El juez Castro ha tomado una decisión más allá de las líneas rojas que se había marcado la monarquía. En Zarzuela hace tiempo que dan por hecho que Iñaki Urdangarín debe ir a la cárcel pero, hasta este miércoles, mantenían su confianza en mantener a la infanta Cristina al margen del proceso judicial conocido como caso Nóos.
En este asunto, Casa Real se juega algo más que la tranquilidad de la infanta, se juega su futuro y permanencia como modelo vertebrador de la monarquía parlamentaria. “La gente no entendería que Urdangarin se librase de todo esto sin pasar por la cárcel”. La frase la firma un miembro del Gobierno de Rajoy que asegura que esa línea argumental es la que transmite a su entorno el propio monarca. Para el rey, “la línea roja es la infanta Cristina”, afirma esa misma fuente. Esa línea roja acaba de ser traspasada por el juez Castro. Mientras tanto, en Zarzuela dicen ahora que no comentan decisiones judiciales.
En la oposición confirman esa misma tesis. “Urdangarin debe caer para que la monarquía se salve”, asegura un importante dirigente del PSOE. Según las fuentes consultadas, solo así podrá llenarse de sentido la frase del monarca durante el discurso de Navidad en la que afirmaba que la justicia es igual para todos.
El caso Urdangarin no solo va a costarle una presumible condena al yerno del rey, también es una de las claves en otra operación que cada día parece más probable: la abdicación de Juan Carlos I a favor de su hijo, el príncipe Felipe. A pesar de los rotundos desmentidos que ha difundido la Casa Real, otras fuentes confirman que la abdicación está sobre la mesa por la mala salud del rey y por el deterioro de la imagen de la monarquía con el proceso a su yerno.
La imputación de la infanta altera ahora todos los planes previstos y complica la estrategia de Zarzuela para salir del caso Nóos sin que la monarquía quede herida de muerte.