Casado en campaña: contra Vox y ahora también contra Bárcenas

Iñigo Aduriz

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El escrito que el extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas ha remitido a la Fiscalía Anticorrupción, en el que confiesa la financiación irregular de la formación conservadora y que se conoció el pasado miércoles, no pudo llegar en un peor momento para los intereses del actual presidente del PP, Pablo Casado. Volcado en la campaña de las elecciones catalanas del próximo día 14, el líder de la formación conservadora se planteaba los comicios en Catalunya como una forma de refrendar su liderazgo al frente de la oposición en un contexto en el que la derecha está dividida en tres –PP, Ciudadanos y Vox– y que, pese a sus acuerdos autonómicos y municipales, pugna en las urnas por el mismo electorado.

Génova 13 se había fijado especialmente la meta de lograr más votos que la extrema derecha –una opción hasta ahora viable, según encuestas como la última del CIS–, e incluso soñaba con el sorpaso a Ciudadanos, que fue la primera fuerza catalana en 2017, pero que ahora se hunde en las encuestas. El PP lleva una semana atacando a Vox por la abstención del partido de Abascal en el decreto del Gobierno de los fondos europeos y la dirección popular llegó a pedir a todos sus cargos que equipararan a la extrema derecha con Bildu y hablaran de “las pinzas del extremismo y populismo” para tratar de obtener rédito electoral de la decisión de Vox, que permitió al Ejecutivo aprobar su decreto.

Pero a Casado se le volvió a aparecer el fantasma de la corrupción, esa que Bárcenas explica al detalle en su confesión y que, según sus tesis, ha sido una práctica habitual en el PP en casi toda su historia. Se trata de una sombra que amenaza con minar, una vez más, la pretensión del actual líder popular de escenificar una imagen de su partido “renovadora”, “ilusionante” y “regeneradora”. Su objetivo en campaña siempre ha sido presentar a su fuerza política como una “alternativa” viable al independentismo y también a los demás partidos constitucionalistas en Catalunya, que ahora no dudarán en aprovechar las acusaciones de Bárcenas para minar las opciones electorales del PP catalán.

Desde que el miércoles se conoció el escrito de su extesorero, todos los esfuerzos de la dirección de Casado se han centrado en tratar de desvincular a la actual dirección y a su máximo jefe de las presuntas corruptelas en las que Bárcenas, el nuevo elemento al que el PP deberá hacer frente en lo que queda de campaña, involucra al anterior líder popular, Mariano Rajoy, y al predecesor de éste y padrino político de Casado, el presidente de FAES José María Aznar. “Ese PP ya no existe”, aseguró el actual líder de la oposición este viernes en una entrevista en la Cadena Cope, tratando de marcar distancias con los dos exdirigentes.

Hasta ahora, sin embargo, el líder del PP siempre había presumido de mantener reuniones “habituales” tanto con Rajoy como con Aznar. Cuando ganó las primarias, en julio de 2018, Casado tampoco tuvo reparos en mostrarse “orgulloso del pasado” de su partido, una afirmación que ha solido repetir en sus discursos de los últimos dos años, en los que ha tratado también de remarcar que los de corrupción fueron “casos aislados” en sus filas. “Somos herederos de la refundación que lideró el presidente José María Aznar y somos también herederos del gran legado de Mariano Rajoy”, dijo, nada más ser nombrado presidente del PP.

Los dos dirigentes del PP citados por Bárcenas que siguen en activo

“A mí me eligieron hace dos años en primarias los militantes para pasar página de cualquier conducta no ejemplar en el partido y es lo que he impuesto”, asegura ahora el líder del PP. En sus primeras declaraciones sobre Bárcenas, 48 horas después que se conociera la confesión del extesorero –al día siguiente de que se publicara el escrito, el jueves, el líder de la oposición visitó una granja porcina en Lleida sin aceptar preguntas de la prensa–, Casado ignoró, sin embargo, que entre el listado de dirigentes que habrían cobrado sobresueldos ilícitos Bárcenas incluye a dos cargos populares en activo: el presidente del PP de Madrid y senador, Pío García Escudero, y el también senador Javier Arenas.

Génova 13 no contempla cesarlos, según fuentes oficiales consultadas por elDiario.es. Pero Casado insiste. “Yo garantizo que ahora mismo el PP no tolera ninguna práctica irregular y los españoles pueden confiar en la absoluta ejemplaridad de este partido. El resto de partidos no puede decir lo mismo”, sostenía este viernes en la Cope.

Acorralados por las preguntas sobre la corrupción de su formación política, los dirigentes de la cúpula del PP han decidido en las últimas horas culpar al Gobierno de las acusaciones vertidas por su extesorero. “Tenemos ciertas sospechas de que esto salga en plena campaña electoral, de que esto lo cocine la Fiscalía, ¿que depende de quién, como diría Sánchez? Pues de Sánchez”, sostiene Casado. A su juicio, al PP le “intentan perseguir con todos los aparatos del Estado” desde que Sánchez está en el Gobierno y ahora, un momento, según él, en que el PSOE y Podemos tienen “muchos problemas de reputación”.

El Gobierno, insiste Casado, habría “filtrado” el escrito de la Fiscalía “a diez días de las elecciones en Catalunya”. “No ha pasado nunca en otro país pero aquí pasa demasiado”, apuntaba este viernes, antes de señalar que “no se puede instrumentalizar la Fiscalía al servicio de un partido político”.

García Egea: “Si no hubiera ganado Casado, el PP estaría en disolución”

“¿Ha pactado la fiscal general del Estado [Dolores Delgado] con el señor Bárcenas para perjudicar al PP? ¿Forman parte las declaraciones del condenado por robar al PP de algún tipo de acuerdo de la Fiscalía cuya máxima responsable es la fiscal general del Estado, exdiputada socialista y exministra de Pedro Sánchez?”, se preguntó, por su parte, el jueves por la noche, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, en una entrevista en Trece TV. La estrategia de Moncloa “forma parte de un planteamiento de campaña electoral”, insistió el 'número dos' de los populares, que también dijo que si Casado “no hubiera ganado las primarias, el PP estaría en disolución”. Todo un dardo contra la rival en las primarias del actual presidente del PP, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, ahora alejada de la política.

Después de dos años de sucesivas derrotas electorales –con la excepción de la mayoría absoluta reforzada en Galicia, aunque el triunfo es atribuible al perfil de Alberto Núñez Feijóo, más moderado que el de Casado y que siempre ha tratado de marcar distancias con la dirección nacional de su partido–, el líder del PP se ha aferrado en las últimas semanas a las encuestas que aventuran un crecimiento de su partido en Catalunya tras tocar suelo, de momento, en las elecciones de 2017 en las que solo logró cuatro diputados de los 135 que componen el Parlament.

En Génova 13 hablaron incluso de la posibilidad del sorpaso a Ciudadanos –que hace cuatro años logró ser la primera fuerza en Catalunya, pero que ahora se hunde en las encuestas– y daban por hecho que quedarían por encima de Vox, si bien sondeos como el del CIS conocido esta semana apuntan a que la extrema derecha podría lograr más apoyos que el PP. Todas esas expectativas internas y las previsiones de las encuestas eran previas, en todo caso, al bombazo que Bárcenas colocó en plena campaña del que fue su partido.

Casado seguirá intentando reconducir su estrategia con el objetivo primordial de superar a Vox en votos y escaños. En ese plan de competir con la extrema derecha se enmarcó este viernes el acto sobre “populismo” que supuso la reaparición de Cayetana Álvarez de Toledo en un acto de partido tras su destitución como portavoz en el Congreso por parte del líder del PP, el pasado agosto. Junto a ella, que no escatimó en palabras gruesas contra la izquierda, y al candidato de los populares a la Generalitat, Alejandro Fernández, estuvo también uno de los fundadores de Vox, Alejo Vidal-Quadras, un exdirigente popular que, dijo, ahora no pertenece a ningún partido.

El domingo, Casado volverá a viajar a Catalunya junto a todos los presidentes autonómicos del PP con el objetivo de dar una imagen de fortaleza interna en apoyo de su candidato.