde” e incluso “mentirosa”. El presidente de la formación extremista volvió a emplear ese primer término contra los populares en la noche electoral, tras conseguir entrar en el nuevo Congreso con 24 diputados, menos de los que esperaba la formación de extrema derecha.

“Polemizar” con “posibles socios”

El líder popular se había impuesto como regla no agredir ni a Ciudadanos ni a Vox durante la campaña. Pese a disputarse con ellos el apoyo de los votantes de derechas, Casado consideraba que ambas formaciones podían ser sus “socios potenciales” para poder llegar a la Moncloa en el caso de que las tres derechas pudieran sumar fuerzas para echar a Pedro Sánchez del Gobierno. “No vamos a polemizar con nuestros posibles socios”, explicaban desde la dirección del PP, cuyos mandos y el propio Casado se resistieron a calificar a Vox de “extrema derecha”.

Ese compromiso no escrito se rompió la semana pasada en el caso de Ciudadanos –los ataques de Rivera durante los debates electorales forzaron a Casado a contraatacar– y en las urnas en el caso de Vox, cuando los populares encajaron su peor resultado histórico, 66 diputados, menos de la mitad de los obtenidos en 2016 por Mariano Rajoy, tras las fugas de votantes populares a las otras dos formaciones políticas.

“Es falso que en España haya tres derechas”, apuntaba este martes Casado en rueda de prensa. “En España solo hay un partido de centroderecha: el PP. Otro de extrema derecha, Vox, y otro socialdemócrata, Ciudadanos, disfrazado de liberal. Como mucho, es un partido de centroizquierda”.

Aunque la nueva estrategia del líder del PP es atacar tanto a los de Santiago Abascal como a los de Albert Rivera, Casado ha decidido centrar sus críticas en el primero. “Quiero hacer una reflexión sobre lo mucho que Abascal debe a este partido, del que ha estado cobrando de fundaciones, chiringuitos y mamandurrias como él dice de alguna comunidad autónoma hasta antes de ayer”. El presidente popular calificaba con esas palabras –“chiringuitos” o “mamandurrias”– a los organismos públicos en los que el propio PP, el de su madrina política Esperanza Aguirre, colocó al líder de Vox.

“Como los progres”

progresMinutos antes de la comparecencia de Casado del martes el presidente de Vox había publicado un tuit atacando al líder del PP en cuanto conoció que éste se había referido a la nueva formación como “ultraderecha” durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de los populares: “Toda la campaña plagiando nuestro mensaje y tratando de imitar nuestro estilo, y ahora, como los progres, insultáis a los votantes de VOX por tener principios. Se os está poniendo cara de UCD. Sois el pasado y la rabieta. Nosotros el futuro y la esperanza”.

Las escaramuzas continuaron este miércoles. El vicesecretario de Organización del PP, Javier Maroto, que se ha quedado fuera del nuevo Parlamento ya que su partido no ha logrado representación en Euskadi, publicaba un tuit en el que mencionaba otro del exdirigente ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen en apoyo a los de Abascal. “España, una, grande y libre! Arriba Vox!” escribía el histórico líder del Frente Nacional. “Para los que tienen dudas...” apuntaba, por su parte, Maroto, tratando de vincular a Vox con la extrema derecha francesa.

Por parte de la formación de Abascal era su número dos, Javier Ortega Smith, el que cargaba contra Casado por calificar a Vox de “ultraderecha”. “Ya teníamos la veleta naranja y ahora tenemos la veleta que, además de cobardita, es azul”, sostenía en un acto en Toledo. “Allá él, lo que están preocupados es de que cada vez más antiguos votantes del PP están encontrando la verdad, la resistencia y la autenticidad en las siglas de Vox y saben que el PP ya está cuesta abajo, solo le queda un poquito de tiempo para terminar como la UCD, desaparecido, o como la UPyD”.