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Ciudadanos trata de marcar diferencias con PP y Vox para salir de la foto de las “tres derechas”

Carmen Moraga

11 de julio de 2021 22:12 h

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Ciudadanos vive sus horas más bajas con una descomposición interna que se acentúa cada semana que pasa. En pocos días Inés Arrimadas ha visto cómo dimitía la cúpula de Ciudadanos de Murcia y también la de Albacete. El último episodio de su crónica negra ha sido la pérdida del Ayuntamiento de Granada después del apoyo que han dado al candidato socialista, Francisco Cuenca, el exalcalde de su partido, Luis Salvador, y uno de los ediles del grupo, que ha dado lugar a que se les abran sendos expedientes de expulsión. La dirección del partido no ha dudado en atribuir esta nueva operación al exsecretario de Organización de la etapa de Albert Rivera, Fran Hervías, al que acusan de haber urdido todo “en los despacho de Génova” -“chapuzas Hervías”, ironizó Edmundo Bal-, la sede del PP.

A pesar de mantener aún vivos los pactos en Andalucía, Castilla y León y el del Ayuntamiento de Madrid, además de otros en algunos municipios, las relaciones con el partido de Casado son cada vez más tensas tras comprobar que siguen dispuestos a continuar con la opa hostil iniciada hace meses contra Ciudadanos, cuyo censo adelgaza a un ritmo alarmante.

Con este panorama nada favorable Arrimadas quiere aprovechar la Convención Política convocada para el fin de semana del 17 y 18 de julio para convencer a propios y extraños que el proyecto es “más necesario que nunca” al considerar que Ciudadanos es el único partido de marcado carácter “liberal” y de “centro” que no tiene nada que ver ni con el PP -aunque en muchas cosas coincidan-, ni mucho menos con la ultraderecha de Vox.

Arrimadas está decidida a demostrarlo y para ello siempre que tiene oportunidad destaca los temas en los que están totalmente distanciados de los otras dos formaciones de derechas, un espacio político en donde hace tiempo que se encuadra también a su formación. La líder del partido, que comenzó pactando con Pedro Sánchez todas las medidas sanitarias y los Presupuestos Generales del Estado al inicio de la pandemia, ahora quiere echarle de la Moncloa, como el PP y Vox. Pero al mismo tiempo libra su particular pelea con Génova y la decisión de Casado de fagocitarles. Ambos líderes siguen manteniendo unas tortuosas relaciones a pesar de que intentaron recomponerlas en un almuerzo discreto celebrado el pasado mes de mayo poco después de la fallida moción de censura en Murcia.

Un mes antes de aquel encuentro Casado había desvelado en una entrevista en Antena 3 que había hablado con Inés Arrimadas y que le había “ofrecido todo” para llegar a un acuerdo con el finde que las direcciones de los dos partidos se fusionara y cerrar una convergencia de cara a las próximas citas electorales. Incluso ser la portavoz en el Congreso de la nueva formación con el beneplácito entonces de Cayetana Álvarez de Toledo. Sin embargo lamentó que rechazara la oferta y eligiera “derrocar” al PP y poner “alfombra roja” a Pedro Sánchez. En aquella entrevista Casado insistió en la necesidad de una “reunificación del centroderecha” como la mejor fórmula para ganar a la izquierda y evitar que los socialistas pactara con “nacionalistas” y “separatistas”. La dirigente de Ciudadanos calificaba después sus revelaciones de “palabrerías” y recordaba que el PP se negó a ir en coalición con Ciudadanos en las elecciones autonómicas catalanas en las que ambas formaciones sufrieron un descalabro, especialmente la formación que lidera Arrimadas. “Ciudadanos no está en venta. Yo no me vendo por una cargo”, zanjó.

También aprovechó el momento para insistir en que Ciudadanos “es un partido independiente” y destacar las “muchas diferencias que mantienen con el PP”. Entre los ejemplos que citó es que no están dispuestos a “repartirse a los jueces”, ni el Tribunal de Cuentas, ni RTVE -como también sostiene Vox- ya que creen que hay que reformar el sistema de nombramientos para garantizar “la independencia” de esos órganos. Pero en el partido se jactan sobre todo de las diferencias que mantiene tanto con el PP como con Vox con respecto a leyes que defiende los derechos sociales, desde el aborto, la eutanasia, la violencia de género o la Ley Trans y su apoyo al colectivo LGTBI.

Apoyo a la Ley Trans y al colectivo LGTBI

Este fue el motivo por el que una delegación de Ciudadanos acudiera el pasado día 3 de nuevo a la Plaza de Colón pero esta vez para festejar el Dia del Orgullo y manifestarse a favor de la Ley Trans y los derechos de los colectivos LGTBI, que aprobó el Gobierno la semana pasada. Encabezando la delegación del partido figuraba la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, junto a Edmundo Bal y otros miembros de la dirección. Inés Arrimadas no acudió argumentando que era su cumpleaños: “40 años, ”que no se cumplen todos los días“, aseguró.

A esa concentración que lideraron las asociaciones de gays, lesbianas y transexuales, y a la que no faltaron ministros y ministras y el dirigentes del PSOE, no acudió nadie del PP ni Vox. Una circunstancia que no han dejado pasar por alto los dirigentes de Ciudadanos con el fin de que se visualice que ellos no son iguales e intentar romper esa imagen de unidad de “las tres derechas” en la que se les encasilla por el frente común que han hecho contra los indultos concedidos por el Gobierno de Pedro Sánchez a los independentistas.

A diferencia de Ciudadanos, el PP y Vox han cargado con dureza contra la nueva ley Trans y han anunciado que presentarán sendos recursos ante el Tribunal Constitucional. El portavoz del partido de extrema derecha, Iván Espinosa de los Moneros, aseguró que en una reciente comparecencia en el Congreso la ley es “ridícula, dañina y perversa” y “antihumana” y anunció que si gobiernan la derogarán, como otras muchas leyes que consideran “ideológicas” e impuestas por “un gobierno socialcomunista” . También su homóloga del PP, Cuca Gamarra, en esa ronda de comparecencia tras la Junta de Portavoces del Congreso, pidió a la vicepresidente primera, Carmen Calvo, y a los “sectores feministas del PSOE” que no se dejaran arrastrar por “minorías ideológicas radicales”. “No entendemos que, si hay una mayoría en el Congreso que no respaldamos la autodeterminación de género, el Consejo de Ministros apruebe un anteproyecto que va en esa dirección contraria”, lamentó.

Por el contrario, en el partido de Arrimadas, después de pasar por el mal trago de ser abucheados en la anterior convocatoria celebrada antes de la pandemia, mantiene posturas encontradas con estas dos formaciones. Villacís reconoció durante la marcha del Orgullo que Ciudadanos tiene “muchas concordancias” con la ley impulsada por el Gobierno aunque advirtió que su formación estará “al pie del cañón para garantizar la seguridad jurídica” de las personas que quieren “elegir libremente su género”. También Arrimadas avanzó su apoyo a la ley con un mensaje en su perfil de Twitter.

Aborto: Ciudadanos aboga por que lo mejor es no tocar la ley

Este apoyo a la ley Trans y a los colectivos LGTBI no es en el único asunto en el que Ciudadanos intenta desmarcarse de PP y Vox. En lo que respecta a la ley que regula el aborto, aprobada en 2010 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -la llamada 'ley de plazos'- , en la que se estipula que en las primeras 14 semanas de embarazo se puede abortar libremente, los de Arrimadas han preferido no adentrarse demasiado en este tema y dejarla tal y como está sin introducir la necesidad de cambios en sus sucesivos y posteriores programas electorales. El PP se opuso a ella y presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional, que sigue sin resolverse. Durante el mandato de Rajoy el Gobierno quiso introducir cambios para endurecer los requisitos, pero la división interna en el partido paralizó ese intento lo que dio lugar a la renuncia del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. A lo más que llegaron fue a prohibir que las menores de entre 16 y 17 años abortaran sin consentimiento paterno. Por su parte, Casado comenzó su liderazgo diciendo que “abortar no es un ”derecho“ y abogó por una vuelta a la ley de 1985, que despenalizaba el aborto solo en tres supuestos (grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la madre; embarazo como resultado de una violación; o por malformaciones o taras graves del feto). Posteriormente, suavizó ese planteamiento, asegurando que esperará a que el Constitucional se resuelva el recurso del PP y se pronuncie.

Vox mantiene una postura más drástica. Santiago Abascal ha dicho en repetidas ocasiones que si llega a gobernar derogará la actual ley del aborto. “Tu cuerpo es tuyo, pero el que llevas dentro, no”, ha llegado a afirmar el líder del partido de extrema derecha que entre las 100 medidas de su programa incluyeron la propuesta de suprimir en la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas ajenas a la salud, como el cambio de género o el aborto. La formación ultraderechista ha contado con la ayuda de la organización Hazte Oír en su campaña en contra del derecho a abortar.

Ciudadano de lo que sí ha hecho bandera ha sido de la regulación de la “gestación subrogada” -los llamados “vientres de alquiler”- dentro de su “feminismo liberal”. Ni el PP ni Vox - como tampoco la izquierda- están a favor de esas técnicas al considerar que se trata de “mercadear” con la maternidad y el cuerpo de las mujeres. No obstante, en el partido de Casado hay división. El portavoz en el Senado, Javier Maroto -que está casado con un hombre- , se mostró abierto a debatir la propuesta de Ciudadanos que fue impulsada por Albert Rivera y ahora ha recuperado Arrimadas. Pero la posición oficial del partido es contraria. Cuca Gamarra, ahora portavoz del Grupo Popular en el Congreso señaló antes de ostentar este cargo en una entrevista con la Agencia Servimedia que “no hace falta regular más sobre los vientres de alquiler en España”, donde “no es legal”. El PP no ha cambiado de opinión.

Dentro de ese “feminismo liberal”, Arrimadas sorprendió durante el acto de presentación de las propuesta electorales de Ciudadanos para las elecciones generales de abril de 2019, abogando por la legalización de la prostitución para “proteger a las trabajadoras y trabajadores sexuales” y “garantizarles sus derechos”, según explicó en la ahora líder del partido puso la gestación subrogada y la prostitución como ejemplo de “libertad” para las mujeres: “Allí donde podemos elegir más libertad, hay más feminismo”, sostuvo.

PP no desgrana ninguna medida sobre ese asunto en su programa aunque sus principales dirigentes se han mostrado en contra de legalizar la prostitución por tratarse de un sistema de “explotación” de las mujeres y han planteado su abolición. Vox en este terreno también se opone rotundamente a la legalización y aboga por la necesidad de que se erradique la trata de mujeres -algo en lo que todos los partidos coinciden- pero señalan la necesidad de que se realice la identificación, recuperación y reinserción de las víctimas, y que se las envíe de retorno a sus países de origen.

Eutanasia: Ciudadanos a favor, PP y Vox la recurren ante el Constitucional

Otro tema en el que Ciudadanos discrepa abiertamente con el PP y Vox es la eutanasia. Los de Arrimadas apoyan la ley que acaba de salir adelante en el Congreso aunque comenzaron apostando en un principio por una ley de muerte digna, una propuesta que llevó a debate en diciembre de 2018 y fue apoyada por la mayoría de la Cámara. La líder del partido ha dejado ahora clara su postura favorable a la regulación de la eutanasia pero añadiendo que es también necesaria una ley de cuidados paliativos, “que no es sustitutiva de ésta si no que son derechos complementarios”. “Creo en la dignidad a la hora de morir, por eso esto hay que garantizarlo y regularlo”, señaló. La diputada Sara Giménez dejó claro durante el reciente debate en el Congreso de la ley el apoyo de su grupo al señalar que supone “un avance muy importante en el derecho a decidir de los que sufren”.

El rechazo por parte del PP y Vox fue, sin embargo, frontal. Los de Casado la considera “innecesaria e injusta”. El portavoz popular, José Ignacio Echániz, aseguró que “no tiene apoyo social” y añadió: “La eutanasia no se solicita desde la autonomía, sino desde la dependencia y la fragilidad”. Por su parte, la diputada de extrema derecha, Lourdes Méndez, sentenció que la ley implanta “la cultura del descarte y de la muerte”. El propio Santiago Abascal la ha rebautizado así y la ha recurrido ante el Tribunal Constitucional. También el PP ha terminado recurriéndola ante el alto tribunal.

Violencia de Género: las piruetas para terminar apoyando la ley sin matices

Pero la madre de todas las batallas se ha centrado en la ley de violencia de Género. Aquí Ciudadanos vuelve a chocar con el PP y Vox. No obstante, ahora no quieren ni recordar que en el programa electoral que presentó Albert Rivera para las elecciones de 2015 y de 2016 se hablaba de violencia “intrafamiliar” y se pedía, como siempre ha mantenido Vox, tratar por igual a hombres y mujeres. Luego matizaron.

“En cuanto a la ley actual contra la violencia de género e intrafamiliar, en Ciudadanos pensamos que debe ser modificada para acabar con la asimetría penal por cuestión de sexo y la ineficacia de la propia ley”, rezaba la propuesta de entonces de Ciudadanos, eliminando de esta manera el agravante por “machismo”.

Ante el revuelo organizado, Rivera tuvo que salir al paso para asegurar que su partido “en ningún caso quería reducir las penas de los maltratadores”, sino su objetivo era lograr, eliminando la ley de discriminación positiva, “que se agravasen las penas de cualquier violencia doméstica al mismo nivel, tanto de hombres hacia mujeres, como de mujeres a hombres, de padres a niños o de un hombre a su compañero gay”.

Ahora la formación de Arrimadas tiene nítido el apoyo a la ley contra esta lacra y se ha unido al resto de los partidos frente al negacionismo de Vox en donde aseguran que su propósito es “proteger de forma inequívoca la integridad de la familia y de todos sus miembros: los hijos, abuelos, parejas -sean heterosexuales u homosexuales-, y hermanos, poniendo coto a las agresiones que puedan producirse”. La formación de Abascal ha hecho casus belli de este asunto y se ha enfrentado a todo el Parlamento, negándose a apoyar incluso declaraciones institucionales cuando ha habido asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas.

El 23 de febrero del año pasado durante el debate de una iniciativa de Vox encaminada a sustituir la actual ley de Violencia de Género por otra Ley Integral de Violencia Intrafamiliar, la diputada Carla Toscano desgranó todas las consigna tradicionales del partido de extrema derecha contra el “feminismo radical” que a juicio de Vox practica este Gobierno, insistiendo en se producen muchas “denuncias falsas”, lo que “criminaliza al hombre”.

El PP no llega tan lejos como Vox pero tampoco muestra entusiasmo por la ley. Pero el propio Casado se refirió a la “violencia doméstica” cuando su partido estaba plenas negociación con Vox para el acuerdo de investidura de Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta de Andalucía. A finales de abril del año pasado, el partido de Casado incluso se sumó al de Abascal en su negativa a apoyar la convalidación del Decreto-Ley de medidas urgentes en materia de protección y asistencia a las víctimas de violencia de género ante la crisis del coronavirus. Optaron por la abstención.