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Casado eleva el tono contra el Gobierno mientras se estrecha el cerco sobre Cospedal, la exdirigente que le hizo líder

Pablo Casado, este miércoles, durante el debate sobre los indultos en el Congreso.

Iñigo Aduriz

30 de junio de 2021 22:31 h

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Ante una nueva semana aciaga para los intereses del Partido Popular por el avance de la instrucción sobre el espionaje a Luis Bárcenas –la llamada Operación Kitchen con la que el propio PP trató desde el Gobierno de destruir pruebas que pudieran incriminarle en el caso Gürtel–, el actual presidente de la formación conservadora, Pablo Casado, ha reaccionado con una nueva ristra de insultos y descalificaciones contra el Ejecutivo progresista. El líder del PP ha elevado el tono contra Pedro Sánchez y su equipo mientras los últimos movimientos en los juzgados estrechan el cerco sobre la exsecretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, imputada en la causa, a la que Casado le debe la presidencia de los populares por su apoyo decisivo en las primarias de 2018.

El martes, en su declaración ante el juez, la también exministra reconoció haberse reunido en cuatro ocasiones con el excomisario José Manuel Villarejo en la sede central del PP –unos encuentros probados por las grabaciones filtradas por el policía–, aunque aseguró no haberle realizado ningún encargo para espiar a Luis Bárcenas. Este miércoles, en cambio, Ignacio López del Hierro, el marido de Cospedal imputado también por la trama, declaró en la Audiencia Nacional que sí hizo propuestas al comisario Villarejo para que hiciera “trabajos puntuales” en presencia de su mujer, pero que simplemente se trató de una fórmula de “cortesía”.

Y el ex jefe de gabinete de Cospedal José Luis Ortiz Grande, que también declaró este miércoles como imputado, doblaba el número de encuentros entre la secretaria general del PP y el comisario Villarejo respecto de las que ella había reconocido el día anterior. Si Cospedal dijo que fueron cuatro encuentros, Ortiz Grande insistió en que fueron al menos ocho y que fue él mismo el que fue con el coche oficial a recoger al policía en las inmediaciones de Génova para entrar en la sede central del PP por el garaje para reunirse con la exministra.

Prácticamente al mismo tiempo en el que en la Audiencia Nacional se producían esas declaraciones ante el juez de López del Hierro y de Ortiz Grande, a menos de dos kilómetros de allí, en el Congreso de los Diputados, el actual presidente del PP, Pablo Casado, mostraba su perfil más bronco frente al Gobierno. Las descalificaciones y los insultos han sido una constante en lo que ha transcurrido de legislatura, pero esta semana el líder de los populares ha ido un paso más allá con duras acusaciones contra Sánchez.

Casado se suma al revisionismo histórico de Vox

Durante el Pleno en el que el presidente del Gobierno defendió la concesión de los indultos a los presos independentistas, Casado acusó a Sánchez de haber puesto en marcha una “deriva destructiva para seguir en el poder a costa de la unidad nacional y la igualdad de todos los españoles”. “O es usted un mentiroso o nos toma a los españoles por tontos. O las dos cosas. Por cualquiera de ellas dimitiría un político decente, siguiendo su mismo baremo de exigencia”, le espetaba, por el cambio de criterio del jefe del Ejecutivo sobre la medida de gracia.

A renglón seguido Casado aseguraba que Sánchez ha “traicionado a la Justicia”, pese a que los indultos están contemplados en la propia Constitución, y se sumaba a las teorías del revisionismo histórico de Vox al asegurar que “la Guerra Civil fue el enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia”. Estas palabras en las que el líder del PP equiparó el régimen democrático de la II República con la dictadura de Franco indignaron especialmente a la izquierda y al propio presidente del Gobierno que pidió sin éxito a Casado que rectificara.

Las descalificaciones del jefe de la oposición no pararon allí. Durante su discurso, acusó al PSOE de pasar “de manchar las togas con el polvo del camino a rebozarlas en barro”, y a Sánchez, de ser víctima “del síndrome de Estocolmo que le hace aplaudir cuando los independentistas dan plantón al jefe del Estado”. “Sus autoindultos legitiman un delito continuado, un error histórico que no resuelve nada más que su supervivencia en el poder unos meses más. Es decir, que salva un problema personal a costa de convertirlo en un problema de Estado”, agregaba.

“Ha convertido el derecho de gracia en un golpe de gracia al Estado de Derecho, y todo por un plato de lentejas. Ha subastado España en una mesa de despiece para poder veranear un año más en Doñana. Nos sale usted demasiado caro. Pero se ha metido en un campo de minas del que no saldrá indemne. El pago de estos indultos será su finiquito como presidente y el epitafio del PSOE constitucional”, zanjaba Casado, antes de acusar a Sánchez de “negociar la soberanía y la hacienda con defensores de terroristas, delincuentes y golpistas”.

Sánchez, “un rey Midas averiado”

Para el líder del PP, el presidente del Gobierno es “un rey Midas averiado que degenera todo lo que toca” y que “ha desertado” de cumplir la Constitución. “No olvide que cuando se han enfrentado la democracia a la ley han surgido los regímenes más terribles de la historia”, remachaba, tratando de vincular la actuación del Ejecutivo con una suerte de dictadura, otra constante en el discurso de Casado desde 2018.

Algunas otras frases pronunciadas por Casado, dirigiéndose siempre hacia el Gobierno y hacia Sánchez, fueron las siguientes: “La radicalidad que sufrimos la han creado ustedes para lograr en el extremo los apoyos que no logran en el centro. (...) Está impulsando un cambio de régimen con una mutación constitucional por la puerta de atrás, destruyendo las bases de nuestro sistema de convivencia y desarmando al Estado. (...) Prefiere cambiar el sistema para seguir gobernando, antes que ser oposición en el sistema que todos nos dimos en 1978. De su mano, el golpismo ha dejado de ser un delito para convertirse en un buen negocio. (...) El independentismo ha retomado su viaje a ninguna parte con usted de copiloto”.

En Génova 13 están convencidos de que el presidente del Gobierno de España lo que busca es, en realidad “disolver España”. “Pero nosotros decimos no a la fractura nacionalista y decimos no a la disolución socialista de España”, añadía Casado en el Congreso. Mirando a Sánchez, el mismo líder del PP que ha impulsado distintas campañas contra el Gobierno en la Unión Europea acusaba al jefe del Ejecutivo de alentar el “insulto” al Estado de Derecho “dentro y fuera de España”. “Es usted el hombre de paja de los nacionalistas, razona y se expresa como un nacionalista más”.

Casado también trató por enésima vez de vincular al Gobierno con el terrorismo. Desde el atril del hemiciclo, el presidente de los populares afirmó que Sánchez “solo dialoga con los desleales, con los herederos de los asesinos de 850 inocentes, con defensores de dictaduras bananeras, y con separatistas”. “¿Usted se imagina a Macron pactando con los defensores de los terroristas del Bataclan? ¿O a Kennedy dialogando con los segregacionistas en vez de mandar a las tropas federales a Mississippi en 1962?”, se preguntaba. “Todos han visto ya que era usted como una matrioska que escondía a los independentistas y batasunos dentro. Y ya no está Pablo Iglesias para echarle la culpa. El radical es usted”, insistía.

“España debe despertar”

Todo se arreglaría, a juicio de Casado, si él mismo llega a la Moncloa. “España debe despertar y ya lo está haciendo”, aseguraba el líder del PP en alusión a algunas encuestas que le dan opciones de llegar a la Moncloa. “Dimita, disuelva el Parlamento y convoque elecciones, solo así podrá, quizás, indultarle la historia”, le pedía a Sánchez, tras anunciar que su partido ya había presentado los recursos contra los indultos ante el Tribunal Supremo.

Tras este alegato, el jefe del Ejecutivo reprochaba al líder del PP que no tenga ninguna propuesta alternativa para Catalunya y le echaba en cara que el Gobierno de Mariano Rajoy montara la conocida 'policía patriótica' para realizar distintas actuaciones contra dirigentes independentistas. “Sentimos bochorno al comprobar el nivel de descaro al que llegaron en el atropello de la ley cuando gobernaban”, exclamaba Sánchez. Él también quiso hacer alusión a la situación procesal de Cospedal y recordó que Casado no le ha abierto “ni siquiera” un expediente a pesar de que los estatutos del PP exigen ese tipo de procedimientos para todos aquellos dirigentes o exdirigentes imputados, como ella, en casos de corrupción.

En realidad, la decisión de no abrirle expediente fue a principios de junio el último pago del líder de los populares a la que fue su principal valedora en el XIX Congreso. Para conocer la importancia de la dirigente manchega en la vida política de Casado hay que remontarse a las primarias de 2018. Entonces las favoritas eran Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, las eternas archienemigas internas, que entre 2008 y 2018 compitieron abiertamente por el control del partido presidido por Rajoy que, tratando de equilibrar la balanza, nombró a una su 'número dos' en el PP y, a la otra, su mano derecha en el Ejecutivo. En la primera vuelta de las primarias, la de la votación de la militancia, Sáenz de Santamaría fue la más votada, seguida de Casado. Cospedal quedó tercera, por lo que fue eliminada del proceso, ya que las normas internas prevén un sistema de dos votaciones en el que solo pasan a la segunda fase los dos candidatos más votados.

Entonces Cospedal hizo valer todo su poder orgánico para que Casado ganara en la votación de los compromisarios del XIX Congreso, volcando a todos sus dirigentes afines a favor del joven candidato, al que al inicio del proceso nadie dentro de las filas populares consideraba con opciones de convertirse en el sucesor de Mariano Rajoy al frente del partido. Apenas diez días después de quedar eliminada en la votación de la militancia, Cospedal se presentó en un desayuno informativo protagonizado por Casado y le expresó su apoyo de forma pública con las siguientes palabras: “Mi presencia aquí quiere decir que hoy el PP y nosotros tenemos que ofrecer a nuestros militantes y a nuestros votantes un proyecto ilusionante y de futuro. Un PP fuerte y unido, con convicciones, tiene que estar preparado para luchar por España y por los españoles y creo que Pablo Casado puede ser para ello una magnífica opción”.

La vinculación que sigue persiguiendo al líder del PP

En realidad, el interés de la también exministra de Defensa en apoyar a Casado se debía única y exclusivamente a su histórica batalla con Sáenz de Santamaría. Y, finalmente, Cospedal ganó, cuando en el XIX Congreso los compromisarios votaron masivamente al hoy líder del PP, su apuesta personal para derrocar a su enemiga interna. Casado le debe el puesto a Cospedal. Sin ella, el líder del PP no estaría donde hoy está, al frente del principal partido de la oposición.

Nada más ser elegido, él mismo agradeció públicamente a la exsecretaria general esa influencia que le llevó a liderar la formación conservadora con las siguientes palabras: “Gracias María Dolores [de Cospedal], secretaria general, por todo lo que has hecho por este partido, por ser una candidata ganadora en Castilla-La Mancha, por ser una ministra excelente, una consejera excelente. Por ser quien ha dado la cara en las peores circunstancias por el partido. Gracias, María Dolores, muchas gracias”.

Pese a ello, el presidente de los populares trata ahora de evitar cualquier comentario sobre el caso que ha provocado la imputación de la ex secretaria general por los delitos de cohecho, malversación y tráfico de influencias en la pieza que investiga el espionaje con fondos reservados al antiguo tesorero de la formación Luis Bárcenas. Las recientes revelaciones del sumario de la Operación Kitchen, así como las últimas declaraciones de los imputados en la causa, conceden en ese espionaje un papel protagonista a Cospedal, la dirigente que encumbró a Casado al liderazgo del partido, cuya vinculación le sigue y le seguirá persiguiendo en los próximos meses.

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